Secretos de Lobos. romance Capítulo 35

                                            Narra Charlotte.

Mi garganta se secó cuando lo vi a los ojos y una vocecita dentro de mí no paraba de preguntar si en verdad este es Karim, ese hombre que se muestra tan rígido queriendo ser el más perfecto de la sociedad, quién me acaba de recriminar que estamos en un lugar privado, pero que ahora me mira con un hambre voraz. Su mirada no se aparta de mis labios y mucho menos la mía de los suyos, con este hombre no me aburriría nunca dentro de este mundo para nada fácil; sin embargo, tengo que tener pendiente que no es solo mío, como quiero, sino que debo compartirlo. 

Sin esperarme, una de sus manos fue a parar a mi cuello como una amenaza tal vez, me impedía deshacerme, a medida que recorría con su dedo índice mi labio inferior, jadeando sobre mi rostro. 

—Eres imposible, eres mi imposible, ¿qué hago contigo?, me cuesta hacerme a la idea de perder—susurró y no comprendía nada solo veía el fuego en su mirada, como algo dentro me reclamaba besarlo. 

—Pues me encanta serlo Karim, déjame ser tu único imposible— le respondí de igual modo, sintiendo como la piel se me erizaba y como mi corazón latía como caballo en plena carrera siendo azotado por su jinete. 

Si alguien nos viese desde fuera, creyera que esto es un acto de violencia, pero no es así, se trata de un acto de desesperación provocado por la pasión. Sus dedos quemaban sobre mi piel, no soy la única que siente esta atracción infernal, él también parece sentirla, sin embargo, tiene más control, como si supiera cuándo poner un stop. 

En mí solo está ese deseo de seducirlo, que sea mío, y por supuesto descubrir todo lo que esconde de mí, mientras aseguro la estabilidad de mi familia. Ya es momento de apreciar lo que elegí y nadie cambiará esto por mí, si no lo hago yo misma. 

 Buscaba sus ojos, pero él me miraba la boca y me metió el dedo entre los labios, respondí mordiéndole levemente. Entonces él aflojó su agarre y pegó su frente a la mía, con los ojos cerrados, y sólo oíamos el sonido de nuestras sibilancias, hasta que él habló.  

—Dime que te quedarás a mi lado —, parecía que me ordenaba en un susurro. O tal vez me rogó, no sé, no supe interpretarlo, puesto que el imperativo tenía también un tono de súplica. 

Y yo no dudé en decirle— no tengo tal plan, tampoco me dejarías hacerlo.  

—Tienes razón, pero dime que no volveremos a pelear. —Bueno…, es que no me gusta mentir… —solté, oscilando entre la sinceridad y la broma.  

Mientras él rió sobre mis labios, —no dejas de ser mi imposible.  

—Si lo dejo de ser, no sería Charlotte—, él lamió mis labios, de manera provocativa con su lengua haciéndome jadear.  

—Tienes toda la razón.  

No tenía idea de que había cambiado la situación, pero en este momento no me interesa otra cosa que no sea este beso que nos estábamos dando. Karim me comió la boca de un modo voraz, necesitado e imperioso. Su lengua jugueteó con la mía, aunque no de forma tierna sino salvaje, mientras sus manos apretaban mis caderas con fuerza casi levantándome del piso con tanta ligereza, mientras mis manos rodeaban su cuello, y mis labios se perdían en su boca; creí que la pared tras nosotros caería. 

                                            Narrador. 

Karim no pudo controlarse, y le metió la mano por debajo de la falda del vestido, en cambio, ella, contuvo el aliento cuando sintió los dedos recorriendo la cara interna de sus muslos. Cerró los ojos, deleitada, mientras un delicioso escozor de anticipación la recorría. Deseaba esos dedos dentro de ella… Con desesperación, los deseaba. Y los tuvo, o al menos tuvo uno, pero no donde esperaba, de modo que dio un respingo cuando la tocó allí… —¿Qué… haces? —jadeó. 

