Luego de convivir con los pequeños pacientes, darles regalo y saludar a las madres, Fátima y las demás mujeres Ford, estaban por irse.
Jonathan detuvo a Evana.
—Su ayuda es loable, estás personas nunca podrán olvidar lo buena que es usted.
Ella sonrió.
—Bueno, es todo gracias a los Ford, ellos son generosos.
De pronto, Jonathan tomó su mano.
—No hablo solo del dinero, hablo de la calidad del apoyo, usted habló con niños pequeños y madres, eso cuenta más que cualquier dinero del mundo.
Evana sintió el fuerte agarre de su mano, se tensó, de pronto le pareció que el fervor del hombre era incorrecto, podría malinterpretarse.
—Espero verla en la recaudación de apoyo, si me es posible invitarla a bailar, sería dichoso, nunca baile con una mujer tan bella.
Evana tuvo suficiente, soltó su mano.
—Le agradezco, seguramente no podré bailar con usted, mi marido estará conmigo todo el tiempo.
—Claro, y supongo que es celoso y posesivo.
Evana le miró con desconcierto.
—No es así, pero mi esposo me quiere a su lado, le agradezco.
Evana dio la vuelta, el hombre se alejó.
—¡Vaya, vaya, Evana! ¿Así que te has conseguido un nuevo admirador? ¿Qué le das a los hombres para enloquecerlos? —exclamó Nicol
Evana sintió rabia de sus palabras.
—¡Ya basta, Nicol! Es claro que el doctor Grimm no estaba en su mejor momento.
—Abuela, pero ¿Acaso no vio como coqueteó con ella? Evana es una descarada, cautiva hombres solo por vanidad.
Evana miró con rabia a Nicol.
—No soy tú, Nicol, pero claro, tú ni para eso sirves.
Evana sonrió. Nicol borró su sonrisa.
Evana siguió el camino al lado de Sabrina.
Ambas salieron del hospital
—¡Esa mujer es odiosa!
—¡Y el doctor Grimm es tan… guapo!
Evana rio de las palabras de Sabrina.
—¿Él te ha gustado?
Sabrina negó ante el comentario de Evana.
—Pero, él nunca se fijaría en mí, soy muy fea.
—Tranquila, no hagas caso de nada de eso —Evana pasó la mano por su espalda—. No eres fea, no te insultes, nunca más.
Sabrina sonrió, pensó que su cuñada era buena, ahora como una nueva hermana.
En la mansión Ford.
Por la noche, Marcus Ford llegaba de la empresa, apenas entró, escuchó aquellas voces que se clarificaron en sus oídos, hasta poder reconocer la conversación.
—¡Sí, Stella! Evana es una descarada —Marcus escuchó aquello, estaba dispuesto a cerrar la boca de Nicol de una vez y por todas—. El doctor Jonathan Grimm elogió su belleza, es más, la invitó a bailar con él durante la fiesta de recaudación, era un coqueto absoluto, ella solo sonreía, no marcó un límite, ese hombre perdió la compostura ante ella, no parecía un médico ético, Evana notó que enloqueció al hombre y no pudo un límite a sus elogios, ¡Es una coqueta!
Ella dejó el masaje, se sentó a su lado.
—¿Tú también lo crees?
Él la miró fijamente, sonrió.
—No, pero, creo que eres una mujer que no sabe distinguir cuando un hombre es amable y cuando es un coqueto.
Ella sonrió.
—No he tenido nada que ver, confía en mí.
—Confío en ti, no en él.
—¿Estás celoso? —exclamó Evana sintiendo algo de cosquillas en su estómago, como si estuviese muy nerviosa al hacer la pregunta.
Él la miró a los ojos, ella notó el azul de su mirada oscurecer.
—¿Debería?
Ella negó, sintió la mano sobre sus mejillas, no la apretaba fuerte, pero se acercaba peligroso.
—Pero, alguien debe recordarle a ese hombre una cosa…
—¿Qué? —susurró ella con intriga
—Que tú eres mía... —él besó sus labios y ella olvidó hasta su nombre, el beso era caliente, intenso, toda su piel se erizaba al contacto, sus lenguas danzaron, ella luchaba por conservar el aliento, porque necesitaba más de ese beso, sus manos incluso acariciaron su rostro con suavidad.
Él estaba encima de ella, podía oler su fragancia, sentirse acorralada en sus brazos.
Se sintió diferente, nadie se comparaba con ese hombre, era como si su cuerpo emanara una energía que la hacía sentir solo suya.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......