Adoptando a la hija del CEO romance Capítulo 38

Estaba agotada y mi respiración se encontraba muy agotada, respiro profundo varias veces para controlar mi respiración. Miro a Jason a los ojos y este estira su mano hasta mis brazos para pasarlos sobre ellos. Había un sentimiento extraño subiendo por todo mi cuerpo e inconscientemente le sonrío ante su gesto y su mirada. Tampoco pude evitar acercarme a él para abrazarlo y apoyar mi cabeza en su pecho. Inmediatamente, él se tensa por completo por mi acción, pero poco a poco se iba calmando. Nos quedamos callados durante un buen rato y cuando veo que la agitación de hace un momento se había controlado, hablé antes de quedarme dormida.

— No olvides que dijiste que me ayudarías con la tarea.

— No lo he olvidado.

El cansancio se apodera de mí y con la manera en la que acariciaba mi espalda hace que me duerma muy rápido. Cuando desperté eran más de las tres de la tarde, me levanto con mucha hambre y con mi cuerpo aún tembloroso. Me doy un baño y me decido por ir por algo de comida, pero antes de salir de la habitación observé que el panti que tenía horas antes estaba hecha trizas, la tomé en mis manos y la tiré a la basura. Era una lástima que las dañará así, pero fue excitante.

— Hay comida en la cocina.

Grito al escuchar su voz a mis espaldas, estaba por caerme en las escaleras, pero él es más rápido, pues ha alcanzado sujetarme antes de caer rodando por ahí. Me llevo la mano a mi corazón e intento calmarme para hablar.

— No vuelvas a asustarme así, por poco y me haces caer de las escaleras. ¿Piensas matarme de un susto?

— Lo siento.

— No importa, nada más no vuelvas a hacer como eso. Me asusto muy fácil.

Él no dice nada, pero en sus ojos vi que estaba de acuerdo conmigo. Decido cambiar de tema, pero él no me suelta.

— ¿Dijiste que hay comida? Muero de hambre.

— Lo hay. Les diré que te sirvan.

— Gracias.

Bajamos las escaleras en silencio, pero él sigue sin soltarme. Al llegar al comedor me hace sentar y va hasta la cocina para ordenar que me sirvan algo de comer. Él regresa a donde yo estaba para hablarme.

— Estaré en el estudio.

— Está bien.

Cinco minutos después llegan con la comida, me concentro en ella y como despacio. Cuando terminé de comer me fijé en que tardé cerca de cuarenta y cinco minutos comiendo. Uno de las empleadas al ver que he terminado comienza a recoger todo de la mesa.

— Gracias.

— Es un placer.

Ella me mira sorprendida al ver que le he agradecido. Sonrío y estaba por levantarme para irme cuando una mujer nada amable entra y comienza hablar de una manera nada bonita. Cuando detallo su rostro con detenimiento la recordé. Era la mujer que había hecho que Jason me pisará la mano aquella vez cuando Mía fue internada por su mala salud. Frunzo el ceño al recordarla, desde que llegué a esta casa no la había visto. La empleada que estaba recogiendo los platos, los deja de nuevo en la mesa y le hace una reverencia a la anciana.

— Madame.

¿Madame? ¿Qué se cree, la reina de Inglaterra o qué? La miro con disgusto, pues aún no le había perdonado lo que hizo esa vez.

— Retírate.

La chica hace de nuevo una reverencia y recoge todo con rapidez para luego irse dejándonos a solas. Me levanto de la mesa para irme, pero ella me impide el paso.

— Así que tú eres la dichosa afortunada en esta ocasión. Acaso... ¿Qué no eres la del hospital?

— ¿Qué sucede?

Pregunta Jason con voz muy fría. Ella lo mira a él y luego a mí, y así sucesivamente durante un buen rato.

— Habla de una vez, acabas con mi paciencia.

Cuando lo escucha hablar de nuevo reacciona, su postura se vuelve muy recta y habla con severidad.

— Joven Jason, es verdad. ¿Es ella su esposa?

— Sí.

Una sola palabra la calla y hace que se ponga pálida.

— ¿Por qué ella?

— Eso no importa. Retírate, estamos ocupados.

Su comportamiento frío hace que la expresión de la mujer sea la de una agraviada. Yo no tuve la necesidad de decir nada, pero con mi sonrisa burla fue más que suficiente para molestarla.

— Sí, joven Jason. Discúlpeme.

Se va sin decir nada.

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