—¡¿Álvaro?! —exclamó Marcus, de pronto le pareció tan lógico—. Padre, lo que dices es una acusación demasiado fuerte, ¿Qué motivos tienes para creerlo?
—He visto el parecido del pequeño Davis con Ismael, tengo mis sospechas.
Marcus se quedó perplejo.
—Pero… ¡Eso significaría que…!
—Que esa mujer te engañó con tu propio sobrino, no es normal para mí que ese niño se parezca tanto a tu hermano, si bien Ismael es tu medio hermano, tú y él no son tan parecidos, así que, algo está mal, algo que yo presiento, no descansaré hasta saber la verdad, y si resulta ser tu hijo, lo compensaré, dando toda la herencia.
Marcus estuvo de acuerdo, luego salieron del laboratorio, para volver a la mansión Ford.
Álvaro estaba dormido en su cama, Nicol lo miraba con rabia, sostenía la prueba de paternidad, estaba esperando un bebé de ese hombre, pero era inútil, se dio cuenta de que todo era un error, sin embargo, cuando recibió esa llamada, la mujer salió a recibirla al balcón.
—Diga.
—Señora Ford, ya tenemos la información solicitada de su cuenta bancaria mancomunada, el saldo actual es de mil euros.
—¡¿Mil euros?! Pero… No, ¡Debe ser un gran error! Tenía alrededor de siete millones de euros.
—Lo siento mucho, señora, pero su esposo, el señor Álvaro Ford ha estado retirando cantidades fuertes de dinero, como él tiene un poder para obtener el dinero, no vimos la necesidad de notificarle, ¿acaso ha pasado algo? ¿quiere que la comunique al departamento legal?
La mujer titubeó, mirando al hombre recostado con rabia.
—No, todo está en orden.
Nicol entró a la habitación, dejó su teléfono al lado.
De pronto, tomó una almohada, lanzándola al rostro de ese hombre.
Él despertó al instante, la miró con rabia.
—¡¿Qué demonios te sucede, estúpida?!
—¿Cómo has podido lapidar nuestros ahorros, Álvaro? ¡Te has gastado el dinero!
Álvaro talló sus ojos la miró con desprecio, luego se acercó y pellizco sus mejillas con furia.
—¡¿Y qué?! Ese dinero nunca fue tuyo, ¿Olvidas que se lo robamos a Evana? Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón, querida.
Nicol quiso darle una buena bofetada, pero él se la dio primero, la mujer chilló, sobre el suelo.
La puerta se abrió y Stella entró.
—¡¿Qué sucede?! ¡Álvaro le has pegado a tu esposa!
—Se lo merece por entrometida. Y te golpearé más si no me dejas tranquilo…
—¡Estoy embarazada!
Los ojso de Álvaro se ensancharon incrédulos.
—¡¿Y a ti quien te dijo que yo quiero un hijo!? —exclamó rabioso
—¡Espera, Álvaro! Tal vez, el nacimiento de este bebé, ablande el corazón de tu abuelo Andrés, porque lo llamaremos como él, así lo mantendremos de nuestro lado, los viejos siempre tienen amor por los bebés.
Álvaro sonrió.
—Tienes razón, querida madre.
Mansión Ford.
Evana llegó a la mansión, llevaba consigo unos paquetes, cuando vio a la niñera cargando a David se acercó, dejó los paquetes y lo cargó, él niño parecía tranquilo en los brazos de Evana, sonriendo y pidiendo ir al jardín.
—¿Quieres ir al jardín?
—Sí, vamos.
—¡Evana! Algún día haré que te echen de esta casa como a una basura, realmente ya no te quiero, has separado a mi familia, y convertiste a mi hijo en un idiota a tus pies.
Evana sonrió.
—Puede pensar lo que quiera, pero algún día, la única que saldrá de nuestras vidas será usted, y todo será su culpa.
Evana salió, dejando a Fátima echando chispas de rabia.
En el hospital.
Sabrina y Jonathan fueron al hospital, esperaban por ser atendidos, era su siguiente ultrasonido, él estaba nervioso.
AL entrar, la ginecóloga pidió a Sabrina que se pusiera en la camilla, ella estaba ansiosa, pronto puso un gel frío en su vientre, y aquel aparato, comenzaron a ver a través del monitor.
Los ojos de Jonathan se abrieron enormes, sonrió, pudo ver a su pequeño bebé, aún era diminuto, por ahí estaba desarrollándose con salud, podían escuchar el latido de su corazón. Casi tenía ocho semanas.
—Todo está en orden, el embarazo parece estable, pero hay que cuidarse mucho, Sabrina, sobre todo porque no puedes olvidar que tuviste una amenaza de aborto.
Sabrina asintió, la doctora le entregó una copa de la imagen del ultrasonido,
Salieron de ahí y fueron al auto, él la miró.
—Gracias.
—¿Gracias?
—Por nuestro hijo, hace mucho tiempo, tanto que a veces pienso que está es la única vez que me he sentido tan feliz y en paz.
Sabrina sonrió, acunó su rostro y besó sus labios con dulzura.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......