BEBÉ POR ENCARGO romance Capítulo 13

Quizás si hubiera estado en sus cinco sentidos a Nate le habría parecido extraño lo poco que ella pesaba, pero con el cansancio post sexo y los tragos de más, el hecho de poder llevarla a la cama como si fuera una plumita fue en lo que menos pensó.

La acostó allí, cubriéndola con varios edredones, y apretó la mano en un puño para evitar acariciarle aquel mechón de cabello que le caía sobre la cara.

Tenía que ser idiota para no darse cuenta de que en los pocos días que llevaba de conocerla, ella le había salvado el trasero más de una vez, y que aquello se sentía como si fuera algo natural.

—¡Maldición, ni te acostumbres, Nate, de cualquier manera tampoco va a durar...! —murmuró para sí mismo y se llevó la almohada de la cama y una manta para irse a dormir al pequeño sofá de la habitación de Nathalie, y así si alguien entraba poder decir que la pequeña estaba dando una mala noche.

Se quedó rendido en un instante y para cuando abrió los ojos ya ni ella ni la niña estaban por todo aquello, sino que las encontró en la mesa de la terraza junto con el resto de la familia listas para comenzar el desayuno.

Blair le había guardado una silla a su lado y Nate y no pudo dejar de notar que sonreía como si se sintiera realmente feliz.

Ella, por su parte, solo disfrutaba de la felicidad de su hija en medio de aquella familia grande: Asher y Sebastián eran gemelos pero no idénticos y todavía eran algo así como niños grandes. Elijah les llevaba un año y algunos meses y era bastante risueño también, así que el único que le pareció exactamente tan sombrío como Nate cuando se lo presentaron fue Matthew.

—¡No sabía que estabas aquí! —le dijo Nate saludándolo con un abrazo.

—¡Llegué en la madrugada, pero voy a aprovechar y quedarme un tiempo! —respondió su hermano.

—Claro, ¿va bien el negocio?

—Perfecto, por eso mismo decidí tomarme unas pequeñas vacaciones.

—Ya veo...

Blair frunció el ceño llevándose la taza de leche a los labios, porque se dio cuenta de que había cierta tensión entre los dos hermanos, a la que al parecer nadie daba importancia, pero que ella había notado al vuelo. Al menos ya era capaz de identificar cuando Nate se sentía incómodo con algo.

—¡Bueno, chicos, ya saben cómo es esto, su padre se va a trabajar y esta vez, Nate, tenemos que ponernos al día con todo lo del accidente, te espero en mi despacho! —le dijo y luego se giró hacia Blair—. Linda, ¿por qué no llevas a mi nieta a ver el resto de sus dominios? Tenemos lindos campos, jardines y muchos árboles frutales —la invitó.

—¡Por supuesto! —la animó Adaline enseguida—. ¡La propiedad es inmensa y la mañana está preciosa, Blair, es el momento perfecto para conocerla! ¡Matt! ¿por qué no le das un recorrido a la novia de tu hermano? —le pidió pero la respuesta tardó menos de un microsegundo en llegar.

—¡No!... Madre, creo que sería mejor si el mismo Nate le da el recorrido, yo estoy un poco ocupado. Disculpen, con permiso.

Llenó su taza de café y le hizo una mueca llena de disculpas a Blair antes de alejarse de allí.

—¡Ay no le hagas caso! ¡Ese es más sangrón que tu novio! —le contó uno de los gemelos—. ¡Nosotros las llevamos a conocer el rancho! ¡Sebastian, ve a conseguirle un par de botas a la cuñada, que yo iré por mini botitas, ¿habrá de esas?

Un momento después Asher y Sebastian las subían a un pequeño boogie cuatro por cuatro, las acomodaban en el asiento trasero, y volaban sobre aquellos caminos para enseñarles toda la propiedad.

Blair estaba más que encantada y la pequeña Nataly no dejaba de reír viendo todos aquellos animales. Rodearon los potreros, los pequeños arroyos que atravesaban la propiedad, pasaron por los huertos, el invernadero y las plantaciones de árboles frutales. Realmente era un lugar maravilloso y a Blair se le aceleró el corazón de alivio al imaginar que sus hijos crecerían en un lugar como aquel, rodeados de naturaleza, recogiendo frutas, y montando a caballo con sus tíos y sus abuelos.

Los gemelos no fueron capaces de mostrarles la propiedad en un solo día, sobre todo porque la pequeña Nathalie muy pronto haría su berrinche de hambre, así que recogieron algo de fruta y regresaron a la casa.

Faltaban al menos unos tres kilómetros para llegar cuando Blair vio algo en la distancia.

—Chicos ¿aquello que es? —preguntó con curiosidad y los gemelos hicieron una mueca.

—¡Ash, esa es la fortaleza prohibida! —dijo Sebastian cruzándose de brazos—. ¡Tu novio es un egoísta y nunca nos dejó entrar!

Aún de lejos la cabaña de madera se veía acogedora aunque estaba ciertamente en medio de la nada.

—¿Eso es de Nate?

—Me atropelló con su Ferrari —respondió ella—. Nada serio gracias a Dios, pero supongo que fue suficiente que nos viéramos.

Al menos esa historia era más bonita y Adaline asintió con un gesto suave.

—¿Entonces comenzaron a salir de inmediato? Eso es tan raro en Nate.

—Pienso lo mismo, él no es de tomar decisiones apresuradas, así que supongo que simplemente llegué a su vida en el momento justo —respondió Blair porque aquel interrogatorio, a pesar del tono amable de la mujer, ya la estaba poniendo inquieta—. Digamos que tuve suerte de conocerlo en un momento en que él ya sabía exactamente lo que quería y con quién.

—¡Ya veo! —le sonrió a Adaline—. Entonces sí solo fue mucha suerte —sonrió entregándole la bandeja con la masa y pidiéndole que la pusiera a reposar en la despensa.

La charla gracias a Dios murió allí, porque Nate y su padre entraron en la cocina justo después de terminar con aquella conversación de negocios.

El señor Vanderwood se veía notablemente afectado por lo que había sucedido en Nueva York, y Blair sintió pena por él, porque imaginaba que no sería fácil recuperar ejemplares tan buenos.

Pocos minutos después se sentaron todos en la terraza para tener un agradable almuerzo y Rufus les comunicó al resto de sus hijos todo lo que había estado sucediendo.

—En fin, ya no podemos hacer nada que no sea seguir trabajando —suspiró con pesar.

—Lo lamento papá, ojalá hubiera algo que podamos hacer para levantarte el ánimo! —le dijo Elijah.

—Bueno... haber sí que lo hay, ¿por qué no se quedan? —les pidió a todos—. Halloween será dentro de un par de semanas y ya todos conocen nuestras tradiciones. ¿Por qué no se quedan y volvemos a hacer algo en familia este año? ¡Eso es lo único que quiero, eso y poder disfrutar un poco más de mi nieta! ¿Se quedarán?

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