Marcus y Evana caminaron al lado de la familia, había un rastro de incomodidad en el aire que ambos respiraban.
Despidieron a los invitados. Y luego a los nuevos esposos.
—Hijo, cuídate mucho, te veré mañana en el club.
—¿No irás de luna de miel, querido sobrino?
Álvaro clavó la mirada en su tío con desprecio.
—No iré, estaré aquí el lunes para la elección de presidente, ¿Acaso creíste que aprovecharías mi ausencia?
Marcus se echó a reír con burla.
—¡Oh, mi querido niño! De todas maneras, ¿Crees que tienes una oportunidad?
Álvaro había bebido suficiente, cuando se acercó a su tío.
—Sigue así, la caída será enorme, querido tío —dijo a su oído—. Ya que te gusta tanto comer de mis sobras, espero que disfrutes a mi exmujer, pero no debes olvidar cuando esté en tu cama, que primero fue mía.
Marcus volvió a reír, habló en el mismo tono de voz, casi secreto para los demás.
—¡Oh, mi niño, no te angusties por mí! Evana es demasiada mujer para ti, te quedó muy grande, por eso elegiste a Nicol, la mujer de los mil hombres, ¿No la llamaste así en la navidad pasada? Te falta tanto por aprender, Evana ya te olvidó, ya supo lo que es amar a un verdadero hombre, nunca volvería con la basura que eres tú.
Álvaro lo miró con rabia, la sangre le hervía de celos, pero sintió la mano de su madre.
—Vamos, hijo, ya deben ir a su noche de bodas.
Salió de casa.
Marcus tomó la mano de Evana, miró a sus padres.
—Nosotros también nos vamos.
—¿Irse? Es muy tarde, hijo, has bebido, quédate, por favor.
—No, madre, traigo a mi chofer, no habrá problema.
—Mañana habrá un almuerzo en el club hípico, hijo, quiero que… quiero que estén ahí —dijo Fátima y su propia voz le resultó frustrante—. Haremos un brindis de despedida para tu padre, con los ejecutivos de la empresa, luego será la cacería típica de la familia Ford.
—Claro que estaré ahí, junto a mi querida esposa.
Fátima alzó la barbilla, su hijo le dio un beso, y sonrió, él era su pequeño hijo querido, era débil ante él.
—Señora Fátima, aunque me hubiese gustado que las circunstancias fueran amenas, me agradó conocerla —dijo Evana.
Fátima tuvo que morder sus palabras, sonrió, y asintió.
Marcus se despidió de su padre, y él le dio la mano a Evana.
—Los veo mañana, quiero decirles que, aunque sea increíble, estoy feliz de que estén casados, te veo satisfecho, Marcus, y esa era mi prioridad.
Marcus sonrió, sintió que ganaba de nuevo la confianza de su padre.
Evana y él tomaron sus manos, salieron de ahí, a ojo del mundo entero eran una pareja poderosa.
Llegaron al pent-house, era de madrugada.
Ella miró alrededor.
—¿Viviré aquí o debería irme? —exclamó dudosa
Marcus caminó a la barra de licores, bebió un trago.
—Eres mi esposa para el mundo entero, ¿No sería ilógico que mi esposa estuviera lejos de mí?
Ella estaba nerviosa.
Recordó a su hermano Ismael, no podía sacarlo de su mente, él ultimo día de su vida, fue él quien lo alcanzó antes de abordar el avión, suplicando que no abandonara a su esposa e hijo pequeño.
—¡Serás el presidente de la empresa Ford, Ismael! ¡Eres la esperanza de nuestros padres! —exclamó, Marcus solo tenía quince años, Ismael tenía veinte años, pero fue obligado a casarse por la presión de sus padres.
—Lo entenderás, Marcus, no amo a esa mujer, y mi hijo… ¡No soy un buen padre! Quiero ser libre, irme con la mujer que amo, no me importa dirigir la empresa —él tocó su mejilla—. Estudia, tú serás un buen presidente de la empresa Ford, te quiero, hermano, pero no lo olvides, las mejores personas en la vida son libres.
Ismael subió a ese avión con esa chica, lo vio irse, horas más tarde ese avión se derrumbó, su hermano murió.
Marcus estaba suficiente ebrio, caminó hasta la habitación, observó a la mujer en la cama, respiró profundo, se acercó con lentitud, miró su rostro, dormida incluso solía parecer más joven.
Las palabras de Álvaro vinieron a su mente, oscureciendo su mirada.
«Tonta mujer, ¿Qué pudo ver en un perdedor como Álvaro? Tal vez él solo tuvo buena suerte», pensó
Su mano tocó su rostro, sintió su tersa piel, su respiración se volvió irregular, sintiendo que al toque se encendía hacia ella, era bella, la mujer más bella que vio en su vida.
Se acercó despacio, cuando ella abrió los ojos, al instante en que lo miró, y el segundo en que tardó en darse cuenta de lo que pasaba, se estremeció.
—¿Qué hace aquí? ¡Aléjese!
Marcus tomó sus manos con fuerza, empujándose sobre ella.
Evana fue inmovilizada, tuvo terror.
—¡Suélteme! ¿Qué hace? —exclamó
—Soy tu esposo ahora… ¿Acaso no es lo que hacen los esposos? —su voz era rasposa, estaba ebrio.
Ella intentó manotear, y eso lo excitó más, besó sus labios.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......