Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 29

Marcus era capaz de apagar y encender todas sus ansias, y a veces quería escapar por temor, temer volver a ser engañada era su nuevo miedo oculto.

Cuando él por fin detuvo el beso, pudo reflejarse en sus ojos.

Él sonrió, no de una forma alegre, si no como él solía sonreír, un tanto frío.

—Volvamos a casa, no queremos armar espectáculo.

Ella asintió.

En la mansión Ford.

Era más tarde, cuando Marcus y Evana llegaron a la mansión, entraron por la puerta principal, vieron a la familia reunida en el salón, y de inmediato notaron a todos serios.

Nicol sollozaba al fondo, y Sabrina los miraba asustados.

—¡Maldita perra! —gritó Nicol, e intentó atacar a Evana, pero fue detenida por Álvaro.

—No vale la pena, tú eres mi esposa, ella sola una mujerzuela.

Marcus lo miró con ojos severos.

—¿Así que quieres otra golpiza? —exclamó acercándose, peligroso.

Él retrocedió, pero Andrés se interpuso entre ellos.

—¡Basta, Marcus!

—No permitiré que ofenda a Evana —dijo Marcus.

Fátima se acercó a Evana ella la miró con rareza, notaba su gesto furioso, de pronto, sin más, abofeteó su rostro, haciéndola soltar una maldición.

Marcus se quedó con ojos enormes

—¡Arpía!

—¡Madre! ¿Cómo has podido? ¿Con que derecho golpeas a mi esposa? —exclamó rabioso, poniéndose frente a ella, como si fuera su escudo protector.

—¿Acaso esta mujer te tiene ciega de amor, Marcus Ford? ¡Es una mujerzuela que se acuesta aún con Álvaro!

—¡Cállate! —gritó Marcus en su rostro, dejando a Fátima asustada, mientras Andrés se ponía entre los dos.

—¡Entra en razón, Marcus, Álvaro lo contó todo! Evana le propuso huir con él, pero como él te lo dijo, tú lo golpeaste, te negaste a creer y fuiste por ella —dijo Andrés

—¡¿Qué mentiras contaste a mi hijo para que te creyera, arribista?! —exclamó Fátima.

—¡Eres una mujerzuela! —exclamó Stella

—¡Cállense todos ya, me tienen harta! —exclamó Marcus severo—. Son unos estúpidos todos, que creen en Álvaro, miren a su niño bueno, vean el rufián que es.

Los ojos de Álvaro se volvieron gigantes al ver como su tío mostraba su teléfono, un video de él hablando con Evana en el hotel resonó, sintió terror.

Podía escucharse como Álvaro amenazaba a Evana, y ella suplicaba sobre ver a su hijo, mientras él quería que se acostara con él.

Los ojos de Fátima y Andrés estaban horrorizados.

—¡No entiendo nada!

—No quieres entenderlo, madre, tu amado nieto es un desgraciado, él engañó a Evana diciendo que el bebé que tuvieron antes estaba vivo, pero es una farsa, fuimos al cementerio, los restos del pequeño están ahí, pero este miserable humano odia nuestra felicidad, que intentó acabar con ella.

Fátima y Andrés clavaron una mirada de decepción en Álvaro.

—No es cierto… no…

—Entonces, ¿Este video también es una mentira, Álvaro? ¡eres tú él que habla deja de mentirnos!

Álvaro miró a su abuelo con rabia, bajó la mirada, sintiéndose vencido.

—¡Abuelo!

Andrés se acercó tanto que le abofeteó el rostro, Álvaro se quedó de piedra.

—Entonces, ¿Vamos a dar un nieto, querida? ¿Y cuándo vamos a procrearlo?

Su voz sonó tan ronca y sensual que Evana sintió que todo su cuerpo temblaba, estaba tan cerca, sus ojos oscurecidos la miraban hambriento de deseo, y ella pudo sentir como la contagiaba con su ardor.

En el salón, Nicol, Stella y Álvaro estaban ahí, enfurecidos de que cada parte de su plan saliera mal.

—¿Así que de verdad me engañase con esa perra?

Álvaro tomó los cabellos de la mujer halándolos con fuerza.

—¡Cierra la m*****a boca, me tienes harta! ¿No lo entiendes? Ellos ya me robaron la presidencia, pronto serás los únicos dueños de la fortuna Ford, pronto me desheredarán, me echarán de aquí, ¿Y qué haremos?

Nicol se aferró a su rostro, mirándolo con ternura

—¡Tenemos el dinero que era de Evana, mi amor!

—¿Tenemos? No, idiota, ese dinero es mío, pero no sirve para nada, ¿Cuánto crees que me durará? Yo necesito más, necesito ser mejor que Marcus, más poderoso que él, y no me detendré hasta lograrlo.

Stella se acercó a su hijo

—¡Tú ya eres mejor que ese imbécil, hijo!

—Entonces, ¿Por qué sigue ganándome, madre? ¡debo acabar con él, toda su fuerza está en la empresa y Evana, sin ellos no son nada, mi tío fue engañado, ¿Lo recuerdas? Si le demostrara que Evana lo engañó, seguro la odiaría, se volvería loco, él es celoso y posesivo, tanto o más que yo, pero, conmigo nunca lo creerá.

—Busquemos a otro hombre, cualquier otro hombre para que Evana lo engañe.

Los ojos de Álvaro miraron a Nicol.

—¿Y como caería en la trampa?

—A veces no tiene que caer, esposo, solo tiene que parecer, ella no soportará ser ofendida por Marcus Ford, y él no soportará el creer ser engañado.

Álvaro sonrió ante las palabras de Nicol.

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