Secretos de Lobos. romance Capítulo 33

                                                Narrador.

Fátima está que echaba humo por todos los orificios de su cuerpo, el enfado que sintió cuando Karim eligió a Charlotte ir en el lugar que consideraba suyo era enorme y Adub, que le tocaba ir con ella y con Nazia no aguantaba oler sus emociones negativas.

—Esa mujer debe salir de nuestras vidas, — le secreteó al oído a Nazia creyendo no ser escuchada, mientras Nazia miraba a Adub, quien no paraba de verle por el retrovisor.

—Creo que lo mejor será dejarla tranquila, mira que no le hemos hecho para nada agradable su estadía en casa y nuestro esposo parece quererla así que de nada sirve intentar deshacerse de ella— le respondió la tercera esposa ya convencida de que no hay posibilidades para ellas junto a Karim. Fue la primera en comprender que ya el tiempo a su lado era bastante como para que alguna de ellas después de tanto insistir pudiera obtener al menos una noche con él, cosa que Charlotte logró en días.

—Ella no era pura, vi como esa mañana que ella durmió con él, Farzana saco las colchas sucias y no había rastro de su inocencia, si hacemos que eso se investigue su familia deberá cargar con ella.

—Estás haciendo suposiciones, por qué de ser cierto nuestro esposo se habría encargado él mismo de llevarla de regreso a su casa, sabes que es inaudito que una mujer no sea casta, la familia la revisa antes de entregarla al esposo— la contradijo la tercera esposa.

—¿Qué?, ahora estás de su lado, mejor ni te hablo, se lo diré a Shacia ella si hará algo al respecto—respondió de mala gana Fátima, arrastrándose al otro extremo del asiento para mirar en silencio por la ventanilla y Adub le regaló a Nazia una media sonrisa, aunque ella no supo por qué y desvió la mirada porque sintió que sin darse cuenta estaba coqueteando con el hombre que piensa su cuñado, y el temor de ser condenada por adúltera empañó su mente.

No obstante, en el otro coche, Saima también estaba muy incómoda y decidió hablar con Mohamed con el fin de persuadirlo.

—Tengo días que no voy a la manada, me he quedado junto a nuestro alfa para controlar a esa mujer que no entiende de razones—, empezó con suavidad a regar lentamente su veneno y como Mohamed la conoce sonrió sin opinar nada, aunque luego de pensarlo le contestó.

—Está todo muy bien por allá, pero los cachorros estarán encantados de que usted volviera a impartir clases de música en la escuela—, ella puso cara de no gustarle el pedido del beta. A Mohamed le estaba costando encontrar un profesor de música, ya que los lobos no son muy aficionados y los pocos que saben respecto al tema estaban impartiendo la enseñanza en otras manadas. Karim, quería que su pueblo aprendiera de todo, sin límite y que al final cada quien elija lo que quiere ser, puesto que no solo se trata de guerreros y sirvientes, sino que son una especie que pueden tenerlo todo como cualquier humano.

—Prometí a mi hija no apartarme de Karim, siempre lo seguiré donde vaya, y hasta que él no regrese a la manada con el cachorro que yo criare como si se tratara de mi nieto, le recomiendo que busque a alguien más que cumpla con esa labor—, Mohamed quiso reír con sonoras carcajadas, esa mujer tenía la desfachatez de tirar semejante mentira cuando Mirza nunca se preocupó por nadie más que por sí misma, y sabe que nunca habría pedido algo así, pero decidió guardarse su opinión y reír internamente. Pues lo de criar el cachorro eso, lo veía llegar, ya que, si Charlotte muere, una mujer debe encargarse de cuidarlo mientras a Karim se le pase el aburrimiento que por seguro tendrá cuando ese momento llegue.

(....)

Los tres vehículos llegaron a la gran mansión del jeque, y cuando Nazia bajó se enredó con sus propios pies y Adub corrió a socorrerla, evitando que cayera de bruces en el piso, dejando a Karim impresionado porque nunca lo vio preocuparse por nadie, entonces recordó las palabras dichas dentro de la biblioteca, pero no dijo nada, sino que entraron siendo escoltados por un hombre que trabaja en el personal de servicio.

—Parte de su familia ha llegado hace un momento señor Rashid— le comunicó a Karim el mismo hombre que los guiaba a su mesa designada y cuando llegaron se quedó incrédulo cuando vio el descaro que tiene la familia de Shacia en asistir a la fiesta usando estrategias.

—Él ayudó a sus esposas una por una a sentarse en los lugares elegidos por el mismo, poniendo a Shacia a su izquierda y a Charlotte a su derecha, luego las demás, aunque no en orden apropiado según sus enumeraciones, ya que temía a que Charlotte fuera a cometer una imprudencia y tenerla cerca era la mejor manera de controlarla.

—Yerno debes poner a la segunda esposa en el lugar que está ocupando la cuarta— le sugirió Rafig el padre de Shacia que había ido allí para ver cómo la sociedad con sus comentarios obliga a Karim a salir de Charlotte.

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