Los ojos de Marcus se abrieron enormes, al momento que esas palabras salieron por la boca de Evana, ella tuvo un miedo enorme, el hombre caminó hacia ella, y sintió como la estrechó en sus brazos, la distancia entre los dos fue un mito, lo sintió tan cerca, como si fuera a devorar sus labios, sintió su calor.
—Entonces, ¿Estás celosa, querida esposa? Has venido a comprobar si tengo una amante, ¿Eres una espía?
Ella titubeó, sus ojos temblaron, y sus pestañas como pequeñas alas de mariposas se movieron lento, era tan seductora que Marcus sintió que se encendía ante ella, moría por besarla, y cuanto más lo pensaba quería olvidarlo.
«¡Es un maldito juego! Nunca dejaré que ninguna mujer se atreva a traicionarme, otra vez», pensó
—¿Quieres conocer a mi amante? —exclamó tomándola, severo
—No, sé que no tienes una amante, sé que es tu sobrino, que está mal de salud.
Él se detuvo, bajó la mirada, era como si sintiera una herida latiendo en su corazón.
—Es hijo de Ismael, todo este tiempo dijeron que él huyó con su amante, que era un mal padre, un mal ejemplo, que abandonó a Álvaro, pero la realidad fue otra, sí, quería irse con otra mujer, porque nunca amó a la vil Stella, pero no abandonó a su hijo Álvaro, como Stella lo hizo creer para generar el odio hacia la memoria de mi hermano, él solo debía ir a Estados Unidos, buscaban operar al pequeño niño que escondió para que nuestra madre no sufriera, fruto de un amor prohibido, ahora mi pequeño sobrino está muriendo, no hay nada que hacer, solo esperar.
Evana le miró con dolor, pudo ver su rostro triste, sus ojos se volvieron húmedos, la mano de la mujer subió a su rostro, acariciándolo con tal suavidad que lo hizo estremecer, pero ese simple gesto lo hizo sentir tan débil ante ella, que retrocedió.
—¡No me toques! —fue un bramido que alertó a Evana, asustándola—. No soy un niño como Álvaro, no necesito de tu consuelo.
Ella tomó su mano con firmeza.
—Te equivocas, señor Ford, todos necesitamos un poco de amor y consuelo.
Él la miró, había algo en Evana, algo que lo hacía sentir en un lugar seguro, que lo hacía sentir esperanza, pero se negaba a entregarse, no lo haría, negó.
—Debo ir a casa, debo hablar con mis padre y Álvaro, mi pobre Ian está muriendo, antes de que parta de este mundo, quiere conocer a su hermano y a sus abuelos, quiero que lo vean.
Evana asintió. La mujer que era la tía materna del chico se acercó.
—Debo irme, volveré pronto por la mañana.
La mujer asintió.
—Gracias, Marcus, por cumplir con la última voluntad de mi sobrino de conocer a su hermano y abuelos.
Marcus tomó la mano de Evana, juntos salieron del hospital.
—No me has cumplido como mi mujer…
—¡Eso no es parte del plan! —sentenció enojada.
Él sonrió ante sus palabras, había algo de malicia en su gesto.
—¡¿Y qué si ya no me importa el trato?! ¿Y qué si ahora quiero ir en serio, y te obligo a cumplir tus obligaciones en mi cama?
Evana sintió que se quedaba sin aliento, su corazón latía, ella temblaba en sus brazos, él pudo sentirlo, estaban tan cerca, sentía su aliento, olía su perfume a rosas, ella era una tentación, se acercó a su rostro, y besó sus labios, porque no era un santo, la deseaba más de lo que nunca deseo nada antes.
Su lengua se abrió paso por su boca, acariciándola, mientras sus manos la acercaban más a su cuerpo, para que ella sintiera lo que despertaba en él. Evana intentó alejarlo, pero el calor que su cuerpo emanaba la rindió a su caricia.
La puerta se abrió, y Álvaro los miró con odio.
—¡Tío!
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......