Secretos de Lobos. romance Capítulo 28

                                         Narrador.

Como siempre con su carácter salvaje, Charlotte salió fuera de la casa, pero no hacia el jardín, sino por la entrada principal, celebrando su triunfo tras poder tomar una llave de una de las camionetas y desde adentro con el control remoto le quitó la seguridad, creando un leve sonido que hizo que los guardias en la entrada se mirasen uno con otro, puesto que su alfa no ha informado ninguna salida mediante el link.

—¿A dónde va?, señora—indagó uno a Charlotte cuando la vio caminar pasando de ellos, y aunque miro su rara vestimenta, no le prestó atención, en cambio, el otro se rió quedamente por lo cómica que le parecía la humana rebelde de su líder.

#Está humana, está mucho más loca de lo que pensábamos, mira lo que lleva en su cabeza# no evitó bajar la mirada para hablar con su compañero mediante la conexión de lobos que comparten.

Luego de oír la pregunta de ese hombre que Charlotte miró con recelo, imaginándose que también es lobo, alzó las cejas y frunció los labios.  —Debo decirles para donde voy, aquí también los guardias de seguridad ejercen la labor de esposo controlador— le reclamó irritada y siguió su camino, sin esperar respuesta.

#Dejala ir, estoy seguro de que no sabe ni cómo se enciende el motor del coche# le dijo uno al otro olvidando que Charlotte no es como las demás mujeres, ya que al saber que las otras no saben hacer nada por su cuenta la consideran ser igual.

#Tienes razón, no saldrá del jardín, para qué nos molestamos. Esa humana es sofocante, ojalá nuestro alfa complete rápido su cometido, me gustaría volver a la manada, mi familia me espera y cuidar a esta mujer se me hace tedioso# se quejó con su compañero.

No obstante, en el momento que sus oídos lobunos percibieron el encendido del motor, intentaron correr hacia Charlotte con el fin de bajarla de la camioneta, sin embargo, ella ya la había puesto en marcha, arrancando a una velocidad que lo dejó muy preocupado y como los portones de la entrada tienen sensores eléctricos que se abren por sí solo, para Charlotte no fue difícil salir, llegó a creer que Karim manipulaba esos portones desde adentro.

—Vamos a ver si no vas a salir Karim— dijo triunfante, cuando se vio fuera de la casa y aunque no sabía hacia dónde salir, puso el GPS para qué la guiará al parque más cercano.

—¿Qué hacemos? —le preguntó un lobo a otro mirando que habían perdido la posibilidad de detener a Charlotte.

—Debes decirle al alfa que ella se escapó.

—¿Y por qué debo ser yo quien le diga? — inquirió algo preocupado.

—Porque tú fuiste el que dijo que ella no lograría encender el motor, así que tienes la responsabilidad de cargar con la culpa—, el lobo se pasó la mano por el rostro, sintiendo frustración, puesto que olvidó por completo que esa humana necia tiene costumbres y aprendizaje diferentes a las demás esposas, que debió tratarla como a una loba dominante y no como a una humana.

#Mi señor, su cuarta esposa, ha salido# informó mediante el link y Karim que estaba revisando un nuevo proyecto de su empresa, soltó todo.

#Como dejaron que una simple mujer se le escapara, ni siquiera los humanos son tan patéticos# le abochornó con dureza de alfa, los gruñidos de su rey los hicieron temblar, ya que los dos podían escuchar todo al mismo tiempo.

—Esposo, mira qué te parece, este vestido lo voy a usar..., —dijo Nazia mostrando un vestido que desde luego Karim ni miro cuando iba atravesando el salón y la mujer miró a las otras dos esposas que estaban junto a ella, se sintió avergonzada, le mostraba el vestido a su esposo porque sentía que mostraba mucha piel, ya que las mangas eran muy diminutas y quería obtener su permiso.

—Alfa, nosotros no creíamos que ella fuera a irse, además no vestía apropiadamente— dijo un lobo mostrándose asustado tras pensar que serían castigados por su error y Karim resopló, alejando la furia que emergía de él, diciéndose a sí mismo que Charlotte no solo burló a dos de sus mejores guerreros, sino que a él también a pesar de sus poderes únicos.

—Traigan una camioneta y dejen de dar explicaciones que no son de utilidad, ahora— rugió con voz de alfa.

