Ven... a Mí romance Capítulo 49

Melissa.

Allí estaba Luc de pie, vestido de traje y con la corbata un poco desajustada. Se veía cansado, pero él era hermoso por donde se mirara.

Como si todo este tiempo hubiese sido en vano, mi corazón comenzó a palpitar demasiado rápido, el cuerpo vibró de solo ver cómo sus labios se curvaron en una sonrisa hacia mí, para comenzar a caminar hacia mi sitio.

¿Me había dado un golpe en alguna parte de la cabeza y estaba soñando? ¿Luc me sonreía después de todo este tiempo?

Un mes y una semana entera pasaron desde la última vez que lo vi, y grité en su cara que se fuera de mi lado y de mi vida. Un tiempo en que literalmente padecí en silencio y me ahogué en los quehaceres de la recuperación de mi padre y la terminación del libro.

Quise llamarlo infinidades de veces, escribirle, pero… ¿Para qué? Él ya había sacado sus propias conclusiones sobre mí, echó al carajo muchos años de amistad y decidió prestar el oído a las maquinaciones de Sara.

Por supuesto, Sara tampoco volvió a llamar para ver cómo se encontraba papá, pero creo que todos aquí estábamos aprendiendo a aceptar las nuevas realidades en nuestra casa.

A pesar de mi congoja, y de cierta forma guardar algo parecido al luto por mi separación con Luc, muchas sorpresas llegaron a mi vida. Una que, aunque me estaban preparando para ello, jamás pensé se haría realidad.

La publicación de mi libro.

Lo único que jamás se me olvidará es cuando dije el título de mi libro a Jeremy, me observó entre extrañado y serio, y luego de alzar los hombros respondió: “tú eres la que decide”, sabiendo de alguna forma, hacia quién estaba dirigido todo ello. Pero yo necesitaba hacerlo.

Y con ese nombre me quedé.

Di a mi libro un final feliz, un final que siempre deseé con Luc, algo que, aunque les negaba a todas las personas que me preguntaban, yo anhelaba que todo se solucionara en mi corazón.

Y aquí estaba, él volvía y mi corazón latía de nuevo, se hacía presente como si nada y volvía a voltear mi mundo.

Respiré y solté el aire para apaciguar el nerviosismo que tenía en mi estómago, y solo pude mirar la copa que tenía en mi mano de forma extraña.

—Algo tenía este vino —dije casi en susurro, pero Jeremy a mi lado escuchó claro.

—¿Por qué?, ¿sentiste un mal sabor?

No pude responder, cuando volví alzar la mirada allí se encontraba Luc, con las manos en los bolsillos y sonriendo para nosotros dos.

—Señor William, ¿cómo está? —incluso la quijada de Jeremy estaba abierta. Algo no estaba bien aquí.

—Todo bien por aquí —fue lo único que respondió Jeremy mientras me mostraba una cara impresionada.

—Vine lo más pronto que pude, perdóname por no estar aquí antes, yo… estoy más que feliz por tu logro —esta vez Luc acortó más nuestra distancia y sus palabras eran melosas hacia mí.

—Vendré en un momento —anunció Jeremy incómodo y yo asentí mientras desapareció de mi vista.

—¿Cómo supiste? —pregunté sin saludarlo, ignorando lo qué estaba pasando, y sin entender nada.

—Solo lo supe, pero me enteré solo hoy, de lo contrario hubiese venido antes, debía firmar unas franquicias, tuve mucho trabajo y… —le frené con la mano.

—No tienes por qué explicarme nada, yo, estoy un poco confundida por tu actitud, ¿Qué pasó?

Luc tomó un poco de aire, pensé que diría cualquier tontería, que se excusaría y se iría como siempre, pero eso no sucedió.

—La verdad, sí quiero explicarte por qué quiero hacerlo, estoy aquí por ti, cara —respondió sin un ápice de duda y pasé un trago duro.

¡¿De qué carajos estaba hablando?!

Me puse recta y traté de evadir la situación.

—Gracias, esto de la publicación ha sido una sorpresa —mi respuesta era estúpida, pero yo necesitaba hacerme la tonta.

Su sonrisa se hizo ancha y luego negó hacia mí, tocando mi barbilla.

—Recuerda que te conozco como la palma de mi mano —sus dedos solo esparcieron escalofríos en mi piel, pero también sentía un poco de indignación.

—No Luc, creo que tú nunca llegaste a conocerme bien… no, cuando…

—¡Por favor! —Luc tomó mi cuerpo y lo acercó a él, sin importar la gente, sin importar las miradas y que estábamos a la vista de TODOS—. Necesitamos hablar… debemos hacerlo Mell… ¡Debes escucharme por favor!

Lo observé sorprendida, tenía muchas cosas arremolinadas en mi lengua, no sabía que decirle, ¿Acaso descubrió toda la verdad?

—¿Qué fue lo que te dijo Sara? —conseguí preguntarle.

Entonces él tomó mi rostro y lo acercó aún más al suyo.

