Marcus levantó a Evana, la miró a los ojos.
—Dime que no es cierto, Marcus, ¡Dime que él miente!
Marcus no podía jurarle algo que no sabía.
Él cargó a Evana en sus brazos, como si fuera su pequeño bebé, la llevó adentro de la mansión, subió la escalera, hasta ir a la habitación.
Al entrar, la recostó en la cama.
Ella parecía en un estado de shock, luego se echó a llorar, cubriendo su rostro con sus manos, Marcus no podía soportarlo, la abrazó con fuerzas.
—Mañana iremos a la clínica, esto es un error, ¡una m*****a broma de ese miserable! Evana, él quiere lastimarnos, porque no es feliz.
—¡Hasta cuando, Marcus? Hasta cuando durara su odio, porque no solo… quisiera, no puedo decirlo, porque tengo miedo de que todo lo malo que deseo contra ese hombre se revierta en mi contra —dijo Evana mordió sus labios para no desear la muerte de Álvaro Ford.
Marcus la abrazó a su cuerpo, besó su frente.
—Pagará, te juro que su sufrimiento será tan grande, que ni toda la vida le quedará para pagarlo, al final, terminará como lo merece, solo, y él único que me da tristeza por eso, es Ismael, sé que desde donde está debe sentir dolor al ver la clase de hijo que tuvo.
Evana se refugió en sus brazos, poco a poco se quedó dormida.
Marcus no pudo dormir esa noche, solo abrazó a Evana, pensaba en las palabras de Álvaro, ¿y si era cierto? Ahora Marcus tenía una pregunta en su mente que lo rompía, ¿podría amar al hijo de su peor enemigo? No obtuvo respuesta.
Al día siguiente.
Cuando Marcus abrió los ojos, Evana estaba lista, ella miró sus ojos.
—¿Podemos ir a la clínica? Por favor.
Él asintió, fue a bañarse y cambiarse de ropa.
Pronto salieron, pero Jonathan pidió ir con ellos.
—No estás en las mejores condiciones para ir solo, Marcus, necesitan a alguien que piense con la cabeza fría.
Ellos asintieron.
En la clínica.
Al llegar, fueron directamente con el CEO.
—Buenos días, me dijeron que querían verme, bienvenidos, señores Ford, señor Grimm. ¿Cuál es motivo de la reunión?
—Tengo un problema muy grave, mi sobrino, Álvaro Ford y yo, no tenemos buena relación, más que eso, somos enemigos declarados, él dijo que… —Marcus ni siquiera sabía cómo describirlo—. Él dijo que la muestra de esperma con la que inseminaron a mi mujer era suya, que él envió a cambiarla, insinuó que pagó dinero para hacerlo, y que el hijo que mi esposa espera, no es mío.
Los ojos del CEO se abrieron enormes, negó de inmediato.
—¡Es imposible, señor Ford! Somos una empresa de ética intachable, nunca ha pasado eso antes, no creo que sea posible.
—Necesito descartarlo.
—Sé que la señora Ford ya está embarazada, tiene muy poco tiempo por lo que una prueba de paternidad sería difícil ahora, y riesgosa, deberíamos esperar mínimo a la octava o novena semana, yo pensaría mejor en la doceava en estos casos, para poder tener la certeza, aún así, no podría creer esto, haré un análisis ahora mismo.
El CEO salió, estaba atemorizado, no solo porque eso dañaría la reputación de la empresa, si no también porque la familia Ford era muy importante en la sociedad.
Al llegar con su asistente le dio instrucciones de revisar el libro de entradas y salidas.
—Quiero saber si el señor Álvaro Ford piso la clínica, también quiero saber si se reunió con algún médico.
El asistente era eficiente a los pocos minutos llegó con él.
—El señor Álvaro Ford se reunió dos veces con el doctor Redcliffe, y si entró aquí a la clínica.
Los ojos del CEO se abrieron enormes.
—¿Hizo algún análisis?
EL CEO no podía ni mirar el rostro de Marcus Ford.
—Álvaro Ford estuvo en esta clínica, al mismo tiempo que ustedes hacían el tratamiento, no en las mismas horas, claro, pero, sí él hizo una prueba de fertilidad, hizo un conteo de esperma, y tuvo contacto con el doctor Redcliffe en dos ocasiones; el equipo está seguro que usaron la muestra que decía Marcus Ford para la inseminación, pero… no descartó la posibilidad de un cambio de muestra por parte del doctor Redcliffe.
Los ojso de Marcus se abrieron con desesperación, tragó saliva, Evana tenía la mirada baja, casi al borde del llanto.
—¡¿Cómo pueden ser tan imbéciles?! —exclamó Marcus enfurecido, sin control—. ¿Sabes que puedo acabar con tu carrera y la de todo el lugar?
—Marcus, cálmate, peleando no se llega a nada. Necesitamos la certeza de que el cambio se hizo, queremos ver a ese doctor, el tal Redcliffe.
El CEO estaba atormentado, avergonzado.
—Él renunció, de hecho, fue inmediato a la inseminación, él no quiso seguir laborando, pensé que era normal, su esposa estaba embarazada, y tenía problemas físicos.
—¿Dónde podemos hallarlo? ahora solo ese hombre tiene la verdad en sus labios —dijo Jonathan.
Marcus dio un paso atrás, estaba enfurecido, frustrado.
—Lo localizaré.
—¿Y dígame? ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo podemos saber si el bebé es mío o no?
—Hay que esperar por lo menos a la doceava semana, señor Ford, entonces, haremos una prueba de sangre, no representará ningún riesgo, ni para la señora, ni para el bebé, ahí sabremos si el niño es su hijo o no.
—¡¿Y mientras tanto qué?! Viviremos con esa incógnita, y cuando lo sepamos, si ese maldito es el padre, ¡Ella no podrá abortar!
Los ojos de Evana se fijaron en Marcus, ella se levantó como un resorte.
—¿Qué dijiste? ¿Cómo puede pensar que mataré a mi hijo? —exclamó Evana con dolor, su voz estaba rota de llanto.
—¡No criaré al bastardo de Álvaro! No lo haré, prefiero no tener hijos que ver a la mujer que amo tener un hijo de ese miserable.
Las palabras salieron sin poder detenerse, mientras lágrimas calientes rodaban por las mejillas de Marcus.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......