Narrador.
Luego del alboroto que armó el padre de la primera esposa, todos se enfocaron en lamentarse a su manera: Fátima se fue nuevamente a su aposento a llorar, ya que era muy cercana a Shacia y sobre todo por qué siente miedo de que su futuro sea el mismo. En cambio, Nazia se quedó junto a Charlotte en el salón sin decir durante varios minutos una palabra, estaba en shock; le costaba asimilar, puesto que Shacia era indeseable, pero no hasta el punto de desear su muerte o alegrarse por eso.
—Con razón Karim envío a Farzana para que no me dejara venir, es que él no quería que el padre de Shacia me viera, de seguro el señor este me culpa de todo – le dijo Charlotte rompiendo el silencio a la tercera esposa.
—Si el hombre de por sí es diabólico, posible y hasta te pegaba si hubieras estado presente cuando se llevó el cuerpo de Shacia—, le aseguró imaginando la actitud de Rafig y más por lo furioso que se tornó al punto de amenazar abiertamente a Karim.
—Pegarme, entonces me lamento por no haber bajado, ya que sería la última vez que le levanta la mano a una mujer, él es diabólico porque lo dejan— respondió ella con dientes apretados y la chica la miró impresionada, pues ella ni siquiera tendría el valor de decir nada parecido.
—Me gustaría ser como tú, pero, también me asusta, podría ganarme la muerte, — bromeó la mujer y Charlotte no evitó reír.
—En realidad encuentro tonto que una mujer se quite la vida o se deje matar por tener la mente tan cerrada, hay países en que nadie las conoce, yo me iría lejos a vivir en libertad.
—Lo dices de manera tan sencilla por qué tú has sido criada en libertad, de seguro sales a las calles sin temer, o sabría cómo trabajar para vivir…, — Nazia detuvo sus palabras cuando vio a Adub entrar y bajó la cabeza con mejillas ruborizadas.
—Buenos días, — saludó él y Charlotte le sonrió respondiendo al saludo sin limitarse, mientras que Nazia respondió en tono bajo y con voz temblorosa.
—Cuñado, creí que estabas aquí, bueno iré al jardín a ver que las flores estén aún bien, — dijo buscando una manera de dejar sola a Nazia con Adub cuando vio que él parecía tener interés de quedarse allí, y como Charlotte es algo vivaracha notó que Nazia siente alguna atracción por el cuñado.
—Yo te acompañaré Charlotte, — ella se aferró a su brazo, y su temblor no fue pasado por alto por Charlotte.
—Deberías quedarte a recibir a nuestro cuñado, tal vez quiera un té negro, con este frío algo caliente no cae mal— ella miró a Nazia quien negaba con la mirada, pero la soltó, y aceptó como mujer sumisa que es.
Charlotte rió triunfante, viendo a su lado a Saima la ex suegra de Karim que iba saliendo a su par y la miró notando como Saima no dejaba de verla con odio, pero como es costumbre que la observé de ese modo no le prestó atención.
En cambio, Adub sonrió mirando a Nazia, quien no levantaba la cabeza y se paró como resorte del sofá, — Iré por su té — aseguró con plan de salir corriendo, los nervios no la dejaban estar tranquila, sentía que tener atracción por su cuñado era una falta grande que tendría que pagar con la vida si alguien lo descubre.
—Quiere usted que le avise a mi esposo que está aquí— inquirió antes de marcharse.
—Él sabe que estoy aquí— Adub se acercó a ella— en realidad vine a hablar contigo—, Nazia sintió que el espacio entre ambos era demasiado corto y no le pareció debido, así que reculó ella alejándose un poco más- no deberías temer.
—Es que no entiendo de qué hablaría usted conmigo— dijo ella con vacilante.
—Sé que sientes esto que pasa entre ambos, yo también lo siento—, ella abrió la boca y lo miró con ojos agrandados llenos de pavor, sin parar de caminar hacia atrás hasta colisionar contra un pilar redondo y con las manos a su espalda se abrazó muy fuerte.
—Adub es más astuto de lo que deja ver, esos salen teniendo más que un beso hoy mismo, por lo que aceptaré tu propuesta.
—Y si pierdes, ¿qué darás o harás?— preguntó con rapidez el beta.
—Te dejaré volver a la manada— respondió con simpleza, evitando reír.
—Vamos, Karim, no seas tramposo— reclamo.
—Te daré esta casa, y de paso nunca más te pediré cuidar de Charlotte— Mohamed sonrió.
—En serio, me conformo con no volver a cuidar de esa humana, — se acercó a Karim que estaba como de costumbre en su sillón— eres el mejor alfa, —lo halagó, – va la apuesta—, estrecharon las manos.
—Y hablando de esa humana, no creo correcto que minimicemos nuestros sentidos, al menos tú debes estar al pendiente— le aconsejó y Karim creó un chasquido restándole importancia.
—Ella está tan pendiente a que el frío no les afecte a las flores, que no creo que se mueva del jardín.
—Yo que tú, no me confiara, esa mujer sorprende.
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