Secretos de Lobos. romance Capítulo 22

                               Narra Karim.

A quien le miento, esta mujer me seduce de todas las maneras posibles, incluso con su arrebato, me enamora, la quiero; hoy cumpliré con mi propósito, no tendré miedo de nada, que pase lo que tenga que pasar.

Ella ahora respira entre mis brazos agitadamente y puedo oler su excitación, ver la manera en la que se muerde el labio inferior, creyendo que no puedo ver sus acciones, pero lo disfruto mucho más así porque no se limita.

—No tengo por qué motivar a nadie para dormir, eres un adulto y si necesitas que te lea cuento para lograr conciliar el sueño, déjame decirte que soy muy mala con eso—, trató de apartarse de mí, y la apreté más dejando que Zilo emitiera un gutural gruñido, está furioso aún porque Charlotte lo ofendió al tratar de pegarle para defender a Morán, nuestro orgullo está más que pisoteado por esta humana tonta que no sabe dónde dice peligro, pero claro qué sabrá ella de nada si su mayor peligro en realidad soy yo.

—Vamos a adelantar el proceso, primero el sexo para tener a nuestro hijo y luego el cortejo—, me estoy burlando de ella porque no tengo planes de llevarla a ningún lado y menos comprar ramos de flores, eso no lo he hecho ni siquiera con la mujer que verdaderamente quise y menos lo haré con ella solo para meterme entre sus piernas.

—Tendrás que bajar esa enorme erección que siento rozar mi vientre con tus grandes manos, — vuelve a forcejear para alejarse, —no soy un hueso fácil de roer y no es que no haya follado con varios hombres, claro que sí, pero tampoco le bajaré la calentura a un presumido que me quiere ordenar que hacer, aprovechando mi situación, — levanté el dedo para señalarla molesto al escuchar cómo esta mujer habla de sus vivencias con tanta facilidad. Ella pareció ver el reflejo de mi dedo porque lo agarró y lo llevó a su boca, y con suavidad lo chupo.

—Quien te entiende mujer— dije en un jadeo, de pura excitación.

—Ahora suéltame, hay tienes más que una estimulación para entrar a ese baño y masturbarte, ve que tengo sueño—, mentía, lo que sucede es que esta mujer orgullosa no da su brazo a torcer.

—Ya después de mostrarme la estimulación que puede ofrecerme tu boca, no me conformaré con tan solo fa celarme—, Charlotte, parpadeo, sus enormes ojos se abrieron de par en par, se sonrió y con su ágil lengua humedeció los labios, esos que para mí son tan dulces como la miel, pero después de ese momento dio un respingo. Enarqué una ceja y ella sonrió ladina, vi en su mirada la intención de dejarme duro, y claro que no se lo iba a permitir.

                              Narrador.

Otro trueno volvió a provocar que Charlotte temblara, y se abrazara con fuerza al gran cuerpo de Karim, mientras temblaba, y él activó sus glándulas aromáticas para calmarla, era la primera vez que lo hacía con ese propósito. Ella respondió profundo el aroma masculino con unas notas de cedro que siempre seguía a Karim por donde quiera que fuese, pero así de cerca, a Charlotte, le pareció que es más intenso, más poderoso y embriagador.

—Estoy aquí—, la rodeó más con sus brazos, haciéndola sentir segura, alzando su delicado cuerpo para cargarla, Charlotte dejó de pensar o de oponerse a ella misma, se apoyó en su hombro, metiendo la cabeza en el hueco de su cuello de donde salía con más intensidad el aroma y cerró los ojos, mientras que él frotó su espalda y con esa misma mano minutos después le acariciaba el pelo.

—No pasa nada— le susurró Karim acercándose a la cama, esa que muy pocas veces podía sentir, ya que suponía que acostarse a mirar el techo era algo tedioso.

—Ya estoy mejor—le dijo ella, a punto de bajar de su cuerpo, sintiendo molestia consigo misma por mostrar esa debilidad, en cambio, él no la soltó, sino que la aferró más a él, y le acariciaba la línea del brazo izquierdo antes de entrelazar los dedos con los suyos, viendo como esa pequeña y suave mano se sentía tan bien entre la suya.

Una poderosa sensación de pertenencia, de saberse anclada a ese hombre, se apoderó de ella.

«Me estaré volviendo loca, no le puedo pertenecer» se quiso convencer, pero su anatomía tenía otra respuesta distinta.

Su preocupación por ella la dejó sin respiración y la atracción que hasta entonces había sentido creció de pronto en su interior. Se sentía vulnerable, pero sabía que lo mejor era no tontear con él, ni recordarle que estaban en su cama y que ella solo llevaba un camisón ligero.

El calor que desprendía el cuerpo de Karim traspasó la tela fina y Charlotte lo sentía como suyo, y jadeo porque causaba estragos desconocidos en ella.

—Hagamos el amor y mañana volveremos a ser Karim y Charlotte, actuaremos como si nada sucedió entre nosotros—, las suaves curvas de los labios de Karim se convirtieron en una sonrisa de oreja a oreja.

—Me parece muy buen trato— le susurró deslizando una mano por su ya erizada nuca y posó sus labios sobre los de ella.

El calor fue instantáneo, una corriente que se extendió por su cuerpo hasta los dedos de los pies. Cerró los ojos y se dejó llevar hasta que de repente él se giró, poniéndola debajo, pero sin aplastar su cuerpo, sino que con ambos codos se aguantaba.

—Tomarte será la parte más sencilla —le dijo Karim a escasos centímetros de sus labios—. Fingir que no pasó nada, será difícil—, ella le iba a decir algo, pero él no la dejó, — aunque estoy dispuesto a intentarlo

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