Secretos de Lobos. romance Capítulo 89

                           Narrador.

Más tarde, cuando todo estaba listo, ellas se fueron y dejaron al fin que Kasul, quien estaba en la sala de descanso esperando, ya que lo habían sacado de la habitación, subió a ver cuál era la sorpresa que le esperaba y cuando vio a Fátima lucir tan hermosa y distinta se quedó boquiabierto y sin poder pronunciar palabra de puro asombro. En cambio, a ella le temblaban las piernas de los nervios y se sentía turbada. Él miró a todos lados viendo los pétalos de flores esparcidos por toda la habitación y las velas aromáticas encendidas.

—¡¿Todo esto es para mí?!— averiguó incrédulo.

—¿Es que está mal? — indagó ella avergonzada y el de dos grandes zancadas llegó a ella y la abrazó, sin apretar su cuerpo, dejándole saber su alegría a través de un beso tierno.

—Estás preciosa, me encanta como se te ve este vestido— le manifestó en cuanto dejó de besarla, pero sin parar de acariciar su rostro.

—Se me va a ver mejor cuando tenga a mi niña— expuso ella ilusionada.

—Claro que si, ahora que vayamos a comprar los productos para nuestra cachorra, compraremos muchos vestidos como este, quiero que tengas de todos los colores…, — un quejido por parte de Fátima lo hizo parar de hablar. Ella sintió que algo dentro de su cuerpo se quebró y la sangre que salió de su interior manchó su ropa.

—¡Aún no es momento!, ¿qué te sucede? …., ¡KARIM!— gritó Kasul con el terror instalado en su sistema, tomando a Fátima en brazos.

Todos estaban asustados, no esperaban que el parto de Fátima se adelantara, era demasiado pronto para eso, y no era debido a que el bebé fuera muy fuerte, pues Kasul es un alfa común, aunque con ciertos poderes que no llegó a desarrollar por estar en el inframundo, igual no se podía comparar a Karim que, aunque es su gemelo es demasiado poderoso.

—¡Maldita sea!, cómo es posible que se adelantara el parto — Mascullo Moira con dientes apretados, el que Fátima tuviera su hijo antes que Charlotte, ponía en peligro sus planes, ya que las supuestas pócimas que les dio a beber a esas humanas no eran más que un té común que no tenía magia, ni siquiera eran medicinales, en realidad no hay nada que pueda salvarlas, pero quería hacer creer que si para que Karim dejará de luchar y ver como Charlotte muere, pero ahora debía de buscar una excusa convincente.

Efraín y la loba, que es ginecóloga traída de otra manada por pedido de Karim, habían preparado un cuarto con equipo médico necesario, justo como su alfa les había ordenado a ambos y como la loba tenía el conocimiento en humanos, acondicionó el área con todo lo necesario para cualquier situación que se presentará; revisaban a Fátima mientras ella no paraba de quejarse. Karim también estaba presente junto a su hermano mirando la situación que le aterra y cada vez que el cuerpo de Fátima crujía era como si algo en él también lo hiciera porque lentamente había empezado a sentir aprecio por ella, aunque no sabe cuándo empezó a apreciar a esa mujer que antes quería lejos de su vida por creerla molestosa.

—Entró en labor, se parto.

—Hermano, ayúdala con el dolor, sé que puedes calmarlo—, pidió Kasul con ojos llenos de lágrimas.

Karim pudo haber negado, y no lo hizo para no desalentar a su hermano, que rogaba destrozado agarrando la mano de Fátima y dejaba besos sobre ellas.

—No alfa, usted sabe que ella tiene aura demoniaca al igual que Kasul en su cuerpo, no puede corromper su magia o todos estaremos condenados— lo detuvo Efraín cuando Karim levantó su mano para posarla en el pecho de Fátima aun sabiendo las consecuencias que traerían sus actos, pero sentir la desesperación de su hermano le hacía doler el alma.

—¿Por qué no?, ¡mira que sufre! — se paró Kasul soltando un gruñido y mirando a Efraín con ojos amenazantes, sus rasgos de lobos salieron a relucir, estaba en una fase, que dejaba claro a Karim que faltaba poco para tener una transformación.

Karim lo agarró a su gemelo apresándolo por la espalda para que no se le fuera encima al doctor que también se puso en posición de pelea. Lo enfrentaría porque no le debía obediencia a un traidor como lo es Kasul, y ambos gruñeron, mostrando sus colmillos, garras y ojos de lobos.

