Yo nací para quererte romance Capítulo 6

Amelia se sintió un poco incómoda por la profunda y fría mirada de Daniel.

-¡Amelia! Tráeme el café -Dijo Daniel con indiferencia y dejó el tazón de café que tenía en su mano.

Amelia sintió la luz ardiente de la mirada de la secretaria junto a Daniel. Ella sabía que esta luz era una muestra de ira.

Daniel recibió el café ofrecido por Amelia. Al tomarlo, Los dedos delgados y largos del chico tocaron los de la chica. Daniel percibió claramente la rigidez de Amelia en aquel momento.

Bajó su profunda mirada y la fijó en Amelia otra vez. Probó el café servido por ella. Era un poco amargo, pues la chica no le agregó nada, pero luego sintió un sabor dulce en él. Había que admitir que la chica hizo bien la bebida.

-De ahora en adelante tú harás café por mí, y mantén este sabor -Dijo Daniel tranquilamente y siguió leyendo documentos, como si nadie estuviera en su cuarto.

Amelia se quedó allí sorprendida. ¿Qué debería hacer ahora? Pues no sabía. Estuvo parada ahí dos horas hasta el descanso de medio día. En ese momento sus pies ya se entumecieron. Parecía que este trabajo de secretaría era muy difícil. Sin embargo, decidió aguantarlo por el alto salario mensual de treinta mil.

-Miriam Gil, puedes irte ahora. ¡Amelia, ve a hacerme una taza de café! -Justo cuando Amelia quería salir del trabajo, Daniel de repente le dio orden fríamente y ni siquiera levantó la cabeza cuando lo hizo.

Amelia se sorprendió y se quejó por dentro. Pues ya era hora de descanso, ¿por qué no la dejaba ir? Aunque estuvo descontenta, fue a hacer el café por su patrón.

Cuando volvió a la oficina, Daniel ya había arreglado los documentos y estaba listo para salir. El chico echó un vistazo a la figura caliente de Amelia y sonrió de manera oculta.

Daniel sonrió fríamente y se volteó de repente.

Y Amelia nunca pudo prever que de repente se voltease. Para ella ya era demasiado tarde para detenerse, entonces su cabeza se chocó con el musculoso pecho del chico.

-Si quieres entregarte a mí, puedes hacerlo después. Acompáñame a presentar un buen espectáculo y te daré recompensa extra -Su voz era profunda y seductora, y sus profundos ojos brillaban. Si a ella le gustaba tanto el dinero, se lo daría, pero para conseguirlo ella tendría que realizar un poco de sacrificio.

Amelia miró atentamente al guapo que estaba tan cerca de ella. Podía olfatear la débil fragancia de limón en su cuerpo. Este aroma olía muy bien y la fascinó a la chica en seguida, lo que la hizo asentir a la oferta de Daniel y recordar aquella noche de hace seis años inconscientemente.

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