Secretos de Lobos. romance Capítulo 23

                                Narrador.

¡Maldición! Exclamó Karim y Charlotte no pudo definir debido a que él decía tal palabrota, y miró como él se apartó.

— Están tocando la puerta— le dijo y ella se quedó lela, como en blanco, viendo como él se alejó a tomar una toalla con la cual cubrió de su cintura hacia abajo.

—Yo no he escuchado nada— aludió un poco incómoda, puesto que pensó que nuevamente esa era una excusa con la que Karim la estaba despreciando como tantas veces lo hacía.

— Sí. No miento han tocado y necesito ir, vendré de una vez, no te muevas—, la dura erección en él palpitaba muy rápido, todos esos años en abstinencia y ahora Saima estaba interrumpiendo su mejor momento, por su aroma sabía que se trataba de ella, pero lo que más lo enfureció fue, entender que ella quería detener que él estuviera con Charlotte porque era fácil para ella utilizar el link.

—¿Abrirás así?, — Charlotte, con las puntas de los dedos de su pie, le tocó la mega casa de campaña que se creaba con la toalla y él miró su hombría y sonrió lascivo.

—Es eso o no hacerlo—, se acercó a ella y le robó un beso rápido, sin tomarle el gusto a sus labios, porque si lo hacía Saima se secaría esperando por él en esa puerta.

— Pues, no lo haga, mañana dices que dormías— propuso Charlotte mordiendo su labio inferior con las piernas abiertas, el pelo esparcido en su espalda y un tiro a un costado de su brazo, siendo esa la imagen más sexi que Karim puede tener, ni siquiera su antigua luna era tan seductora como Charlotte, incluso se permitió imaginar teniéndola siempre como su mujer; de lo que podría disfrutar con esa fiera en una cama, y eso no le ayudó en nada porque su miembro se endureció más tomando un tamaño subliminal.

—Espérame—, su voz sonó cargada de excitación y tan ronca que a ella la hizo mojar más.

La miró, aún parado en la puerta, le costaba alejarse; no obstante, Saima estaba tocando con insistencia la puerta, toques que Charlotte le costaba escuchar con su percepción de humana. Eso Karim lo sabía, de modo que no dejó a Saima entrar, quien claro, sabía por qué su alfa no la dejaba pasar adentro de la habitación. Puesto que ella iba a dialogar con él, aprovechando que las humanas dormían y no estarían de curiosas, pero se asombró al sentir en el pasillo el aroma reciente de Charlotte, y rabió más tras pensar que Karim se estaba desviando su propósito al perder su norte con esa humana, que para ella no es agradable.

—¿Qué quieres a esta hora?, Saima— le preguntó frustrado por haber interrumpido.

— Mi alfa, aún me cuesta entender que sucede, porque siento que está humana de alguna manera es distinta a las demás, para ti— ella no pudo guardar para sí misma su indignación.

—Saima sabes que en ti veo a una madre y te responderé por el respeto que te guardo, esa humana es distinta porque será la que podrá darme un hijo, ese que tanto tú que eres parte de mi pueblo me ha exigido por siglos—, respondió algo agotado, le estaba molestando que cuestionen su proceder incluso se abstuvo de no gritarle que él es su alfa y que no le debe explicación a ella ni a nadie, pero, se limitó, en parte ella tenía razón, estaba creando lazos con Charlotte que debía cortar y no dejar que lo suyo con ella fuera más que sexo, porque de todos modos sufrirá a la larga.

—Aun así, mi alfa creo que como ella pueden aparecer millones de mujeres, incluso podría embarazar a una de las humanas que ya tienes, solo haciendo que un doctor le inyecte su esperma, no sé por qué se niega, sería mucho más fácil de ese modo. Recuerde que los humanos no lo verán mal, puesto que se admite la reproducción asistida siempre y cuando esta sea realizada entre los cónyuges legítimos. La inseminación artificial, la fecundación in vitro y otras técnicas de reproducción asistida, están permitidas para realizar —, Karim exhaló luego de escuchar tal cosa, no era la primera vez que le habían hecho tal sugerencia y él se negaba, porque le parecía más aberrante que hacer él por sus propios medios a su hijo, inclusive sentía que haciendo algo de ese modo, se sentiría más culpable al final.

—Lo esperé de todos, menos de ti, me quieres humillar, pretendes hacerme sentir fracasado como hombre, buscas que cada vez que vea el rostro de mi cachorro piense que no tuve la capacidad de hacerlo porque hasta para sacar el espermatozoide de mis pelotas tenga que ser por medio de una extracción porque no sentiré deseo al masturbarme, al menos con Charlotte no necesito de mucho esfuerzo para lograrlo—, era la primera vez que le hablaba tan abiertamente a su suegra o le reclamaba con tanto enojo.

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