− Yo me divierto a mi manera.
− ¿Y cuál es esa manera? Pregunto Mirándola fijamente a la cara.
Le dio un vuelco al corazón cuando la penetrante mirada de Jack se posó en ella, todas sus terminaciones nerviosas estaban comenzando a colapsarse. Su mirada la dejo helada sin saber que responder, ¿por qué se sentía así cada vez que él estaba cerca de ella? De pronto noto que el inclinaba la cabeza, la iba a besar y ella se lo iba a permitir.
− ¡Aquí están! Se vieron interrumpidos por Rodrigo y Melisa que se aproximaban. Megan salió del trance y rogaba porque sus mejillas sonrojadas pasaran desapercibidas.
− ¿Has estado aquí sentada toda la tarde? Le pregunto su amiga a Megan, estaba tan nerviosa para responder sentía el calor del cuerpo de Jack y había una especie de tensión en el aire entre ambos.
− Si en parte.
− Los hemos estado buscando por todos lados, ¡claro que por separado! Rio Rodrigo recostándose en la baranda del porche de la casa.
Jack se levantó del sofá y sentó frente de Megan en el muro del porche, ella podía sentir su penetrante mirada. ¿El sentiría lo mismo que ella? Estaban a punto de besarse hasta que los interrumpieron.
− Acabo de llegar aquí y me encontré con Megan.
− ¡Claro ya! Los miro a ambos.
Melisa se sentó en el lugar donde Jack estaba sentado con Megan, está la miraba con una sonrisa reprimida.
− Ya que estamos los cuatro juntos, quería preguntarles si hoy en la noche nos quieren acompañar a una fiesta que dará lugar en el bar del gordo Tony, he invitado a Melisa y bueno estaría bien que ambos nos acompañaran.
− Vamos Megan acompáñanos. Le rogo su amiga.
− No lo sé, no tengo muchos ánimos.
− Te divertirás. Le aseguro Rodrigo. Ella solo podía sentir la mirada de Jack encima.
− Si Meg, vamos.
− Además Jack también nos acompañara, ¿verdad que si patrón?
Bueno no esperaba ir a esa fiesta, pero si Megan iba el asistiría sin lugar a dudas. Esa reunión estaría infestada de hombres solos buscando ligar con una mujer y Megan sería un blanco fácil y él no estaba dispuesto aceptar eso.
− ¡Tal vez!
− Megan no puedes decir que no, además necesitas distraerte. Le dijo su amiga.
Claro que lo necesitaba, pero lejos de Jack estaba comenzando a perder la cordura cerca de él.
− Está bien, solo un rato.
− Genial entonces vamos a subir para ver que conseguimos para ponernos. Hasta luego chicos. Tomándola de la mano la jalo hasta la puerta de entrada.
− ¿Tratas de emparejarme con Jack?
− No hace falta, hace rato que Rodrigo y yo notamos que estaban a punto de besarse, no me engañas ese cowboy te gusta.
− Claro que no.
− ¡Si como digas! Mejor busquemos algo para ponernos.
− No creo que sea necesario ponernos algo tan elegante, ya escuchaste es un bar.
− Ni te creas que en mi primera cita con Rodrigo voy a ir en vaqueros. Tu empacaste unos lindos vestidos muy frescos para la noche creo que nos quedaran perfectos.
− Está bien como tú quieras.
− ¡Tú solo relájate!
Su amiga registraba el closet donde habían desempacado la ropa de Megan y exclamo con gran entusiasmo.
− ¡Estos dos son perfectos! Creo que usare el verde y tu deberías usar el rojo es muy lindo.
− Si es lindo, si lo usare esta noche. Claro aquello no lo hacía para lucir linda para Jack, sino para sí misma, le gustaba vestir bien.
− Muy bien seremos la envidia en ese bar.
− No deberíamos, la mujeres de esta zona podrían tomarlo mal ¿no crees?
− ¡Qué bien, porque no pensaba permitir que lo hicieras!
Ella lo miro con los ojos bien abiertos, ¿y esos arranques de posesión a que se debían?
− ¡Bueno tortolos basta de cuchicheos y vámonos ya!
Llegaron a un bar bastante iluminado y llevaba por nombre “Bailamos” cada letra eran de luces rojas y verdes muy brillantes de neón. La fachada no era de un bar de mala muerte, sino que era muy conservador y muy bien cuidado, había montones de coches y motos aparcadas. Era una gran fiesta, la gente salía y entraba unos para quedarse afuera y fumarse un cigarrillo o bien para tomar un poco de aire. Jack aparco su todo terreno en un puesto especial reservado para su coche, era un cliente muy frecuente en aquel bar.
Las parejas se bajaron y de inmediato Melisa y Rodrigo se tomaron de la mano, mientras que Jack le ofreció su brazo y ella no tuvo más remedio que aceptarlo. En la puerta se encontraban dos guardias muy musculosos vestidos como vaqueros, cuando se aproximaron a ellos estos le tendieron la mano a los muchachos y los dejaron pasar.
− Veo que frecuentan mucho este bar. Le dijo Megan a su oído ya que la música estaba demasiado alta.
− Es el más cercano, San Antonio está un poco lejos para regresarse muy de noche.
Tal vez lo frecuentaba muy seguido por las camareras, Melisa le había contado que los hombres del rancho salían mucho con las camareras de los bares, Jack no podía ser la excepción. Una camarera morena y bien parecida se les acerco y los saludo, indicándole una mesa vacía, luego les pregunto que iban a ordenar para beber pero esa mujer no paraba de sonreírle a Jack. Megan experimento una oleada de celos de aquella camarera, estaba claro que Jack había tenido algo con esa mujer y eso la puso molesta.
− ¿Qué beberán chicas? Les pregunto Jack.
− Lo mismo que ustedes. Respondió Melisa, moviéndose al ritmo de música country que sonaba en ese momento.
− Dayana tráenos cuatro cervezas por favor.
− En seguida Jack.
Si definitivamente había tenido algo con esa mujer, porque la tuteaba con mucha familiaridad. No creía que la idea de asistir a esa fiesta ahora fuera la mejor de las ideas.
− Vamos a bailar Mel. Rodrigo se llevó a su pareja al centro de la pista de baile donde varias parejas bailaban al ritmo de la música. Megan nunca había bailado música country pero se veía divertido.
− ¿Quieres bailar? Le pregunto Jack.
− Hmm… Quizás luego, la verdad no sé bailar ese tipo de música.
− ¡Yo te enseño! Su voz le sonaba tan erótica en su oído, se estaba excitando como una adolescente.
Las bebidas llegaron, Jack las pago y la fulana camarera se retiró enseguida hacia otra mesa. Sea lo que hayan tenido al parecer había terminado hace mucho.
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