Adoptando a la hija del CEO romance Capítulo 39

Nos encontrábamos a solas y lo que esa mujer piense sobre mí me tenía sin cuidado, no me importaba en lo absoluto. Intento levantarme de su regazo, pero él no me deja.

—Suéltame, tengo cosas que hacer.

—Luego.

Una sola palabra usa para detenerme y después besarme.

—Aquí no.

—¿Por qué?

—Estoy segura de que ella está detrás de la puerta escuchando.

—No me importa si escucha.

—A mí sí.

A él no le importa en absoluto y me levanta para sentarme en el escritorio después de correr los documentos que allí había. Me besa con fuerza y comienza a quitarme la ropa.

—Jason... Para...

—¿Me estás rechazando?

—Es que...

—¿Qué?

Por un lado, quería estar con él, pero, por otro lado, recordaba lo que me hizo. Agaché la mirada para evadir la suya, pero él me agarra la barbilla con su mano y me obliga a mirarlo.

—Habla.

Me debato sobre decirle lo que me ha molestado o callarme.

—No me hagas repetirlo.

—Tú... Quiero algo.

Por su mirada sabía que no estaba entendiendo lo que yo quería decir. Después de todo, no estaba siendo específica sobre qué quería.

—¿Qué es lo qué quieres?

—Que me des una disculpa y te ganes mi confianza.

Hago que me suelte y tomo distancia de él. Al ver su rostro observo que su ceño estaba fruncido y, además, se estaba enojando.

—Tú... Tú... Nunca te disculpaste por lo que hiciste y no sé si sea una idiota por empezar a sentir cosas por ti, pero es que...

Me callo por un momento y comienzo a caminar de un lado a otro para continuar mi discurso sin dejar de caminar.

—Tú te quedaste con algo valioso para mí. Yo no di a luz a Mía, la adopté y fuiste un... Un... Un completo estúpido y...

—Sí.

Al ver su perfil, sentí una punzada en el pecho. Giro rápidamente mi rostro y veo el perfil de Mía, me siento de golpe y analizo el rostro de Mía y el de Jason.

—¿Qué pasa?

—Nada.

Mentí. Durante unos segundos tuve un presentimiento, los dos tenían un perfil muy parecido y eso fue extraño, porque eran demasiadas la similitud entre ellos dos y no lo había notado antes.

—Lo lamento.

—¿Qué?

Cuando se disculpó no entendí a qué se refería, me concentraba en analizar los rostros de ambos y no supe por qué se disculpaba.

—No sé qué me pasó, no quería lastimarte cuando eso pasó... Tienes razón, no me disculpé, ni una sola vez por eso. No soy bueno para las disculpas y para tratar mujeres, así que lo siento. Te daré lo que quieras para recompensarte por lo que hice, piensa que quieres y pídelo, te lo daré.

Esta vez fue él quien no me dejó hablar. Sin duda la manera en como se ha disculpado era fatal, no se le daba bien, pero en su mirada pude ver que estaba avergonzado, aunque no confiese que era así como se sentía.

—Supongo que esa será la mejor disculpa que puede darte, Zoe. Al menos pudiste escuchar que lo lamentaba. Mía, mamá no tuvo una experiencia bonita como en los libros cuando... En fin, tú no me entenderías. Ven aquí, cariño, mamá, te dará un baño. ¿Quieres bañarte con mamá?

Ella me sonríe y lo tomé como una respuesta positiva a mi pregunta. Preparé la tina y entré con ella. Había sido una mala madre porque cuando me quedé dormida no desperté una sola vez en toda la noche para ver a mi hija y me sentía culpable por eso, pero a la vez me sentía tranquila al ver que ella estaba bien.

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