Mi nombre es Vinícius, soy rubio de ojos verdes y tengo 22 años, era tarde y estaba tomando un autobús para pasar una temporada en casa de mis abuelos. Serían 12 horas agotadoras de viaje y me preparé bien para soportarlo, llevé una cobija, almohada y comida para entretenerme. Tomé mi maleta y entré, prefería un asiento más atrás...Siempre me pareció más tranquilo y como pensaba dormir todo el viaje, me quedé allí donde estaba más tranquilo.
Afortunadamente fue un viaje en un horario que pocas personas querían o podían, esperamos 15 minutos para poder salir. En su interior solo una pequeña dama, una pareja en los asientos delanteros y yo. El conductor estaba a punto de irse cuando una chica afuera gritó que esperara. Yo estaba tirando de una maleta enorme y él tuvo que bajar para abrir el baúl y ayudar al gato a meterlo todo adentro. Luego subió al autobús con una pequeña bolsa en las manos, era una morena de piel color jambo, pelo largo y ondulado, labios carnosos...vestida con una falda corta de mezclilla y una blusa sencilla.
Estaba emocionado de tener algo interesante que ver durante el viaje que sería tedioso, ella se sentó en el frente y yo en la parte de atrás, así que no podía ver mucho. Estaba frustrado, pero con su imagen en mi mente durante mucho tiempo. A las pocas horas el gato se levantó, sin duda para ir al baño y que por suerte está aquí atrás. Pasó a mi lado, pude ver la parte de atrás de sus muslos en esa falda corta, todo suave y caliente...tengo una polla dura para ella y se me hace la boca agua. Me imaginé follándola dentro de ese baño y casi entramos juntos para comérmela entera y recorrer con mi lengua todo ese cuerpo.
Minutos después ella se fue, el autobús dio una sacudida repentina y ella cayó sentada en mi regazo, nunca podré agradecer a este conductor como debo. Estaba mirando esos senos tan cerca de mi boca y esperé a que se asustara pero no fue eso lo que pasó, ella sonrió y me habló al oído.
Letícia - ¿Esta gran polla es tan dura para mí, gatito?
Incluso gemí de cachondo y respondí dándole un buen suspiro en su oído.
Vinícius - Tiene muchas ganas de meterse en ese coñito.
Acaricié sus piernas levantando levemente su falda y al ver su coñito esponjoso dentro de esas braguitas amarillas, nos besamos en la boca sin importarle quien miraba hacia atrás y veía el espectáculo.
La viejita estaba demasiado ocupada con su crochet y la pareja dormía, comíamos con besos de lengua, yo metí mi mano entre sus piernas estimulando ese coñito hinchado y sabroso. Mi polla quería saltar de mis pantalones y ella sonrió mientras besaba su boca caliente y recorría todo su cuerpo con mis manos y mi boca donde podía alcanzar.
La perrita rodó sobre mi bastón solo para castigarme, le apreté las tetas y metí la mano dentro de su blusa acariciando sus pezones. Luego volví a masturbarla y puse mis dedos dentro de su boca para que probara el sabor de su panocha, luego nos besamos en la boca para compartir el sabor.
Se levantó de mi regazo y se arrodilló para abrirme los pantalones y sacar mi gran polla, sus ojos se iluminaron cuando vio mi polla de caballo frente a ella. Se quedó sin palabras, creo que hasta tenía miedo de que yo no entrara en esa boquita tan delicada... me escupió y me pegó muy bien, me levantó el pito y me chupó las bolas dos veces y yo me contuve para no hacerlo. gemir en voz alta y llamar la atención de otros pasajeros. Levantó la vista poniendo los ojos en blanco de satisfacción al verme delirando mientras me la chupaban, la traviesa lamió mi entrepierna y con mucho deseo...nada me excita más que saber que ella está disfrutando saboreándome.
Agarré la crin de esa yegua y hundí mi polla lo más profundo que pude en esa cálida garganta. Tiré de su cara y nos besamos, toqué su coño una vez más para humedecerlo mucho.
Letícia - Quiero sentarme en esa rica polla.
Rodrigo - Solo si te vas ahora.
Dejó sus bragas a un lado y me comió con el apretado coño con fuerza y velocidad, la agarré por la cintura. Esta mujer comenzó a saltar como loca, le di un puñetazo fuerte debajo de ella y confieso que ya estaba babeando de lujuria. Yo estaba follando debajo y ella estaba rodando sobre mi gran polla al mismo tiempo...
Agarré sus pechos y comencé a hablarle perra al oído para castigarla aún más.
Rodrigo - Que coño tan caliente, joder morenita.
Letícia - Entonces sigue cogiéndome como un puto macho... ¡vamos... vamos!
Se corrió sobre mi verga y bajé el ritmo de los golpes en su útero, el coño está sensible después de ponerlo a llorar literalmente.
Rodrigo - ¡Culo codicioso, delicia morena!
Parecía alucinada y en un rato, supo cómo sentarse de una manera que ordeñaría incluso al hombre más concentrado del mundo. La mantuve quieta en mi regazo para que durara un poco más, todavía estaba rodando sobre mi polla, así que la manera era dejarla pasar un buen rato. Saltó dos veces más y yo me corrí gimiendo fuerte y sosteniendo sus pechos dentro de su blusa, se sentó bien para mí derramar todo muy adentro hasta la última gota.
Rodrigo - Que gato más fogoso.
Ella no quería correrse incluso con mi polla casi floja, creo que todavía esperaba más y más. Todavía en mi regazo...
Letícia - ¿Cuánto tiempo te vas a quedar en Salvador cariño?
Rodrigo - Todo el mes de vacaciones.
Respondí sin aliento.
Letícia - Entonces búscame en la cafetería Ponto do Flavor, quiero sacar mucha leche de esa rica polla.
Se levantó de mi regazo chorreando leche por todos lados, fue al baño a lavarse. Tardé un poco en recuperarme y luego nos sentamos uno al lado del otro, estuvimos jugando con nuestras manos hasta llegar a nuestro destino donde follamos hasta que nuestras piernas se tambalearon entre tantos besos en la boca y travesuras mutuas.
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