—No importa lo que me diga Sara o alguna otra persona, cara, yo solo quiero confiar en lo que tú me digas, ¡por favor, hablemos! —sus palabras salieron angustiadas.

Entonces ¿él no sabía nada?, No sabía la verdad de todo el asunto. Pero aun así estaba aquí…

—¡Por Dios Santo! ¿Qué les pasa? —la voz de mi madre un poco alarmada llegó a nuestros oídos y ambos nos separamos de golpe.

En este momento me di cuenta de que la boca de todos estaba abierta, a diferencia de Andrés y Bruno que parecían estar disfrutando el momento.

Papá solo miraba con el ceño fruncido.

—Es que… Luc tiene un problema —yo era tan idiota, mi respuesta solo hizo que mi madre se enojara más.

—Los problemas no se resuelven recostándose en el otro y frente a todo el mundo, Melissa —esta vez mamá ignoró por completo a Luc.

Iba a dar un paso hacia ella, pero Luc tomó mi mano frenándome.

—Adele… ¿Podemos hablar después de la celebración?

¿Qué estaba haciendo?

Le miré con los ojos abiertos haciéndole miles de preguntas y suplicándole al mismo tiempo que no empeorara las cosas.

—Por supuesto Luc, solo es un poco vergonzoso que ustedes estén aquí solos y dando este espectáculo. Parecía que ibas a besar a mi hija…

—Iba a hacerlo —la interrumpió y el estómago se me revolvió como una lavadora.

¿Quién era este?

Mi madre solo abrió los ojos incrédulos, no sabía qué responder, ella estaba muda y se pasó la mano por el cabello como un gesto que hacía cuando se quedaba sin argumentos.

—Luciano… —ella trató de decir, pero yo debía meter la cucharada, esto no iba a ocurrir frente a todos mis invitados.

—Madre, debo ir a… atender a todos, yo…

—Te acompaño —me haló Luc.

No sabía ni qué mierdas hacer con todo este camión de cosas que él estaba tirándome encima, estaba en la celebración de mi libro, él venía arrepentido y esperaba que yo pasara todo así sin más… pero ¿no se lo dejaría tan fácil después de todo no?

—Sé lo que estoy diciendo, ¡vamos!, aprovecha tu noche, tendremos tiempo.

Me dio un empujoncito y caminé aún con la mirada en él.

¿Sara estaría a tanto de todo esto? Creería que no, y estaba segura de que cuando se enterase, no se iba a quedar con los brazos cruzados.

Busqué por todos lados a Jeremy, pero no lo encontraba en ninguna parte. Así que fui a donde mi madre que estaba sirviendo algunos bocados y me acerqué hacia ella.

—Madre, ¿has visto a mi jefe? —-pregunté mientras ella se metía una galleta a la boca.

—Lo vi saliendo, ¿creo que me dijo que iba a buscar algo en su auto?

Asentí y caminé rápido.

Vi como en la sala Luc hablaba con Bruno mientras su hermano le sostenía el hombro y Aroa sonreía.

Salí de mi casa y observé como Jeremy estaba abriendo la puerta de su auto.

Traté de correr un poco para alcanzarlo, él ni siquiera se había despedido, ni me dijo que se iba.

—¡Jeremy!, ¡espera! —casi grité y él se frenó antes de cerrar la puerta.

Su mirada no estaba feliz como la de hace rato, así que llegué hasta su lugar un poco preocupada.

—¿Te vas? —le tomé de la chaqueta—. Aún no hemos tomado la foto, ni nos hemos colocado de acuerdo para mañana.

—Creo que todo eso fue suplantado por la escena de tu amigo, Mell…

¿Qué?, ¿Estaba molesto?, ¿celoso?

Pero luego lo vi pasando un trago y luego negó.

—Mañana podemos tomar tu entrevista, no quiero ver lo que no deseo, Melissa, no me pidas que me quede.

—Jeri… ¿De qué estás hablando?, Estamos aquí por mi celebración, esto no es necesario.

Mi jefe dio unos pasos hacia mí y luego me tomó por los hombros.

—Tú sabes de qué… no quiero mezclar nuestro limpio trabajo que tanto te ha costado, no quiero tener rabia, quiero mantenerme lejos lo que siento, de nuestro trabajo…

Sentí una aprensión en el pecho.

—Jeremy… —tomé su mano y mi cara se entristeció enseguida, lo que menos quería era hacerle daño a una persona como él.

—No digas nada, Mell, a menos que yo tenga una oportunidad aquí… y no la tengo, ¿no es así?

No respondí, estaba un poco desesperada por esta situación, ¿Qué le habían dado hoy en el almuerzo a estos hombres?

Quería arrojar alguna palabra confortante, pero no sabía por dónde comenzar.

—Dime, Melissa, necesito que me hables de forma clara —Luc tomó mis brazos y me acercó hacia él lo suficiente para poder sentir su respiración en mi rostro

Esto se estaba colocando muy incómodo…

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