—¿En que estás pensando, Álvaro? Me estás asustado, hijo, tenemos suficientes problemas, mira nuestro futuro, no es nada prometedor al que teníamos, con Fátima presa, y Andrés muerto, no nos queda nada que exprimir a Hugh Glenn.
—¿Tienes el nombre de la clínica donde Evana irá a ese procedimiento?
—¡Álvaro!
—¿Me lo dirás o no?
La mujer asintió y le dijo cuál era.
—No te angusties, madre, de hecho, a ese hombre debo visitarlo justo ahora. Pero, antes, dame un segundo.
Álvaro tomó las llaves de un cajón y caminó a la habitación.
Nicol se sintió confiada cuando escuchó que su esposo se largaba, pero cuando abrió la puerta, sintió un pavor en su interior, intentó correr al baño, la fuerte mano de Álvaro haló sus cabellos, impidió que su escape.
—¡Suéltame!
—¡¿Con qué nos estás mintiendo, farsante?! Dijiste que tendría a mi primogénito varón, ¿Qué me das ahora? ¡Una niña!
Álvaro giró a Nicol, ella vio sus grandes ojos verdes, sintió pavor, de pronto, él le abofeteó el rostro tan fuerte, que la hizo caer, ella lloró asustada, esperó otro golpe, pero Álvaro fue detenido por Stella.
—¡Basta, Álvaro! Está embarazada, sea como sea, es tu hija, no la lastimes.
—¡Una hija que yo no pedí! Si no fuera por lo obesa que estás, te exigiría abortar a ese estorbo. Ya veré despues como deshacerme de ti, Nicol.
Álvaro salió, Nicol lloró ahí en el suelo, Stella solo la miró de reojo, salió y cerró la puerta.
Nicol permaneció en el suelo, tocando su vientre, sintió tanto miedo.
Cuando Álvaro llegó a casa de Hugh Glenn, el hombre lo recibió.
—Estaba sorprendido sobre ver a Fátima en prisión, luce irreconocible, además, jamás me imaginé que mataría a Andrés Ford, parecía amarlo de veras.
—Ya ves, uno nunca sabe que esperar de las personas, abuelo.
Hugh miró a Álvaro con intriga.
—¿Qué es lo que quieres?
—Necesito dinero, abuelo, necesito cumplir mi deseo y el tuyo también.
El hombre le miró con duda.
—¿Y cuál es mi deseo según tú?
—Destruir a los Ford, aún queda Marcus Ford.
—¿Sigues con lo mismo? —exclamó con desdén—. ¿No es suficiente con el dinero que te doy por nuestros negocios en la empresa Ford?
—Vamos, abuelo, no seas tacaño.
Hugh lo miró con desdén, se levantó y le dijo que esperara.
Álvaro permaneció en la sala, hasta que vio a una niña de algunos cinco años caminar cerca de él.
—Hola, ¿tú quien eres? —exclamó con vocecita infantil
Álvaro apenas sonrió.
—Yo… soy tu tío.
De pronto, un hombre apareció.
—¡Irina! Ven aquí, no hables con extraños —dijo cargándola en brazos.
—Pero, es que es mi tío.
—¡Tú no tienes tíos! —exclamó tras él, Álvaro vio a una mujer embarazada.
—Soy nieto de Hugh Glenn, si tú también eres nieto, somos entonces familia.
—¡Yo no soy nada de Hugh Glenn!
Hugh apareció, estaba nervioso, le tendió la maleta a Álvaro
—¡Vete!
—¿Qué pasa? ¿No me presentarás con tu familia, abuelo?
Hugh le miró con rabia, de pronto le soltó un golpe a la cara.
—¡Igualado! Yo no tengo hijos, solo a mi querido Joey, ¡largo de aquí!
Álvaro le miró con rabia, por dentro se sintió desamparado, salió a toda prisa.
—¿Así tratas a quien lleva tu sangre?
Ella le miró con intriga.
—¿Qué?
Él se levantó, busco en sus bolsillos, sonrió con algo de expectación, ella se enderezo, lo miró con duda.
—Marcus Ford, ¿Qué tramas? —exclamó
Él se hincó ante ella.
—Cuando te pedí matrimonio, estaba seguro de una cosa, Evana, de la venganza, quería que todos descubrieran quien era ese innombrable, además, quería la empresa, supe que sería un negocio, que querrías lo mismo, pero, luego, no sé, no puedo definir el momento en que caí en las redes de tu amor, solo sé que, me perdí en tu, en tu mirada, en tus besos, si una vez te pedí que fueras mía por una venganza, hoy te pido que seas mía por amor, ¿te casaría con este hombre por amor?
Ella tenía los ojos llenos de lágrimas, emocionada al escuchar sus dulces palabras.
—Siempre, no hay un solo día de mi vida en que no volviera a ser tuya, claro que me casaría contigo otra vez, solo por amor.
Él puso el anillo de diamante en su dedo, luego se acercó a ella, Evana sintió su cálido aliento, la besó con urgencia, como si solo existiera ese momento.
Sus lenguas danzaban húmedas, sus corazones latían con fuerza, Marcus sintió las manos de Evana acariciando su rostro con suavidad, enviaban sensaciones de placer activando a todo su cuerpo.
Desabotonó su camisa, la deseaba más que a nada en ese mundo, y quería hacerla suya ya mismo.
Ella sonrió, sus manos se atrevieron a ayudar.
Evana besó su cuello, acarició su espalda, quitando esa camisa, escuchó un gruido de satisfacción, Marcus sabía que solo ella era capaz de hacer que su cuerpo hirviera de deseo.
Le quitó el vestido, luego la ropa interior, pronto sus cuerpos estaban desnudos, no importaba cuántas veces se amarán, siempre querían un poco más, manteniendo esa llama encendida en sus corazones.
Él besó su cuello, dejó un camino húmedo, ella se sentía caliente su rostro estaba enrojecido.
Evana se puso a horcajadas sobre Marcus. Besó su pecho, siguió el camino la lengua de Evana saboreó la punta de su miembro viril, y esa caricia hizo que su amado jadeara enloquecido, entreabrió su boca para probarlo, Marcus se retorcía de placer, no podía más, era la imagen más sensual que jamás había visto, la humedad, ese calor, ella seguía succionándolo de una forma delicios.
La detuvo y la atrajo a él, la puso a horcajadas sobre él, observando su precioso cuerpo, acarició sus pechos, su mano acarició entre sus piernas, masajeando con delicadeza, escuchando sus gemidos.
Rápido se puso encima de ella, se adentró entre sus piernas, fue suave como la caricia de una rosa, y se volvió imperioso, sus movimientos la encendían, las manos de Evana recorrían su espalda, sus cuerpos estaban en un combate de amar y gozar, el sudor perlaba en sus cuerpos, él la embestía rápido y profundo.
El cuerpo de Evana estaba tenso, su espalda se arqueaba al toque, ya no podría resistir más, en un minúsculo instante todo su ser se contrajo, se estremeció de placer, un grito fue la prueba de que había llegado al máximo goce, Marcus se movió un poco más, tembló sobre ella, llegó a su propio orgasmo, un paraíso de placer liberarse en su cuerpo, se vació dentro de ella.
Sus ojos se encontraron, sonrieron, sus miradas hablaban de amor. estaban agotados de tanto amar, sus corazones recuperaron los latidos de paz, él la abrazó a su pecho y se quedaron dormidos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......