Secretos de Lobos. romance Capítulo 81

                                         Narrador. 

Karim nunca se había enfrentado a las miradas reprobatorias de parte de su delta y beta, puesto que ninguno antes lo había recriminado por su manera de actuar, pero hoy lo hacían ambos dejándolo sin palabras, aunque es el alfa y fácil puede hacerlos arrepentirse con solo emitir un bramido en fase alfa supremo. Más que sus inferiores en la jerarquía, ellos son más que sus mejores amigos, hermanos a los que quiere, y quienes han estado a su lado en los momentos más precarios de su existencia, por lo que no le quedó de otra que aguantarse su lado macho supremo que ansiaba reprochar no ser observado de esa manera, ya que no es un cachorro. Sin embargo, reconocía que había actuado como uno bien inmaduro.

—Karim, aún lo pienso y no lo creo, es como si me pareciera que no es digno de ti—. Empezó por decir su beta que nada se guarda.

—La desesperación y el temor a perder hace que se te nuble la razón— respondió él explicando sus motivos.

—Entiendo alfa, yo no podría vivir con la idea de creer que perderé a Nazia, por eso no te señalo del todo, pero, aún me cuesta que creyeras en esa bruja—, cuando hablo Adub, Karim bajo la cabeza mordiéndose la lengua para no decir que nuevamente estaba dándole otra oportunidad para que probara de otro modo, ya que Kasul le convenció, no obstante, decidió callar porque sabe que no tendría aceptación a su locura.

«Igual ahora no la dañaré, solo buscaré la manera de salvarlo a ambos» se dijo a sí mismo y Zilo no hacía más que gruñir.

—No he tenido una sola solución viable. Quise evitar que ella saliera embarazada, pero vamos, saben lo terca que es Charlotte, se empeñó en querer tener un hijo, y bueno, no la culpo del todo, mi instinto de macho tampoco me ayudó; sin embargo, quería que al llegar este momento tener más salida y me he quedado sin nada. Saben que mi magia es fuerte, pero no sirve para asesinar a un lobo y menos a uno que ha salido de mí, aunque muchos me vean como a un hombre frío y sin escrúpulo por haber optado por deshacerme de mi cachorro les dejaré saber que sufro, con la sola idea de haberlo lastimado, y sí soy perverso por elegir entre él y su madre—, Karim hablaba con la mirada empañada por las lágrimas acumuladas en sus ojos.

—Es duro alfa, solo trate de que en la manada no se sepa nada hasta que decida bien que hará—, Adub miró a Mohamed cuando hizo esa sugerencia.

—Sí, he creado un escudo aislador de sonidos que ni siquiera los guerreros que protegen el palacio pueden escuchar nada de lo que se comente aquí dentro..., — en medio de su explicación, él empezó a reír— mi humana tiene tanto coraje que me dijo que si le hago daño a nuestro hijo ella se encargará de hacerle saber a todos.

Aunque no era momento de mucha algarabía, el beta y el delta rieron a carcajadas y no de burla, sino por la osadía de esa humana. — Ni siquiera una loba tiene ese valor de enfrentarse al alfa supremo con tanta naturalidad.

—No sé, ustedes, pero Charlotte es tan fuerte para ser de una especie débil. Algo en mí me insta a que confíe en ella. Y sí, es su vehemencia, intensidad y pasión por la vida la que le regalara la posibilidad de vivir, a pesar de esto— manifestó Adub metido en sus cavilaciones de considerarla tan fuerte como para resistir ser madre de un bebé lobo.

—Me gustaría tener tu fe, pero será la primera en miles de años, y no puedo arriesgarme, eso es como lanzar una moneda al aire para ver si sale la cara correcta y aunque suena bonito, todos aquí estamos claro que no podrá ser—. Mohamed se mostró muy de acuerdo con su alfa.

—Entonces es momento de que subas a enfrentarla y no que rehúyas de su enfado, aunque eso te duela, ve y explica tus motivos y miedos—. Adub se mostró como un hermano mayor que anima al pequeño a confrontar las dificultades y aunque a Karim le cuesta imaginar cómo Charlotte, lo va a ignorar o despreciar.  Se convenció de que tiene que controlar las ganas de estamparla a la pared y besarla hasta perderse en ella o aplacar esa necesidad de querer domarla, puesto que sabe que la mejor solución no es resolver sus problemas a través del sexo, por qué eso más que una solución solo es un desahogo que no elimina el conflicto.

Mientras que Fátima y Kasul no podían dejar de sonreír como dos tontos sintiéndose más compenetrados, incluso se miraban compartiendo la alegría, acababan de hacer el amor y una vez más a ambos les pareció estar en la gloria. Fue único, demasiado mágico, y aunque Fátima no es su mate, Kasul se sentía bien a su lado y espera ansioso la pócima de Moira para marcarla luego de que tenga a su hijo.

De repente, Fátima, que había estado hablando con las demás chicas en la tarde, recordó como Charlotte lloraba agitadamente y dentro de todo lo que dijo, ella entendió que ellas no pueden ser madres de bebés lobos, porque morirán en pleno parto.

«Eso significa que no podré conocerte, pero igual no estoy triste, siento que podré vivir a través de ti, ya he tenido demasiada dicha con haber sido apreciada por alguien, relativamente veía mi futuro: vacío, sola, vieja y con mis entrañas secas. Eres mi mayor logro»

A medida que dialogaba internamente con su bebé bajó una mano acariciando su vientre que extrañamente estaba un poco abultado y volvió a decirse a sí misma:

«Creo que la ansiedad de ver como mi panza crece, ya me está haciendo sentir cosas imposibles, un embarazo dura 9 meses»

—Nunca harías lo mismo que hizo hoy Karim, ¿cierto? — esa pregunta tomó a Kasul desprevenido.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos de Lobos.