Adoptando a la hija del CEO romance Capítulo 20

Era difícil reaccionar como debía hacer después de nuestra conversación sobre la posibilidad de convertirme en la señora White, la próxima matriarca de una de las familias más grande del país.

Yo no podía ser la futura matriarca. No tenía el perfil requerido para ello, así que... ¿Por qué yo?

Luego de la conversación, salí a ver a Mía. No pude sentirme bien desde que salí de la habitación del señor White, porque el muy idiota del cavernícola no dejaba de seguirme.

—¿Qué crees que estás haciendo?

—Solamente ignora mi presencia.

—Oye... Ve a tu casa, no puedo seguir tolerando tu presencia.

—No es mi problema.

—Claro que lo es. Escucha... Ya he dicho que lo pensaré, no tienes que perseguirme como si estuvieras acechando a tu presa, es verdaderamente incómodo y estoy odiando eso. Así que, por favor, vete a tu casa y déjame ir a estar con mi hija en paz.

No espero su respuesta y me voy. Sin embargo, él ignora mi petición y me sigue. Resoplo y resoplo, porque sabía que no iba a ganar esta batalla. ¡Él es realmente testarudo!

Cuando llegué a la puerta de la habitación en la que está a Mía con mi abuela, lo miro con intención asesina y abro solo un poco la puerta para meter mi cabeza e impedirle que vea a Mía. Me daba miedo que se enterará de cosas que no quería como, por ejemplo, la falsificación sobre el registro de nacimiento de Mía.

—Abuela...

—Hija, llegaste.

—Lamento la tardanza.

—¿Por qué no entras?

—Ve a casa, abuela, yo me quedaré con Mía y cuidaré de ella.

—Pero...

—Por favor, solo ve a casa y descansa un poco.

—Está bien.

Ella se levanta despacio con ayuda de un bastón y se acerca a Mía para darle un beso de despedida. Se acerca a mí y yo me hago a un lado para dejar que saliera. Se sorprende al ver al cavernícola a solo unos pasos de distancia y me mira sorprendida.

—No es lo que tú crees.

—Es un gusto conocerla, señora. Soy Jason White, el novio de su nieta.

¡Espera! ¿Qué ha dicho? Lo miro más que sorprendida. ¿Novio? ¿Desde cuándo nos convertimos en novios?

—Muchacho, ¿Dijiste novio?

—Así es, señora.

—Pero... Niña, ¿Por qué no lo conocía?

—Yo... Yo...

—Lo lamento, fue un error de mi parte. He estado ocupado por la enfermedad de mi abuelo y no tuve la oportunidad de visitarla para presentarme como corresponde. Le pido disculpas por presentarme de esta manera.

—Pero que guapo y educado.

¿Guapo? Bueno, tal vez le dé razón en eso.

¿Educado? Para nada, es un maldito cavernícola.

No podía negar que la manera en cómo le sonreía a mi abuela era realmente atractiva. Si no supiera su verdadero carácter, podría haberme engañado, pero no. No es así.

—No te preocupes, muchacho. Haces bien, al cuidar de tu abuelo, espero que mi nieta no te dé dolores de cabeza en el futuro.

—¿Yo? Querrás decir lo opuesto.

Me callo de inmediato y dirijo mi mirada a otro lado cuando sentí la intención asesina en ellos dos en mi contra. ¿Cómo te has dejado engañar, abuela? ¡Él es el mano, no yo!

—Ya veo.

El tono de voz que ha usado es un poco extraño. Por ello, no pude evitar mirarlo de reojo. Tenía su celo fruncido y sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Parecía como si estuviera en una batalla moral, no lo sé. Esa era la impresión que me estaba dando, pero no estaba segura.

—Puedes irte, no necesitas quedarte.

Él me ignora y se sienta frente a la cuna en la que Mía estaba. Apoya sus brazos a manos lados del sofá, cruza sus piernas con elegancia y cierra sus ojos para dejar caer su cabeza en el sofá.

—Le dije a tu abuela que me quedaría contigo y tu hija.

—Ella no tiene que enterarse de que te has ido.

Espero una respuesta, pero no dice nada. Pasa una hora y solamente existe el silencio. Era realmente incómodo este momento.

Detallo su rostro en silencio. Mi abuela tenía razón, era muy guapo, lástima su carácter. Me sentí tentada por una extraña razón. Sabía que él sería mi tormento y sería quien más me lastimara, lo sabía, pero decidí ignorarlo en ese momento.

Me puse de pie en silencio, me acerqué a él y me apoye en el sofá para después acercarme a él y justo cuando iba a rozar mis labios con los suyos, él abre sus ojos de repente y me asusto. Pensaba alejarme, pero él me detiene tras llevar su mano hasta mi nuca y romper la corta distancia que había entre nosotros, haciendo que nuestros labios se unieran.

Cierro mis ojos para disfrutar del beso, pero nos interrumpen cuando alguien entra en la habitación. Me separo de él con rapidez y les doy la espalda para que no se dieran cuenta de lo avergonzada que estaba.

—Lo lamento mucho, no quise... He venido a comprobar cómo está la paciente.

Me volteo para ver al doctor y acercarme a Mía.

—Adelante, por favor.

Él asiente y hace lo suyo. Miro de reojo a Jason, quien no ha dicho nada, ni tampoco movido un solo músculo.

—Todo está bien, pronto despertará. Le daremos algo para disminuir el dolor. Si sigue recuperándose así, podrá irse pronto a casa.

—Muchas gracias, doctor.

—No hay de qué.

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