El temor de que Kasul pueda seguir el rastro de Charlotte lo invadió, puesto que no sabe si su hermano se mantiene vigilante ahora que ha dicho interesarle la humana. Pero no solo le mortificaba Kasul sino el hecho de que recordó que Charlotte estaba vestida con ropa suya, las cuales tienen impregnado su aroma de macho alfa que cualquier criatura reconocería por el aura que contiene su fuerte aroma, en ese lugar hay todo tipo de seres que se mezclan entre los humanos, aunque a los que más les teme es a los vampiros, demonios y brujos que harían lo que fuera por hacerle daño a pesar de saber que no muere.

—Debería simplemente acabar con esto y darle prioridad a mi especie, estoy mandando al retrete en días un plan de miles de años solo porque la quiero— habló consigo mismo manejado por el enfado, mientras manejaba manteniendo los cristales de la camioneta a medio subir, ya que de esa manera podría seguir su rastro, se guiaba del aroma.

#Que no se te ocurra lastimarla, o si no me ausentaré como lo hice# amenazó el lobo en un gruñido, # mi humana le ha dado emoción a nuestra patética y aburrida vida# dijo nuevamente ahora dejando escapar varios ronroneos.

#Zilo, seremos la vergüenza de todos los alfas a los cuales gobernamos cuando se enteren de que nos enamoramos de una humana en la primera cogida, si es que a eso tan vano y simple se le puede nombrar de esa manera#

Aun Karim lleno de furia no podía pensar con claridad en lo que estaba diciendo# la voy a castigar he sido demasiado indulgente con ella ya está bueno de ser dulce#

#Me da lo mismo lo que piensen los demás lobos, somos reyes, solo le arrancaré la cabeza y listo, pero te advierto humano, si mi humana sufre te verás sin lobo, quien sabe durante cuantos milenios, tú eliges# Zilo cortó la conexión entre ambos dejando a Karim riendo con ironía. Ahora no solo tenía que luchar con una mujer inmadura que parecía disfrutar de hacerlo ver patético, sino que su lobo adoraba sus niñerías porque eso le parece emocionante.

—Ahora parezco sabueso, rastreador—, volvió a decir sarcástico cuando olfateaba el aire, distinguiendo entre tantos olores el mismo suyo mezclado al de Charlotte.

                                               Narra Charlotte. 

—Aún me cuesta adaptarme a este lugar—, manifesté al creerme perdida, pero al llegar al sitio que elegí, respiré calmada.

Es un área verde donde hay varias personas, incluidas mujeres, claro, con hombre cuidando de ellas como si fueran a robarlas, o ellas a escapar, pero claro, quien no quisiera huir de estos tipos de vidas donde, uno hasta para comer deba ser supervisado como si nosotras más que personas fuéramos, objetos manipulables.

Caminé con libertad y con la frente muy en alto, aunque no sé si seré descubierta por alguien que se fije mucho en la forma de mi rostro o caminar; no obstante, son tan ignorantes que, por andar con ropa de hombre, no me prestan la atención necesaria. Me senté en una banqueta mirando todo a mi alrededor tan diferente a lo que estaba acostumbrada a ver.

Los parques: siendo transcurridos por personas, sin importar género, edad o clase social, aquí no veo a dos amigas sentarse a dialogar, más bien veo a mujeres que se miran con aborrecimiento, lo cual me deja ver que deben ser esposas de un mismo hombre. Los niños juegan mientras las niñas miran sentadas al lado de sus madres.

—Será que ahora está es la forma en la que debo vivir, y si él no me deja entrar a ese mundo extraño que parece tener—, solté un bufido al aire, sin saber qué pensar o que querer, la ansiedad por no querer aceptar esto me hace sentir más frustrada.

—Y si Karim no viene por mí como pensé, de seguro la camioneta tiene un rastreador—, parezco poco cuerda hablando sola, pero esto de no conocerlo me incomoda porque al menos debería saber y conocer con claridad la persona con quien se supone que pasaré toda una vida, y sobre todo creerle que no estará con las otras esposas cuando se canse de mí.

—Charlotte—, llaman a mi espalda con voz gruesa y reconozco que se trata de él, tal parece que no me salió mal el plan, así que sonríe y lo mire.

—Ningún Charlotte, yo soy Charles, no olvides, que cuando ando vestidas de hombre debes llamarme Charles, si no quieres que sigan hablando mal de mí y eso te afecte a ti—, se nota furioso, me mira con cara de querer asesinarme y enterrar mi cadáver en lo más profundo de la tierra.

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