Pilar subió a su auto, condujo a toda prisa, alejándose del lugar.
Marcus estaba feliz, llamó a Evana y le contó todo.
—Estaré ahí en poco tiempo, amor, celebraremos.
Ella colgó la llamada, lo esperaba con ansias.
Álvaro estaba enfurecido, miró a su madre.
—¡No debiste dejarle ir de casa! Lo arruinaste.
—Hijo, no pude retenerla.
Álvaro no soportaba siquiera verla.
Se alejó e hizo una llamada.
—¿Cuándo me dará el dinero para comprar las acciones?
—Espera un poco, nieto querido, no quieras correr, cuando apenas puedes gatear, pronto comprarás esas acciones, volverás a la empresa como el caballo de troya, directo a destruirla —dijo el hombre
Álvaro colgó la llamada.
Evana bajó la escalera, encontró a Fátima ahí, recibió llamadas al respecto del caso de Marcus, y miró el video donde se probaba la inocencia de su hijo.
Colgó la llamada, estaba tan petrificada.
—¡Mi hijo es inocente!
Evana le miró con desdén
—Eso es obvio, Marcus siempre ha sido inocente, él es el mejor de los hombres que yo he conocido —aseveró
—Lo sé, ahora mi hijo debe odiarme.
—¿Qué puedo decirle, Fátima? Se lo ha ganado a pulso 1dijo Evana
Fátima se veía asustada, se alejó de ella.
Llamaron a la puerta, el mayordomo fue a abrir, al mirar a esa mujer, quiso cerrar la puerta, pero, Pilar empujó la puerta.
—¡Evana! ¡Evana, ven a darme la cara! No me tengas miedo.
Evana escuchó esa voz, se detuvo.
—Déjala pasar —espetó
El mayordomo la dejó entrar.
Pilar entró enfurecida, sus ojos la miraban con tanta rabia que casi quería echar fuego, volverla cenizas.
—¡Tú tienes la culpa de mis desgracias! —exclamó apuntándola con el dedo.
Evana esbozó una sonrisa de burla, notaba como la mujer estaba desesperada mirándola con rabia.
—¿Yo? Has sido tú quien quiso dañar a quien tanto juró amar, no te equivoques, Pilar, caíste tan bajo, da vergüenza el solo mirarte, ¡Márchate de mi casa, ahora mismo! No quiero seguir viendo tu mentirosa cara ante mí. ¡Largo!
El mayordomo intentó sacarla, pero Pilar gritó con fuerza que la soltaran.
De pronto, se fue contra Evana usando todas sus fuerzas, empujándola al suelo, intentó golpearla, pero Evana retuvo sus manos tanto como pudo, ahora Pilar parecía como una gata herida, dispuesta a atacarla con fuerzas.
—¡Basta! Loca, aléjate —gritó Evana asustada del actuar de la mujer.
Cuando por fin logró quitarla de encima, el mayordomo fue a llamar a los guardias de la mansión.
Evana se levantó, estaba por irse, Pilar frustrada, tomó un florero que adornaba la mesa del centro, mientras Evana se giró, Pilar tomó el objetó y le golpeó la cabeza, haciendo añicos el florero, provocando que Evana tocara su cabeza, ella vio la sangre en su mano, se quedó perpleja, un instante después, retrocedió, tambaleante, vomitó porque sintió náuseas y cayó al suelo.
Pilar retrocedió asustada, sintió las manos de los guardias queriendo apartarla, al ver la escena, el mayordomo llamó a los señores Ford y a una ambulancia.
Pilar la miró asustada, con ojos llorosos ahora que veía lo que había hecho estaba muy arrepentida.
Andrés y Fátima bajaron de inmediato, asustados por la salud de la mujer.
Cuando la puerta se abrió Marcus entró y la empleada le dijo todo.
—La señora se puso mal, una mujer la atacó y golpeó la cabeza.
Marcus entró desesperado, fue en la habitación y vio a Evana en el sofá, su mirada se volvió débil al verlo.
Se acercó despacio.
—¡¿Mi amor?! —exclamó Marcus con temor al verla tan débil
Luego miró a Pilar. Marcus supo que era por su culpa, se abalanzó sobre ella, apretando su cuello casi queriendo acabarla
—¡¿Qué hiciste, m*****a?! —exclamó Marcus furioso.
—No tienes nada que hacer aquí, Álvaro, vete.
—¡Basta, Andrés, estás rompiendo con la familia! —exclamó Fátima
—¡¿Qué familia? La mía sigue intacta, no la tuya.
Andrés se alejó y tomó la mano de Sabrina.
—Vamos, Fátima, debes beber un té, te llevaré.
Fátima aceptó el ofrecimiento de Stella.
Álvaro preguntó por la habitación de Evana, y cuando averiguó fue hasta ahí, observó por la ventana a Marcus sentado al lado de Evana inconsciente, tomando su mano, besando su dorso, acariciando su rostro con dulzura.
Solo al verlos así, sintió tanto odio en su ser, entró de inmediato.
—Esto es tu culpa, mira lo que hiciste, tío, si Evana muere, será tu culpa, así como no pudiste detener a mi padre y murió en ese accidente, también fue tu culpa.
Los ojos de Marcus le miraron con desasosiego.
—¡Lárgate, o juro que el muerto serás tú, Álvaro! —exclamó mordiendo sus palabras con rabia.
Álvaro sonrió como el gato de Cheshire, dio la vuelta y salió de ahí.
Pero, se detuvo por la ventana al ver que Evana abrió los ojos.
—¿Marcus? ¿Qué me pasó? —exclamó confusa y con dolor de cabeza.
ÉL sonrió al verla, acarició su rostro.
—Lo siento, mi amor, no quise ponerte en riesgo, Pilar te lastimó.
Evana tenía recuerdos vagos sobre lo ocurrido, sonrió
—No importa, mi amor, es solo una loca que ahora irá presa, arruinó su vida por una obsesión, pero, lo ves, no pudo separarnos, nadie podrá separarnos.
Marcus sonrió con ternura, besó su mano, asintió.
—Lo juro, nadie tiene fuerza para separarnos.
Álvaro los miraba con odio tras el cristal de la ventana.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......