Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 66

Sabrina sintió que un nudo en la garganta apresaba su voz, hundió la mirada.

Luego dio la vuelta, caminó tan rápido sin que nadie la siguiera, no pudo ver como Jonathan detenía a esa mujer, limpiándose los labios.

—¡¿Qué haces?! ¡Mi esposa podría ver algo así, sería terrible para mí! No vuelvas a hacerlo, Margot, ¿Qué sucede contigo?

—¡Querido, seguro bebí de más! Lo siento —ella acunó su rostro—. No te he podido olvidar, aún te amo, como en el pasado.

Jonathan la detuvo.

—¿Acaso no fuiste tú quien finalizó la relación? Yo sufrí por ti.

—¡entiende! Creí que nunca saldrías del pueblo.

Jonathan sonrió con sarcasmo.

—Al final, la que no salió del pueblo, fuiste tú, mira Margot, te estimo por nuestro pasado, pero, en mi vida no eres más que eso, el pasado, eso quedó atrás, no vuelvas a besarme, ni a poner en riesgo mi matrimonio.

—¿así que amas a esa mujer?

—Sí, y soy feliz, espero un hijo, tengo todo lo que necesito, y estoy en paz.

—No lo creo, bésame y verás que aún estoy en tu corazón.

Él la detuvo cuando intentó colgarse a su cuello, tomó su brazo con fuerza, la llevó hasta un asiento.

—Tú y yo, Margot, nunca más —sentenció, luego se alejó

Jonathan se acercó a Lyla

—¿Dónde está mi esposa?

—¿Tu esposa? Dijo que se sentía mal y se fue, le dije que esperara por ti, pero, como es una chica de ciudad, parece que se manda sola, hijo.

Jonathan tuvo miedo de que Sabrina lo hubiese visto todo, decidió irse de inmediato.

—¡Espera, Jonathan!

Pero, Jonathan no obedeció a su tía, se alejó.

Al llegar a la casa, entró y encontró a Sabrina, ella no quería ni mirarlo.

—¿Por qué te fuiste de la fiesta sin mí?

Ella sentía una rabia, pero no era capaz de hablar.

—¿Sabrina? Te sientes bien.

—Te vi con tu exnovia, parece que eligieron volver.

—¿Qué? —él golpeó su frente considerándose un tonto—. Escúchame, eso tiene una explicación.

—Claro como con la otra mujer, ¿Cuántas más debo soportar de ti? No importa, porque hay algo que debes saber.

—Sabrina…

—Sigue tu vida, Jonathan, ya te lo dije, lo único que nos unirá es nuestro hijo, por mi parte, ya estoy con alguien más.

Jonathan se quedó perplejo al escucharla.

—¿Qué?

—Sí, Dante Swift y yo decidimos iniciar una relación, él me confesó su amor hace poco, nunca me di cuenta y por eso, jamás pude darle una oportunidad, él sabe que nuestro matrimonio es solo una mentira, por eso, apenas nazca nuestro bebé, nos divorciamos, puedes estar con tu exnovia, yo volveré a casarme con Dante Swift.

Jonathan la miró perplejo, sus manos se volvieron un puño de rabia, pero hundió la mirada, no se sintió capaz de luchar por ella.

Una semana despues.

Álvaro firmaba unos documentos, sonrió y llamó por teléfono era Hugh Glenn

—Todo está saliendo a la perfección, así que tranquilízate, he podido lavarte alrededor de un millón de dólares, usando la firma y sello de Marcus Ford y su empresa, todo está perfecto, no hay de que preocuparse.

Álvaro colgó la llamada, su madre entró a su oficina.

—Hijito, te tengo noticias, está noche en la fiesta de tu abuelo, tenemos una gran sorpresa.

Álvaro frunció la boca

—¿Acaso olvidaste que nos impidieron asistir? —exclamó

—Iremos, no serán capaces de echarnos por el miedo al que dirán, te aseguro que en esta fiesta te vas a divertir como nunca, confía en mí.

Álvaro miró a su madre con extrañeza.

Mansión Ford.

Evana peinaba el cabello de Sabrina, estaba arreglándola para el cumpleaños de Andrés Ford, Fátima tendría una gran fiesta ahí.

—Dentro de poco diré adiós a mis vestidos, no me quedará ninguno.

—¿Qué pasa, tío? No me vas a saludar.

—No, y mejor lárgate, nadie aquí soporta tu presencia.

Álvaro rio, miró a Evana de arriba abajo

—Tía, ¡Qué hermosa te ves!

Nicol lo miró furiosa al escuchar sus palabras, pero tuvo que tragar sus palabras, mientras Marcus quiso caminar a golpearlo, pero Evana lo detuvo

—Lástima que de ti no se pueda alabar tu imagen, Álvaro, solo se puede maldecir tu nombre.

—¡Eso es tan… tierno, tía!

Marcus y Evana se alejaron de ellos y él la llevó a la pista de baile.

—Es mejor olvidarlos, amor, bailemos, disfrutemos de la fiesta, no dejemos que Álvaro siga atormentando nuestra felicidad 1dijo Evana colgando sus manos en su cuello, Marcus estrechó su cintura, miró sus ojos brillantes, sonrió, bailaron al compás de la música.

Sabrina acompañaba a su padre a saludar a los invitados, Jonathan la miraba de lejos, cuando vio a ese hombre entrar, sintió que la sangre le hervía, se acercó y lo detuvo, Dante Swift estaba a punto de pasar de él, cuando vio a esa mujer entrar, tuvo que mirar varias veces a la mujer con el pequeño niño en brazos, pero Jonathan lo detuvo.

—¿Así que pretendes robarme a mi esposa cuando está embarazada de mí, y además aún estamos casados?

Los ojos de Dante Swift miraron al hombre con gran desconcierto, sin entender de lo que hablaba.

Evana y Marcus seguían bailando, sonrientes, de pronto una mujer con un niño en brazos se detuvo frente a ellos.

—¿Interrumpo?

Ellos se detuvieron, Evana miró a la mujer con duda, Marcus se quedó congelado al verlo.

—Frida, ¿Qué haces aquí? —exclamó con desconcierto

—Vengo a que mi hijo conozca al fin a su padre.

Evana y Marcus le miraron con gran duda

—¿Qué?

Frida sonrió

—Mira, mi amor, él es papá, se llama Marcus Ford.

Los ojos de Evana y Marcus la miraron impactados.

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