Narra Karim.
No podía dormir nada, me costaba hacerlo, sin importar que la tengo a mi lado, me cuesta conciliar el sueño, ¿cómo duermo?, sabiendo que en unos 5 meses no podré hacerlo nuevamente porque no la tendré a mi lado. El dolor sórdido se instaló en mi pecho sin darme tregua a respirar, y quisiera liberarme. Sin embargo, no puedo, cuesta, pero lo que más cuesta es dejarla ir, hacerme a la idea que la tengo hoy y tal vez mañana. La soledad será nuevamente mi compañía y esta vez el dolor será mucho incluso más intenso, puesto que, aunque Mirza fue mi luna, a ella no la amé con tanta intensidad; en el momento que la tenía creía hacerlo, sin embargo, era más el efecto del vínculo que un amor tan real como este que siento porque ahora puedo ver la diferencia entre algo que se te designa, a algo que eliges y aceptas porque así lo deseas.
Ella dormía tan calmada sobre mi pecho y quisiera detener el tiempo, que este momento se quedara frisado para siempre, solo ella y yo en un mundo únicamente para nosotros dos, donde nada nos preocupé, pero mi realidad es cruel y si antes creí conocer el sufrimiento me digo a mí mismo que era un idiota, que nunca supe lo que era la verdadera amargura. Esto me destruye, aunque me muestro fuerte, implacable.
Varias lágrimas salieron de mis cuencas, me había vuelto un alfa supremo llorón, y si lo dijese al mundo no lo creerían, incluso mi especie que aún desconoce mi situación mataría si le dijeran que su rey llora en cada oportunidad por una humana. Saber que perderá no es lo mismo que perder de un solo golpe, pues el conocimiento de tus desgracias destruye más.
«La ignorancia es mejor que saber lo que no debería» pensé acariciando su cabello.
—Americana, te pedí no enamorarme, cuánto luché por no caer rendido antes tus encantos; te empeñaste y lo lograste, este es tu juego y parece que lo pierdes, pero al final lo ganas, te vas y me dejas con las manos atadas, me amenazaste con irte parece que esta es tu manera de castigarme— murmuré creando círculos con uno de mis dedos en su espalda.
Dentro de mis lamentos y penas percibí que fuera de la manada ronda el príncipe vampiro, ese que no duerme, y me levanté para ponerle fin a esto. De todos modos, no debo temer, puesto que si se revela lo más que haría es asesinarlo.
Salí sin ser visto, dejando a Charlotte abrigada entre las sábanas, y ni siquiera me detuve a ponerme ropa, pues, no voy a invertir tiempo en ponérmela y luego en sacarla o de paso romperla a cada transformación. Corrí atravesando la barrera y cuando salimos, Ardat empezó a reír.
—Veo que no solo controlas tu territorio, sino que también el que está fuera — habló sarcástico y Zilo le gruño al vampiro, ya que por naturaleza por más treguas o pacto que hayan hecho sus instintos los conlleva a sentir aborrecimiento el uno por el otro.
—Calma perro, no vengo a desesperarte o a apurarte, solo te vengo a informar que el rey Rocco pidió a mi padre que los demonios y los vampiros se unieran en tu contra, aunque sé que eso no te asusta, igual quise advertirte. — El príncipe levantó las manos, relativamente pálidas. Zilo dejó que su humano volviera a tener el control, quedando justo como fue traído al mundo frente a Ardat.
—No me salga con huevadas Ardat, sabes bien que eso no me importa y mucho menos me haría daño si ellos deciden luchar contra mí; solo me ponen el camino fácil para arrancarles las cabezas, — respondió Karim soltando un gruñido.
—Eres tan desconfiado. Ven a nuestro reino y podrás comprobar cómo celebran la unión, — ahora a Karim le pareció demasiado interesante y pensó que, ya que no tienes sueño, pues le viene bien desestresarse un poco.
—Creo que estás de suerte, hoy vampiro he decidido que iré a divertirme a dicha fiesta, y de paso te haré la coronación, convirtiéndome en tu padrino, pero no olvides vampiro, que justo como voy a de tronar a tu padre de ese mismo modo puedo quitarte a ti y poner otro en tu lugar así que no pienses nunca en traicionarme. — Ardat que reía, dejó de hacerlo rápidamente y su cara pasó de estar risueña a estar con semblante serio, mientras que Karim palmeaba con dureza su hombro y no tenía que ser muy inteligente para saber qué significa: El rey de los lobos le estaba dejando saber que debía gobernar para su ventaja, puesto que al pedirle a Karim destronar a su padre le estaba dando fuerza en el reino vampírico.
—¿Eso quiere decir que seré tu marioneta? —cuestionó el vampiro sintiendo enfado.
— No soy tan aprovechado, pero si quisiera decir que, si osas en hacerme una jugarreta de esas que hacen los traicioneros, cuando tienen a manos llenas el poder, y se olvidan de quién lo ayudó, justo como yo te estoy ayudando hoy, razón por la que te aclare mis motivos y mis motivos no son gobernar también el reino vampírico, sino dejarte claro que sí me traiciona también puedo quitarte del mismo lugar en que te voy a poner.
Sin esperar ninguna palabra del vampiro, Karim dejó salir a su lobo y corrió bosque adentro, perdiéndose en la profundidad del mismo, buscando la entrada de Reino vampiro. Dejando a Ardat sin aliento e incrédulo cuando ingresó al reino sin necesidad de tumbar la barrera o de provocar que la barrera para protegerse de un intruso se hiciera más fuerte.
—¿Cómo has pasado por nuestra defensa? — pregunto Ardat con el rostro desencajado.
— Tu hedor a putrefacción le quita lo divertido a cualquier fiesta, lo que quiero es simple, tu corazón; así de sencillo.
—No puedes asesinarme, soy el rey de esta especie, el más antiguo— fue momento de que se levantara a enfrentar a Karim.
—Sabes que cuando un rey tiene príncipes deja de ser imprescindible, los descendientes son para sustituir en algún momento, y tú eres demasiado ufano, ya es tiempo de ceder el trono— el vampiro que no es tonto miró a Ardat quien últimamente ha salido mucho del reino, pero creyó que andaba de cacería divirtiéndose en el reino humano, no creando una alianza con el alfa supremo.
—Maldito, debí matarte en el momento que naciste—, le gritó molesto, con colmillo y zarpas afueras y ojos rojos. Sabiendo que una especie no puede quedarse sin gobernante porque sería un descontrol total, voló hacia Ardat con plan de matarlo, así Karim lo dejaría vivir, ya que nadie, aparte de ellos que son los descendientes del primer vampiro de sangre pura, podría ser rey y que lo obedezcan como tal.
Conociendo claramente su propósito, Karim usó su velocidad, y cuando estuvo cerca tomó al rey vampiro por un brazo y lo lanzó contra una pared.
—Sal de aquí— pidió a Ardat que también estaba siendo acorralado por sus demás hermanos y los vampiros antiguos que estaban en la sala rodearon a Karim para evitar que acabara con su rey.
—Con que esas tenemos, ¿saben cuál es la ventaja de pelear contra muchos?, que cada golpe es certero, ya que, si no le pegas a uno, pues golpeas al otro. —Bromeo Karim y ellos odiaron su humor, les parecía desagradable oírlo reír a carcajadas con esa despreocupación.
Pasando de estar en su forma humana con agilidad, pasó a alfa supremo, teniendo esa transformación que a más de uno aterra, y con el báculo de color dorado que se crea en su mano cuando pasa a esa fase.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos de Lobos.