 —Torturarte un poco —contestó él, con voz ronca—. Verás, no tengo muy claro el origen de esta tregua, te conozco tanto que diría que juegas conmigo, pero no quiero arruinarlo preguntando. Sin embargo, aún no olvido todo lo que me hizo pasar Charles y parece que soy un poco rencoroso y esta es una manera de hacerte pagar…, —Charlotte gimió, tanto de excitación como de emoción, (le agrada ese juego) 

 —Pues, no está resultando… Es más, podría decirte que has fallado en tu propósito, porque este castigo me gusta…, mucho—, Karim giró el dedo y presionó.  

—¿Te sigue gustando? —, otro dedo unido al que ya estaba fue suficiente como para que se lo pensara y arrugara el rostro, pero solo por un instante, porque el placer hizo que el dolor se alejara.  

—Si me estás castigando de esta manera es porque logro provocar lo que las demás no —susurró ella, removiéndose era tan evidente lo mucho que le gustaba lo que le hacía. Lo provocaba, y un gruñido que él no contuvo ni quiso detener la hizo sonreír.  

—Abre la boca—pidió Karim con voz autoritaria y Charlotte hizo un mohín, no le gustaba ese tono, pero el momento le parecía excitante, incluso saber que podrían ser encontrados le daba paso a su morbo, y la adrenalina que se instaló en ambos, los tenía al límite.  

Ligeramente, ella abrió la boca y él la hizo morder su propia braguita, — ¡quieta! —, advirtió pegando suavemente sobre el dorso de su mano cuando se la iba a quitar para preguntarle qué porque tapaba su boca, no obstante, no hubo la necesidad de preguntar por qué él le dijo: 

—Eres muy ruidosa—, Charlotte abrió los ojos con intención de empezar a discutir y él sonrió— ya ves, quieres empezar, vamos a hacer esto rápido.  

Karim se pasó la mano por la cabeza, —mira lo que me provocas hacer, nunca he sido tan descontrolado— susurró dejando un beso tras su oreja.  

Lamiendo con mucha suavidad esa parte mientras ella cerraba los ojos, sin prestarle importancia a sentir que algo filoso se rozaba en su piel sin cortarla, eso solo la calentó, más la manera en la que él apretaba sus pechos sobre la tela de esa molesta chaqueta.  

Mordiendo la tela en su boca echaba la cabeza hacia atrás y cerraba los ojos, entonces sintió como él dejó de atacar su cuello para agacharse, —ábrete para mí— le dio unos toques entre ambas piernas con una mano, sintiendo como Zilo insistía en tomar el control, (era una lucha fuerte)

#Controlate lobo, puedo detenerme y entonces ni tú ni yo# le advirtió y el lobo gruñó.  

#Alfa, ya se está notando su ausencia# le habló Mohamed cuando sintió la oportunidad de interrumpir.  

#¡Joder!, eres mi padre sirve de entretenimiento, pregúntale al viejo sobre su negocio# 

Luego de haber cerrado el link levantó hasta la cintura la chaqueta tipo vestido que tiene Charlotte y empezó besando su ombligo, con rapidez fue bajando y metió la cabeza entre sus piernas explorando sin detenerse cada centímetro de su vagina; absorbió el aroma de su excitación y pasó la lengua por su hendidura de arriba abajo lamiendo la humedad concentrada. Podría quedarse horas y horas lamiendo entre esos pliegues, sin embargo, necesitaba volver.  

Charlotte arqueaba la espalda, y los gemidos ahogados se quedaban atrapados dentro de su boca, y su respiración era más acelerada, pues sentía que le faltaba aire. Unas cuantas succionadas a su clítoris y ella se sintió volar cuando llegó su orgasmo haciendo que su feminidad expulsara un fluido caliente que Karim succiono sin detenerse, saboreando como se disfruta de un glorioso manjar. 

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