Adoptando a la hija del CEO romance Capítulo 46

Varias personas entraron en mi habitación para cumplir con la orden que el señor White les ha dado. No me sentía con ánimos de ir a aquel banquete, pero debía asistir sin importar lo que yo quisiera. Me casé con Jason precisamente para que él pudiera heredar todo y había llegado el momento. El señor White había puesto esto como una cláusula al momento en que firmé el certificado matrimonial.

Tenía mucho miedo ir a ese banquete y que Mía no esté aquí conmigo. Mi preocupación era demasiado evidente, puesto a que el maquillista me mira detenidamente.

—Señora White, ¿se encuentra bien?

—¿Eh? Sí, no se preocupe.

—¿Quiere que llamemos al señor White?

—No será necesario. Gracias por preocuparse, por favor, continúe.

Intento sonreírle para que no continúe con su interrogatorio. Él entiende perfectamente que no quiero hablar al respecto y respeta mi decisión. Continúa con su trabajo hasta que termina.

—El señor White ha pedido que se traiga todos estos modelos para que usted escogiera. El maquillaje que le hemos puesto combina perfectamente con todos los colores de los que están hechos estos vestidos, así que no se preocupe por eso. Se va a ver espléndida.

—Ah... Gracias.

Me acerco a los vestidos y los miro uno por uno. Había uno de color verde esmeralda, otro color lila, otro en negro y también había dos más, uno blanco y otro rojo, siendo este último el que capta mi atención.

—Ese vestido sin duda le quedará mejor que los demás vestidos. El joven amo de los White fue el que solicitó que adicionáramos este vestido, dijo que este le quedaría mejor que los otros vestidos.

—¿Tú también crees que quede mejor este que los otros?

—Por supuesto. Su cuerpo es envidiable y llamará la atención de todos los presentes, especialmente, el de su esposo. ¿Desea probarlo o prefiere otro?

—Quiero este.

—Le indicaré a mi asistente que le ayude a probárselo o estaré muerto... Lo siento, no fue mi intención ofenderla.

No sabía si era correcto reírme de lo que había dicho y por eso había optado por morderme los labios para aguantar la risa, pero creo que eso hace que él sienta que me he ofendido. Al final terminé riéndome de la situación, lo cual me ayuda a calmar mis preocupaciones.

—Lo lamento, señora White.

—Yo lo siento, no quise asustarte, solo no sabía si era correcto reírme. Lo siento.

Mi explicación lo calma hasta verse muy aliviado.

—Llamaré a mi asistente para que la ayude.

—Gracias.

El estilista sale y en cuestión de un minuto entra una chica de estatura baja y cabello rojizo, el cual, por supuesto no era su tono natural, pero le quedaba fenomenal ese color.

—Hola, señora White, soy Dayana. Permítame ayudarle.

—¿Por qué?

Dayana se sorprende con lo que digo e inmediatamente trata de hacerme cambiar de opinión.

—Debe llevar esta cartera. Asistirán muchas personas que querrán analizar cada cosa de usted. Es mejor que no les demuestre piedad, esas personas no son piadosas.

—¿Cómo sabes todo eso?

—He trabajado para muchas mujeres ricas, también fui mesera en varios restaurantes donde asisten personas adineradas. Créame, es mejor que no demuestre ser frágil o sufrirá.

Decido callarme y analizar su opinión. Esto era nuevo para mí, así que no sé qué tan malas personas pueden llegar a ser conmigo o con los demás. Nunca había sido parte de este mundo, siempre hice parte de dónde las personas compramos en promoción, la ropa y demás cosas que necesitamos. No de ir con ropa que vale más que una casa o en autos finos. Soy más de ir en tenis, jeans y blusas sencillas e incluso andar a pie, en bici o en autobús.

Aunque me sentía hermosa como me veía en este momento, no me sentía yo. Esta no era mi esencia, pero tendré que amoldarme a ella cuando deba seguir asistiendo a este tipo de eventos para no hacer que las personas se burlen de la familia White o estaré en serios problemas y no era algo que quería. Al igual que no quería hacer quedar mal al señor White y a su nieto, Jason.

—Ya está todo listo. Le avisaré al viejo amo White y al joven amo. Su hija también ha quedado preciosa. Lleva un vestido a juego con usted, claro que no con tanto...

Señala mi busto y entiendo lo que quiere decir.

—Lo entiendo. Gracias.

Por fin sonreía de verdad desde que Dayana y su jefe entraron para arreglarme. El que Mía lleve ropa a juego, da a entender perfectamente que estará conmigo y eso me calma mucho, porque podré protegerla y cumplir con mi deber como madre para no perderla nunca.

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