PROMETIDA AL NACER (COMPLETA) romance Capítulo 55

Dos años después…

Hoy es el día de mi cumpleaños, cumplo veinte y estoy muy ilusionado, las cosas han cambiado, mi padre está siempre conmigo y me ha enseñado muchas cosas, mi abuelo se ha encargado de la parte de la magia, Evans y yo no hemos vuelto a discutir desde que Gabriela salió de nuestras vidas pero hay una persona a la que echo mucho de menos, mi tía Rose, hace dos años que se fue de casa y no sé porque, llevo dos años sin verla y me gustaría que estuviera hoy.

-mamá, ¿quiero ver a mi tía Rose?, siempre me he preguntado porque se fue- le digo a mi madre.

-hijo, nunca te dijimos nada porque eras pequeño pero ya es hora de que sepas la verdad, tu padre no acepta la relación de tu tía con Carlos, por eso ella se fue…hace tanto tiempo, yo también la echo de menos- me dice.

-entonces la buscaré y vendrá a mi cumpleaños quiera o no mi padre- le dije.

-esta es la dirección, espero que lo consigas, ten cuidado- asiento con la cabeza y salgo de mi casa.

Un rato después estoy en frente de la casa, toco la puerta y una chica muy guapa la abre.

-Hola, perdona que moleste, quisiera saber si aquí vive Rose- le digo y ella me mira confusa.

-sí, aquí vive, ¿Quién la busca?- pregunta ella.

-soy Jhon su sobrino- ella abre los ojos sorprendida.

-no puede ser, si solo han pasado dos años como has crecido tanto, pareces de veinte- me dice, me quedo pensativo.

-de hecho hoy es mi cumpleaños número veinte, parece que me conoces, ¿Quién eres?- le pregunto.

-¿no me recuerdas?, soy Gabriela- me dice, estaba tan cambiada que no la he reconocido.

-estás muy cambiada, lo siento, no te había reconocido- ella sonríe con esa sonrisa hermosa, saber que es ella me trae recuerdos.

-pasa por favor, ¿Cómo has crecido tanto?- me dice entrando dentro de la casa.

-bueno, soy híbrido, aunque pasen dos años para mí es como si pasaran diez pero tranquila no seguiré creciendo, todo tiene un límite- le digo y ella ríe.

-espera aquí, voy a buscar a tu tía, me alegra verte- me dice y desaparece por un pasillo.

Al momento oigo pasos acelerados.

-Jhon, estás aquí…pero cuanto has crecido, estas hecho un hombre- me dice abrazándome

-Hola tía Rose, te echaba de menos, hoy es mi cumpleaños y quiero que estés allí- le digo y ella se pone triste.

-lo siento cariño, no puedo ir, me encantaría estar con todos pero no puedo- me dice y se separa de mi.

-tía sé que papa y tú discutieron pero ¿no crees que ha pasado tiempo para que lo arregléis?- le digo y ella duda.

-no creo que tu padre haya cambiado de parecer si no hubiera venido en todo este tiempo-

-sabes que él es orgulloso, porque no das tú el paso- le digo y parece que se lo piensa.

-bueno… puede que vaya un rato, echo de menos a tu madre…-

-ella también y mi padre seguro que también pero no lo admite, es muy testarudo- le digo y se ríe.

-te veo en casa tía, espero tu visita- le digo y salgo del comedor.

Cuando salgo por la puerta la voz de Gabriela me detiene.

-espera, feliz cumpleaños… podríamos quedar un día, hace tiempo que no nos vemos- me dice, tiene razón, hace tanto tiempo.

-las he invitado yo, es mi tía y tiene derecho a estar aquí- le digo, el suspira, parece nervioso y sorprendido.

-Hola… Damián- dice mi tía.

-Hola- dice mi padre, la cosa está tensa entre los dos.

-¿Gabriela quieres tomar algo?- le pregunto para que nos vayamos, ellos deben de tener muchas cosas de que hablar.

-sí, gracias- dice ella y la agarro de la mano.

Agarro dos copas que llevaba un camarero y salimos al jardín, no parece haber nadie.

-puff, se palpaba la tensión en el ambiente- dice ella y yo asiento con la cabeza.

-ellos tienen asuntos que arreglar por eso es mejor dejarlos solos- le digo y nos sentamos en un banco.

-¿porque no me habías dicho que venías?- le pregunto curioso.

-quería darte una sorpresa, además fue idea de Rose- dice sonriendo, bebo un poco de la copa y ella hace lo mismo.

-te he traído un regalo- me dice dándome una pequeña caja.

-no tenías porque pero gracias- abro la caja y hay un collar con una luna que cuelga.

-esté es el símbolo de nuestra manada, es para que te proteja y me recuerdes- me dice y me ayuda a ponérmelo.

Su cara está cerca de la mía y mi boca comienza a secarse, noto los latidos del corazón en mi oído, cuando noto que se aparta lo impido, atraigo su rostro más cerca y nos miramos por unos segundos, mi boca se acerca a la suya y siento un cosquilleo que me recorre todo el cuerpo, ella cierra sus hermosos ojos y yo hago lo mismo, nuestros labios chocan y noto la calidez que desprenden.

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