(COMPLETO) EL CALOR DEL ORIENTE romance Capítulo 19

-¡Qué visita tan inesperada!- la voz del Príncipe, inundó el salón.

-Y agradable, supongo- respondió la mujer girándose hacia él con una gran sonrisa.

Era una mujer extremadamente hermosa; ojos oscuro, larga cabellera azabache, linda figura, sus rasgos orientales la hacían lucir exótica y muy sensual.

-Cuánto tiempo sin verte, Zahra- la voz del Jeque, estaba cargada de asombro.

-Hubiese querido venir antes, cariño, pero me compliqué.- se disculpó. Luego se giró hacia Isabella- Hola- La saludó- mi nombre como ya habrás escuchado, es Zahra. ¿Estás de visita en Palacio?

-Mucho gusto. Mi nombre es Isabella Stone- le dijo intentando aparentar serenidad- así es, soy invitada de su Excelencia- miró a Zabdiel, directamente a los ojos y él le regaló una hermosa sonrisa que le devolvió un poco de tranquilidad.

No debía olvidar que él la había escogido a ella, a pesar de tener a muchas a su disposición, él la había escogido a ella para ser su esposa, y ella había aceptado. Al día siguiente toda la familia sabría de su compromiso, y pronto toda la nación.

Muy pronto nada se interpondría entre ella y su hermoso hombre de ojos oscuros.

-Su Excelencia, siempre ha sido muy generoso- depositó un beso en su mejilla lo que produjo en Isabella, unas intensas ganas de arrancarle la estúpida sonrisa de su rostro.

Nunca había sido violenta, pero la verdad es que esa mujer no le gustaba para nada.

-¿Tú no dices nada, tía?- le preguntó mirando a Hayffa, quién se encontraba en silencio y con el ceño un poco fruncido.

¿Tía?, pensó Isabella confundida. Entonces, ¿aquella mujer era prima del Jeque?

-Es bueno verte, Zahra- caminó hasta ella y la abrazó.- que Alá bendiga tu estadía en Palacio. ¿Cómo están tus padres?

-Muy bien- le dedicó una gran sonrisa- Madre como siempre muriendo de amor por mi padre, y él concentrado en lo que le gusta. Así que digamos que son felices.

-Eso es bueno. ¿Cómo está Zashenka?

-Mi hermanita está muy bien. En estos momentos está de viaje a Francia, con la hermana de mi madre. Ya sabes que no le agrado mucho y que Zashenka, siempre ha sido su favorita, ella es feliz con la tía.

-Cada una encuentra la felicidad de manera diferente.

-Así es, tía- le sonrió- lo importante es ser feliz- le dedicó una extraña mirada a Zabdiel, que hizo enfurecer a Isabella. Si era su prima, ¿por qué le miraba de aquella forma?

-Estábamos por desayunar- intervino Hayffa- nos encantaría que nos acompañaras, Zahra.

-Un placer, querida tía.

El desayuno fue entretenido y lleno de mucha conversación. Fue allí cuando descubrió que la madre de Zahra, era hermana menor del antiguo Jeque; el padre de Zabdiel y Zahir, y hermana también del padre de Esquizbel. Descubrió que esta chica siempre había sido muy unida a los hermanos y que sus padres "soñaban con que Zabdiel y ella se casaran para afianzar los legados familiares", según ella, "Verlos casados hubiese sido el mayor sueño del antiguo Jeque".

Zabdiel no dijo nada, pero su expresión mostraba claramente que no le gustaba todo lo que su prima estaba diciendo. Ella no paraba de hablar y reír, además de hacer muchas preguntas a Isabella, preguntas que no parecían muy corteses.

Al final del desayuno, El Jeque, pidió que la cena del próximo día fuese muy especial, puesto que tenía una noticia que compartir con la familia. Isabella, casi había gritado de felicidad.

Él anunciaría su compromiso.

