Días despues.
Evana estaba ansiosa, Marcus tomaba su mano, el chofer manejó hasta el hospital.
Al bajar, Evana sintió su corazón latir con fuerza.
Marcus la tomó de la mano. Hoy harían la prueba de embarazo, ella luchó para no hacerla antes, aunque los nervios, el estrés le jugaba malas pasadas.
Marcus no dijo nada, solo la apoyó, le dio buen ánimo, la mimó, en el fondo de su corazón también estaba ansioso, estresado, quería que se cumpliera su deseo, que pronto esperaran un bebé.
Evana entró al consultorio, junto a su esposo, una enfermera entró y le indicó que le sacarían sangre para hacer la prueba de embarazo, ella desvió la mirada, mientras Marcus la cuidaba, pincharon su brazo, y la enfermera salió.
Sabía que en pocos minutos tendrían el resultado.
Marcus tomó su mano, la besó.
—Te amo, todo saldrá bien.
Evana asintió, tenía miedo, no sabía como podría enfrentarse a un resultado negativo.
La doctora entró y traía el resultado.
—Es momento de saber el resultado.
Evana y Marcus se tomaron de la mano con fuerzas, cada uno tenía su esperanza, la doctora habló.
—Está embarazada, señora Ford, ¡muchas felicidades!
Los ojos de Evana se abrieron enormes, brillaron, una gran sonrisa se formó en sus labios.
—¡¿De verdad?! ¡Al fin!
Ella se levantó, abrazó a Marcus que estaba tan feliz.
—Sí, señora, la felicitó, ahora podrá ir al control de maternidad con la ginecóloga que le recomendaremos, estaremos al pendiente también por lo que tendrá una cita al mes con los ginecólogos del centro.
Evana asintió.
Al salir, estaban tan felices.
—Esto se debe festejar, amor, mañana iremos con la ginecóloga.
—Tengo poco tiempo de embarazo, pero estoy tan emocionada, ¡estoy feliz!
Él sonrió al escucharla, acarició su rostro.
—Eres tan valiente, te admiro, y te amo tanto.
Evana colgó sus manos a su cuello, lo besó con dulzura.
En la mansión Ford.
Cuando Sabrina se enteró de la noticia, organizó una cena para ellos, estaban muy felices.
La cena fue en el jardin, Sabrina ordenó preparar la comida favorita de Evana.
Se sentaron a la mesa.
—Queremos pedirles que sean los padrinos de nuestro bebé.
Sabrina y Jonathan se mostraron agradecidos.
—Claro que sí, somos una gran familia ahora que crece más y más. Estoy muy feliz por ustedes.
Una empleada llegó y se acercó a Marcus.
—Señor, afuera de la mansión está el señor Álvaro, quiere verlo.
Marcus rodó los ojos, incrédulo de que ese hombre siguiera molestando.
—Le dije que usted no estaba, pero dijo que no se marcharía hasta que lo recibiera.
Marcus se levantó.
—Lo veré afuera, no dejaré que nos dañe el momento.
Marcus fue hasta el portón de la mansión, lo miró por encima de los barrotes.
Marcus por fin lo soltó, tenía una mirada llena de odio, como si toda la violencia brillara en sus pupilas.
—¡Lárgate, maldito perro, o juro que te mataré!
Álvaro sonrió, tosió, recuperó el aliento, lo miró fijamente.
—Sí, querido tío, pero cuando nazca mi hijo, podrás notar lo parecido que somos, y también, cuando mi bebé nazca pelearé por él, lucharé por su custodia, ya veremos si mi querido hijo se quedará contigo, tal vez también pierdas a mi tía Evana, y al fin vuelva a los brazos de su sobrino.
—¡Cállate! —gritó Marcus con rabia.
Jonathan lo miró con angustia, él también odiaba a Álvaro.
—Evana, cuida mucho a nuestro bebé, no quiero que nada malo le suceda.
—¡Vete de aquí!
Marcus sintió miedo al verla.
—¿Acaso no lo sabes querida tía? El bebé que esperas en tu vientre no es de Marcus Ford, ese bebé es mío, yo hice que te inseminarán con mi esperma, sí, tendremos un hijo.
Los ojos de Evana se abrieron con horror, igual que los ojos de Jonathan y Sabrina.
Evana negó.
—¡Mientes! Eres un asco de hombre, si tu hijo estuviera vivo se avergonzaría de ti, eres un psicópata, un cobarde, ¡eres malo!
Álvaro la miró con rabia, pero también con un gesto de dolor, sus ojos brillaron.
—Al final yo cumplí tu deseo, por eso quedaste embarazada tan rápido, tía, porque yo si soy un verdadero hombre, por eso con mi esperma quedaste embarazada tan rápido, en cambio con mi tío, eso fue imposible, así que, cuida a mi hijo, algún día volverán a mí.
—¡Largo!
Evana gritó tan fuerte, intentó retroceder, las lágrimas caían por su rostro, cayó de rodillas, y Marcus se apuró a levantarla.
Sus miradas se encontraron, ambos sufrían, podían leerlo en su corazón.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......