Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 65

Al día siguiente, Sabrina despertó y Jonathan no estaba en la alcoba,

Salió, olió a café y dulce. Volvió a la habitación, se apuró a darse un baño y alistarse.

Cuando bajó él le indicó que el desayuno estaba listo.

—Gracias por prepararlo.

Él sonrió, ella recordó lo que escucho decir, y se puso nerviosa.

Luego de desayunar, fueron hasta la casa de su padre.

Al bajar, Jonathan tuvo nostalgia, recordar su infancia triste en esa casa.

Tocó la puerta, pronto abrieron, observó a su tía, que con rapidez lo abrazó.

—¡Querido hijo, bienvenido a casa! —exclamó al verlo

—Hola, tía Lyla. Te presento a mi esposa Sabrina.

—¿Tu esposa? ¿Te casaste? —exclamó la tía mirando a la chica de arriba abajo—.

—¿Te cásate, Jonathan?! —exclamó una voz que provenía del fondo de la habitación

Jonathan la miró incrédulo, era su exnovia Margot ante sus ojos.

Presentó a las mujeres con algo de frialdad.

—Sabrina, ella es una amiga de la familia, se llama Margot Cruz, Margot, ella es mi esposa y futura madre de mi hijo —los ojos de la mujer se abrieron irresolutos al escuchar esas palabras.

Marcus llegó a la empresa, citó a todos sus socios, estaban en una junta. Dos socios no habían asistido.

De pronto, llamaron a la puerta, la nueva asistente de Marcus intentó detener a Álvaro, pero él entró Álvaro entró a la sala de juntas, y apenas Marcus lo vio sintió rabia, se levantó

—¿Qué demonios haces aquí? No eres parte de esta empresa, vete ahora mismo de aquí.

—Querido tío, ahorra tu enojo porque ya no me podrás sacar de aquí.

—Swift llama a los guardias

Swift estuvo a punto de llamar a los guardias.

—¡No llames a nadie, Swift! Porque ahora soy socio de la empresa —sentenció Álvaro

—¿Qué tontería es esa? Tú no eres socio de nada, mi padre no te dio acciones, así que sal de aquí de inmediato —dijo Marcus

—¿Qué? Yo he comprado acciones de la empresa, querido tío, tengo los papeles que lo demuestran, faltan tres socios ellos me vendieron sus acciones, ahora soy el socio con más acciones después de la familia.

Los ojos de Marcus se abrieron enormes, no podía creer lo que decía, tomó los papeles y leyó todo, ¡Era cierto! Marcus no podía creerlo, lo miró con odio.

—¡Es imposible!

—Pero, no lo es, querido tío, ahora soy socio de la empresa, nunca podrás echarme.

Álvaro tomó asiento como si nada, el ambiente se volvió hostil e incómodo.

—Para comenzar mi reunión quiero decir que me encargare como siempre del área financiera.

—¡Eso nunca!

—Siempre lo he hecho, tío, además, si no lo hago, voy a vender acciones a la competencia, ¿Quieres perder la empresa Ford? —exclamó

Marcus le miró incrédulo, supo que Álvaro hablaba en serio.

Luego de la junta se vieron las caras en la oficina

—Nunca te voy a perdonar lo que hiciste.

—Tampoco te voy a pedir perdón, tío querido.

—Sí crees que esto se quedará así estás equivocado, no descansaré hasta que pagues por todo el daño que me has hecho.

—No me importa, realmente, consuélate, Marcus Ford, nunca podrás quitarme lo que es mío y esta empresa es mía.

Álvaro dio la vuelta y Marcus tuvo que sostener su rabia.

Evana platicaba con Fátima.

—Evana, tú eres esposa de Marcus, parte de tu deber es mediar entre los problemas familiares.

—¿Qué es lo que pretende, Fátima?

—Quiero que obligues a Marcus a que se reconcilie conmigo, soy su madre, no puede seguir odiándome.

—Es una lástima, Fátima, deberías saber que nadie puede obligar a Marcus a nada, si quieres que te perdone, tal vez una disculpa sincera te funcione —aseveró la mujer.

Jonathan entró a ver a su padre, estaba recostado en su cama.

El hombre abrió los ojos y se sorprendió de verlo.

—Mi padre es tan terco, no entiendo que podré hacer para ayudarlo.

—Es difícil ayudar a quien no quiere aceptar la ayuda, pero no imposible.

Él sonrió al escucharla.

Estaban por volver a casa, cuando encontraron a su tía Lyla la mujer se acercó a ellos.

—¿Vendrán a la fiesta del pueblo?

Sabrina y Jonathan se miraron.

—Prefiero ver como sigue papá.

—Tu tío está a su lado, además ahora descansa, anda hijo, a ti te gustaba mucho esa fiesta, ¿No quieres mostrársela a tu esposa?

Él miró a Sabrina, sonrió, asintió.

Al llegar a la fiesta, la tía Layla pidió a Sabrina que la acompañara

—Déjame mostrarte un dulce que te gustará, como estás esperando un bebé, seguro tienes muchos antojos.

Sabrina la siguió, pero había algo en esa mujer, algo que no le agradaba del todo.

Cuando regresaron a la fiesta, Layla miró a la pista de baile, hizo un gesto de sorpresa.

—¡Qué hermoso baila mi sobrino con Margot! Ellos siempre fueron destinados a amarse —dijo la mujer

Sabrina miró en la pista a Jonathan bailando con una mujer hermosa que ella conoció esa tarde como una amiga intima que no le dio buena espina.

—Sabrina, no te molestes, despues de todo ya sé la verdad.

—¿Qué verdad?

—Que tú y Jonathan solo están juntos por el bebé, nada más los une, no hay amor, ¿Verdad?

Sabrina se quedó perpleja, la mujer señaló.

—Margot es el único amor real para Jonathan.

Sabrina levantó la mirada, vio a Margot acunando el rostro de su esposo, besándolo, Sabrina se quedó perpleja, con un nudo en la garganta.

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