—El aura demoníaca fue la causa por la cual se adelantó el parto, no quieras que nuestro rey limpie tus desastres, es por tu culpa que esa mujer está sufriendo más de lo que debería si no fueras un maldito traidor — le echó en cara Efraín sin limitarse.

—¡Basta, Efraín!, no olvides que él es mi hermano. No me estás respetando, soy tu rey— bramo Karim para detener esa posible pelea que se estaba por armar allí y Efraín bajó la cabeza, pero no sin antes decir.

—Lo siento mi rey, no fue mi intención faltarle, pero no voy a mostrar respeto a un traidor, que fue el causante de las muertes de millones de lobos, cuando le mostraba a los demonios como atacar a nuestros territorios, nadie aquí está conforme con su presencia y usted sabe, que si no han hecho nada es por respeto a usted mi alfa. Un lobo que cometa una traición como esa o quizás cometa una falta leve, sería expulsado, condenado a vivir como un lobo sin manada y castigado por el resto de sus días, pero el cómo es su hermano no solo asesina y masacra, sino que es recibido como si nada, quedando libre de pasearse en la manada—, en medio de su rabia, Kasul fue consciente de que Karim seguía haciendo cosas buenas por él, aunque solo le ha causado males.

—¿Te parece injusta la decisión de tu líder? — preguntó Karim con voz de alfa supremo y Efraín negó con la cabeza agachada— si dejo a mi gemelo sin territorio siendo un rogue, es porque tengo mis razones y no esperaba que fueran cuestionadas por mis súbditos, ahora dime, ¿quieres irte de esta habitación o vas a seguir ayudando a Fátima?

Karim no lo va a castigar, pues, esperaba esa reclamación desde hace mucho tiempo y si algo ha aprendido de su humana es saber dar la razón a quien la tiene, su conexión con Kasul lo impide castigarlo como se debe, pero también siente que él tiene mucha culpa de que Kasul haya actuado como lo hizo, de modo que no le hará nada a Efraín que ha sido uno de los mejores intégrate de su manada.

—Lo siento mi señor, no debí pasar mis límites, me quedaré a ayudar a esta mujer— Kasul seguía gruñendo.

#Controlate, sé que entiendes que mi gente tiene razón# le amonestó por la conexión que comparten.

#Lo se Karim, pero Fátima que culpa tiene, no debí meterla en esto, me arrepiento, fui tan vil y egoísta, solo espero que el elixir que hizo Moira haga el efecto# le dijo esperanzado, pero verla padecer lo tenía desesperado.

—Vamos a tener que ayudarla, no podrá pujar al bebé por si sola— manifestó la loba que no le había prestado atención a ellos, ella si estaba pendiente a Fátima, no como ellos que cuando se trata de enfrentarse olvidan todo.

—No aguantaré…., — gritó ella sintiendo como todo su interior se iba rompiendo y la sangre que de por sí salía a chorros de su interior se intensificó.

—Ya viene— un llanto indicó a todos, incluso a los que esperan ansioso fuera de la casa, que la cachorrita ha nacido y Fátima sonrió cuando escuchó ese sonido que le devolvió el aliento.

—Nació antes de tiempo, pero su tamaño y salud es perfecto, el único detalle es que no sabemos que ocasionará el aura demoníaca en ella— manifestó la doctora mirando a Kasul que no dejaba de sostener la mano de Fátima con la mirada fija en sus ojos y por momento con ojos vidriosos por las lágrimas que retenía miraba a la cachorra que aún tenía miedo de cargar para no lastimarla, se sentía impuro y poco digno de ella, era como si sintiera que sus manos estuvieran sucias y ella se tratara de un manto blanco que podría manchar en cuanto la toque.

—Es hermosa, no merezco tener esta dicha— aseguró acariciando la frente de Fátima, quien tenía el rostro totalmente pálido, y lleno de sudor, incluso sentía muchas ganas de dormir. La doctora cortó el cordón umbilical, colocó con suma delicadeza, la pinza y la envolvió en otra manta limpia, ya que en una tenía en una muy manchada por la sangre que aún salía sin parar de Fátima y la miraba, sabiendo que no podía parar el sangrado.

—Es una parte de ti, la mereces, es nuestra hija. — La doctora la entregó a su madre, quien no poseía fuerzas en los brazos pero ansiaba sentir el calor de su bebé, por lo que la doctora se la acomodó en el pecho.

—Mi Kheira eres divina, amor mío — susurró besando la frente de su bebé que todavía no había abierto sus ojitos por completo.

—Quiero ver a Charlotte— pidió con voz débil.

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