Después del desayuno, todos pasaron a un salón para compartir unas infusiones aromáticas de jazmín con miel, era una bebida casi mágica, con la cual Isabella quedó encantada.

Para ella no pasó desapercibido el hecho de que la "prima" del Jeque, no perdía oportunidad de rozarlo deliberadamente. Lo besaba en la mejilla, acariciaba sus manos, tocaba su brazo, y sin poder evitarlo Isabella, estaba muy enojada, quería dejarle claro a aquella mujer que El Jeque ya tenía dueña, porque él le había asegurado que era completamente suyo. Sin embargo, se obligó a esperar, durante la cena del siguiente día, todo quedaría aclarado.

-Qué cabello tan. . . diferente, tiene usted, Isabella- le dijo con tono reprobatorio. Isabella, iba a responder cuándo Zabdiel, lo hizo por ella.

-Maravillosamente diferente, es único y muy bonito. Sus destellos rojizos parecen reflejar el sol de Norusakistan- le dedicó a Isabella, una enorme sonrisa.

-Buen día, Esquizbel- respondió frío.

-¡Majestad!- hizo una ridícula reverencia. No tuvo tanta suerte, pues El Jeque, lo miró con intensidad y se mantuvo en silencio. Nadie podía obligarle a responderle, a fin de cuentas él, era El Soberano.

-Basta de tantas formalidades- dijo Zahra- ven- tiró de su primo hacia un sofá- es bueno verlos juntos, como la familia que somos.

-Señorita Stone- Esquizbel, miró a Isabella, sin intentar ocultar su deseo. La recorrió con una descarada mirada que casi hace estallar la furia de Zabdiel- está usted realmente hermosa, como siempre.

-Gracias, señor Mubarack. Es un placer verle nuevamente- el cuerpo de Zabdiel estaba en completa tensión.

-Será una de las pocas personas que se alegra de verlo, Isabella- dijo Zahir, sin el más mínimo remordimiento. Su madre lo miró escandalizada.

-¡Zahir!- le reprendió.

-Eso no es muy educado que digamos- se quejó Zahra, pero el ofendido ni se inmutó, sólo dejó entrever una sonrisa sarcástica.

-Lo siento madre, pero no pienso quedarme aquí sentado frente a esta alimaña y disimular que todo está bien. No le debo nada a Esquizbel Mubarack, no le debo ni respeto, ni consideración alguna, creo que está más que claro lo que opino de él. No tengo la paciencia de mi hermano, Su Excelencia, es benévolo con su primo, pero recuerden que yo soy la oveja negra de la familia, mis dones son ciertamente limitados- se puso en pie- estoy esperando a la más mínima oportunidad para expulsarlo de nuestras tierras. Detesto su cara y su presencia es insultante, para nadie es secreto que quiere hacerse del trono de Norusakistan. Cosa que debo aclarar, solo ocurriría en sus sueños. No pienso hacer gala de mi educación frente a una persona que no es nuestro invitado y que no lo merece. Así que familia, si me disculpan- y sin más se marchó, dejando a todos sumidos en un incómodo silencio.

-Bien. . . - la empalagosa voz de Zahra, reclamó la atención de todos- ¿qué les parece si conversamos?

La conversación no duró más de veinte largos y eternos minutos. Luego de ello Esquizbel, dejó claro que el motivo de su visita, era invitar a Isabella a conocer un poco más de los alrededores, pero ella declinó la invitación muy amablemente informando que ya tenía algunos asuntos que atender ese día con El Jeque.

Zabdiel, se sorprendió, puesto que no habían quedado en nada, pero no lo demostró, seguramente ella querría hablar y era totalmente comprensible. Fue entonces que Esquizbel informó que dado aquellos planes se marcharía y Zahra, se ofreció acompañarle hasta la entrada de Palacio.

Hayffa, observó cómo su hijo mayor salía en compañía de Isabella, y dos minutos después lo hacían Zahra con Esquizbel, en dirección contraria, y solo le rogaba a Alá, que las cosas no se salieran de control.

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