Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 80

Marcus esperaba ansioso, Evana estaba a su lado

El doctor llegó, se veía su rostro muy serio.

—Lo siento mucho, él señor Andrés Ford ha muerto, no pudimos hacer nada por él, tuvo un paro cardíaco y falleció.

Marcus dio un traspié, Evana lo abrazó con fuerzas, no podía creer lo que escuchaba.

—Mi amor, lo siento tanto...

Marcus se aferró a sus brazos, escuchando el llanto de su hermana que se abrazaba también a su marido como si fuera su único refugio.

Álvaro bajó la mirada que se le desdibujada por lágrimas, miró a Evana consolando a su tío, deseó tanto estar en su lugar, porque a pesar de todo, Álvaro llegó a sentir cariño por su abuelo, lo veía como una figura paterna.

Fátima cubrió su rostro, sollozando, asustada

《¡Lo maté, Dios mío, fui yo quien lo maté!》, pensó.

Marcus se repuso, acunó el rostro de Evana

—Debo ir a reconocer su cuerpo y... preparar el funeral.

Jonathan tocó su hombro.

—Sí quieres, me encargo de reconocer el cuerpo, mientras tú te encargas del funeral.

—Llevaré a Sabrina a la mansión para que descanse.

Él asintió.

—Tío —la voz de Álvaro estrujó la conciencia de Marcus, quien se detuvo a mirarlo—. Lo siento, tío.

Marcus no pudo evitar recordar cuando Álvaro era pequeño y lo quería, él tiempo había pasado, se volvieron mala sangre.

Marcus le dio un abrazo, pero por más que quiso encontrar al pequeño niño que antes le daba ternura fue imposible.

Fátima abrazó a Álvaro

—Ahora más que nunca los necesito unidos como la familia Ford que somos.

Mansión Ford.

Horas después, Evana llevó a Sabrina a la mansión, ella rompió en llanto, Evana la consoló, luego Sabrina se quedó dormida, Evana revisó su presión, se alegró de que estuviera bien a pesar de todo.

Evana fue a traer un poco de té para cuando Sabrina despertara.

Encontró a Nicol.

—¿Sabes que estoy embarazada? Yo por fin le daré a Álvaro el bebé que tu solo le diste muerto.

Evana abofeteó el rostro de la mujer.

—No vuelvas a hablar de mi bebé.

Nicol no se lo esperaba le miró con estupor.

—¡Ni en un momento así te sabes completar, Evana! —exclamó Fátima

Evana la miró con rabia, pero supo que estaba fuera de sí

Dio la vuelta y no dijo nada más.

—¿Esperas un hijo de mi nieto?

—Sí, Fátima.

Fátima sonrió.

—Por lo menos, en medio de la tempestad puedo ver algo de paz.

Cuando Marcus regresó a casa, les indicó que debían ir a la funeraria.

Fátima siguió al hombre sin que nadie la viera.

—¿¡Qué quieres?! ¿Buscas arruinarme?

—¿Mataste a tu marido para salvar tu dignidad, mujer?

Los ojos de Fátima se abrieron asustados.

—¡Eres tú el de los anónimos!

—¿Anónimos? No sé de que me hablas, querida, pero te diré algo, pagarás caro el daño que me hiciste, además me negaste a mi hijo, hiciste que lo criara mi peor enemigo, juro que pagarás eso muy caro.

Hugh Glenn se fue.

Evana estaba despidiendo a las personas, en unas horas partirían al cementerio.

Cuando Álvaro se acercó a ella.

—Evana, sé que me odias, pero, al menos por los buenos recuerdos, ¿Podrías darme un abrazo? Me siento tan triste.

Evana miró sus ojos, sintió que podía ver su dolor, aún así, no sintió ese deseo por darle un abrazo o consolarlo.

—Lamento lo que has pasado, pero, no me nace darte un abrazo.

—¿Tanto me odias?

—Ni siquiera eso siento por ti —sentenció y se alejó

Álvaro la observó alejarse y vio como abrazaba a Marcus.

Lágrimas calientes de dolor y frustración lo inundaron, no pudo evitarlo, las limpió enseguida al sentirlas.

《No serás feliz por siempre, Marcus, no con todo lo que debía ser para mí》

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex