BEBÉ POR ENCARGO romance Capítulo 16

Era imposible evitar algo como aquello. Sian con sus seis años y su ceño fruncido y su carita de resignación diciéndole a su padre que probablemente debía ser muy malo besando le arrancaron a Heilyn la mejor carcajada de su vida… una que murió abruptamente, violentamente, salvajemente en el mismo instante en que la boca de Matthew Vanderwood se estampó contra la suya.

La reacción tensa y sorprendida fue instintiva, pero las manos de Matt se cerraron a su alrededor, anclándose en su espalda para inmovilizarla y adueñándose de su nuca para controlar por completo aquel beso.

Heilyn solo tuvo tiempo para ahogar un gemido de sorpresa antes de que la lengua de Matt hiciera una fiesta en su boca y no importó cuánto hubiera tratado de evitarlo, o qué pensara sobre aquello, porque en un solo segundo fue como si toda la fuerza escapara de su cuerpo y sus ojos se cerraron, respondiendo a aquel beso como si le fuera la vida en ello.

Matt ni siquiera era capaz de explicárselo, pero esa carcajada que era un reto abierto y deliberado la había empujado a besarla, y se había encontrado con una boca dulce y un ronroneo bajo e inconsciente que solo lo hacía querer más. Aquella lengua era tan traviesa como suspicaz, y no fue capaz de separarse de ella hasta que literalmente sintió que no podía seguir respirando.

Levantó la cabeza por un segundo y se miraron a los ojos un poco azorados, como si ninguno de los dos comprendiera lo que acaba de pasar.

—¡Por dios dime que Sian no acaba de ver todo esto! —jadeó la muchacha aturdida y Matt pasó saliva.

—Creo que por fin fue a taparse la cara —susurró dando un paso atrás y los dos se quedaron respirando pesadamente, como si estuvieran demasiado nerviosos como para mirarse a los ojos.

—Será… será mejor que vaya a buscarlo —balbuceó ella y un segundo después Matt la veía desaparecer en dirección a la habitación, donde se escuchaba la risa traviesa de Sian y aquel intento de regaño de su madre.

—¡Jesús! —murmuró recogiendo aquellas flores que se habían caído al suelo y de las que nadie se había vuelto a acordar mientras se besaban—. No fue nada, eso no fue nada…

—Dígame que ninguna de esas pruebas es dolorosa, por favor —murmuró la muchacha en dirección al doctor mientras se llevaban a Sian y el médico negó.

—Para nada, se lo aseguro, de hecho se va a divertir bastante, lo vamos a subir en una plataforma móvil y va a parecer que está surfeando. Tranquila, le prometo que se la va a pasar bien —le respondió el doctor, pero en aquel momento no había palabras que pudieran tranquilizar a aquella mamá.

Media hora después la ansiedad la mantenía silenciosa caminando de un lado a otro sin descanso, y Matt abrazó su espalda, sobresaltándola.

—Cálmate —susurró en su oído, sintiendo el temblor ligero en su cuerpo—. ¿De qué tienes miedo? ¿De que pasemos los próximos años en fisioterapia con Sian? No pasa nada, sabes que no vas a estar sola. —Le dio la vuelta y la miró a los ojos con una expresión que la desarmó—. Honestamente no sé si esto suena a promesa o a amenaza, pero no voy a irme a ningún lugar, Heilyn. Mi hijo siempre va a tenerme a partir de ahora… y tú también.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: BEBÉ POR ENCARGO