BEBÉ POR ENCARGO romance Capítulo 69

Si alguien le hubiera dicho a Nate Vanderwood hacía un año que iba a renunciar voluntariamente a la dirección de la compañía familiar para regresar a Texas, ni él mismo se lo hubiera creído. Sin embargo allí estaba, en medio de aquella sala de conferencias en la que su padre había reunido a sus hijos, que conformaban la junta directiva, y a los principales gerentes dentro de la empresa.

Por supuesto que todos se preocuparon cuando Nate comunicó su decisión de dejar de ser el CEO, pero nadie mejor que aquella gente tenían muy claro que para los Vanderwood la familia estaba primero.

—Hijo, estamos contigo —se adelantó su tío Lloyd palmeándole la espalda con un gesto preocupado—. Haremos lo posible por hacerte esto más llevadero.

—Gracias tío. Pero la razón por la que nos hemos reunido es para hablar de lo que va a pasar con la empresa. Tenemos que designar formalmente un nuevo CEO que se ocupe de la dirección de la compañía en Nueva York —expresó Nate.

—Por supuesto, estamos para apoyarte —le aseguró Lloyd—. Lo bueno es que estás rodeado de gente preparada, y muchos de nosotros llevamos años en la compañía.

—Así es —le aseguró uno de los gerentes—. Lloyd sería un buen candidato para ese puesto, es el más antiguo de todos los que trabajamos para tu padre.

En la cara de Lloyd Vanderwood se dibujó una sonrisa amable, pero aunque Nate en ese momento no estaba para sospechas ni intrigas, él ya había tomado su decisión.

—Es verdad, el tío Lloyd tiene mucha experiencia, pero yo preferiría que la empresa se quede a cargo de Matt —sentenció Nate y la expresión en el rostro del otro hermano Vanderwood cambió de repente a un gesto de contrariedad.

—¿Cómo… Matt? —preguntó.

—Sí, Matthew ha estado ocupándose de la empresa de forma temporal y lo ha hecho muy bien —respondió Nate—. No veo ningún motivo para que no siga ocupándose de forma permanente, si él está de acuerdo, claro.

Los ojos de Nate se cruzaron con los de su hermano, y aunque sabía que por la cabeza de Matt no había pasado nunca ocupar ese lugar de forma permanente, Nate sabía que era algo que haría por él.

—Lo que necesites —le dijo sin dudarlo y un segundo después la interrupción de su tío llamaba la atención de todos.

—Esperen esperen… Nate… Es que lo que tú necesites no es quizás lo que necesite la empresa. Matt ha estado separado del negocio familiar por años… ¡Dirigir no es cualquier cosa! —replicó Lloyd y Nate frunció el ceño porque desde que había dejado de confiar en su madre, había dejado de confiar en casi todo el mundo.

Se giró hacia su tío achicando los ojos y negó con seguridad.

—Matt ha estado haciendo un buen trabajo. Nació en este negocio, así que para él volver a adaptarse no es un problema.

—¡Pero es que no puedes decidir eso solo porque crees que lo hará bien…! —intentó insistir Lloyd y Nate lo encaró ya sin molestarse en ocultar lo que pensaba.

—Sabes que siempre me vas a tener a tu disposición para cualquier consulta, exactamente como hasta ahora, no tienes que hacer las cosas solo. Todos te vamos a apoyar —le dijo a Matt—. Pero sí te voy a pedir que tengas cuidado. ¿Sabes esas alarmas que a uno se le levantan a veces? Bueno, Lloyd acaba de disparármelas todas. ¿De acuerdo?

—Sí, no te preocupes, voy a tener cuidado —le aseguró Matt, pero la verdad era que ninguno de los dos imaginaba siquiera con qué se suponía que debían tener cuidado.

Precisamente porque ninguno de los dos imaginaba que su tío estuviera haciendo en aquel momento una llamada para informar sobre su fracaso.

—¡Otra vez sin nada! —gruñó Paloma lanzando su teléfono a un lado y mirando a su hija con frustración.

Ya se habían quedado sin ese ingreso importante que les daba Adaline, y ahora su otra carta para seguir viviendo del chantaje, la única otra que tenían, acababa de morir porque Lloyd no había conseguido el puesto como CEO de la compañía.

—No todo está perdido. Todavía hay algo que podemos hacer para conseguir toda la fortuna de Rufus —murmuró una voz calmada detrás de ellas y las dos se giraron para ver a Adaline.

—¿Qué quieres decir? —la tanteó Paloma, que ni en sus peores sueños había imaginado lo que aquella mujer estaba a punto de decir.

—Que hay más de un modo de despellejar a un gato —gruñó Adaline—. Quizás mis hijos estén idiotizados ahora, pero las cosas pueden cambiar completamente cuando me convierta en la honorable viuda de Vanderwood.

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