(COMPLETO) EL CALOR DEL ORIENTE romance Capítulo 32

Isabella. . .

Se encontraba en su habitación, suspirando de amor por el hombre que le había arrancado la razón. Esa misma tarde anunciarían su compromiso y en dos semanas sería su esposa.

¡Dos semanas!

Sí, sabía que era poco tiempo, pero a ella se le harían eternas, tendría que ocuparse de los preparativos de la boda, aunque seguramente Hayffa, le ayudaría con aquello.

¿Cuántas personas asistirían a su boda?, no sabía cómo eran esas cosas allí en Norusakistan, si estuviesen en Inglaterra, seguro asistirían sus amigos y. . .

¡AMIGOS!

Se sentó de golpe en la cama. ¿cómo podía olvidar a sus amigos?, la matarían, desde que había llegado a Palacio, no se había comunicado ni una sola vez con ellos.

Corrió a su amplio vestidos, y buscó en un rincón aquella mochila con la que había llegado a Palacio. Revolvió algunas cosas que tenía allí adentro hasta dar con su celular.

Afortunadamente lo había apagado después de cada llamada. Así que apretó el botón de encendido y esperó mientras el aparato volvía a la vida. Agradeció que no hubiese muerto. Desbloqueó la pantalla y buscó entre las últimas llamadas. Allí estaba de primera.

Suseth. . .

Al tercer timbrazo, escuchó la voz de su amiga.

-¿Bella?, ¿Bella, eres tú?

-Claro que soy yo, tonta- respondió riendo.

-Juro que en cuanto te vea, voy a matarte. Eres una desconsiderada, una mala amiga, una descarada. ¿cómo se te ocurre hacerme eso?, has desaparecido por casi dos meses y hasta ahora llamas.

-Cariño, lo siento.

-¡Un cuerno!- le gritó enfadada- Matt, Ivette y yo, hemos estado al borde de la locura. Casi hemos ido a la embajada a exigir que nos dieran respuestas tuya.

-Eres una exagerada, Su.

-¿Exagerada?, ¿Exagerada?, ¡debes estar bromeando!, no me he vuelto loca y no sé cómo.

-Tranquila amiga, es que han pasado tantas cosas, que ni siquiera me las creerías.

-Pues intenta explicarme, porque te juro que casi he creído que te ha raptado un extraterrestre, así que creo que en mi estado de nervios puedo creer cualquier cosa.

-De acuerdo. No te alteres más cariño. La última vez que hablé contigo, me perdí en el desierto, me encontré con el Príncipe y. . .

-¿El Príncipe?- gimió escandalosamente.

-Sí, el Príncipe.

-Debes estar bromeando, lo digo en serio Bella, ¿has tomado mucho sol?, ¿te has chamuscado las neuronas?

-No digas tonterías- respondió entre risa- estoy perfectamente bien. He conocido a toda la familia real, y además me alojo en Palacio.

-¡SANTO DIOS!- gritó de modo tal que Isabella, tuvo que alejarse el aparato de la oreja.

-Su, me dejarás sorda.

-No puede ser. ¿estás en el Palacio?, menuda suerte la tuya- le dijo- oye, ¿son tan guapos como en las fotos?

-Mucho más guapos, Su- dijo riendo.

-Entonces, estás en el cielo mujer- gimió.

-Eso no es todo, ni te imaginas todo lo que me ha pasado. Me secuestraron los bárbaros y. . .

-¡¿QUÉÉÉÉ?!

-Deja de gritar Suseth, o me ocasionarás migrañas- se quejó.

-¿Cómo que secuestrada?, vamos Isabella Stone, toma el primer vuelo y regresa acá, no te expondrás más, te quiero aquí lo más pronto posible.

-Eso no es necesario, Su. Ya estoy bien, logré escapar y. . .

-Quisiera tener al Jequecito en frente para que me explique cómo es que no hay seguridad en su país de salvajes. . .

-Se te cumplirá el sueño- le dijo con una sonrisa.

-¿De qué hablas?, ¿estás ebria?

-No lo estoy. Verás al Jeque.

-Pues supongo que él vendrá a Inglaterra, porque yo no iré a ese país de. . .

-¿Ni siquiera para asistir a mi boda?- El otro lado de la línea se quedó extrañamente en silencio, lo que preocupó a Isabella, sabiendo cuán parlanchina era su amiga.- ¿Su, estás allí?

-¿Escuché bien?- preguntó con voz dudosa.

-Escuchaste muy bien amiga. Deben venir aquí, porque voy a casarme.

-¿Qué diablos te han hecho?, ¿ tú, te casas?, ¿ dónde está mi amiga?

-No seas tonta- le respondió entre risas- es cierto, me caso.

-Bueno sabes que los vuelos allá son muy costosos y que además no puedo viajar sin Ivette, no creo que pueda ir, aunque no quiero ausentarme el día de tu boda, es solo que. . . solo a ti se te ocurre casarte con un Norusakistan, de acuerdo, he oído y leído que son hombres sumamente sexys y varoniles, pero ir a conseguir esposo tan lejos Bella! ¿ahora qué haré para ir?, no creo que mis ahorros alcancen y además. . . Oye, un momento Bella. ¿cómo me haces esto?, ¿ cómo te casas tan lejos?, ¡Te odio!

-Eso no es cierto, no me mientas, Su.

-Es que. . . ¿con quién te casas?- indagó.

-Con el Jeque- dijo llanamente.

-¿Y el Jeque no querría tal vez. . . ? Un momento, ¿El Jeque?, ¿el mismísimo Jeque?

-Sí, el mismísimo Jeque- respondió sonriendo- seré la esposa de Zabdiel.

-¡No me lo puedo creer, Bella!- añadió con voz chillona- ¡Te casas con el Jeque!, ¡Serás reina!- chilló.

-Eso es lo de menos, Su. Estoy feliz de casarme con él, es un hombre maravilloso, tiene los ojos más hermosos que haya visto jamás y su boca. . . su cabello. . .es sencillamente perfecto y. . .

-¡Te has enamorado como una idiota!- su amiga estalló en carcajada.

Y allí estaba ella, contemplando su imagen ante el enorme espejo. Se veía tan radiante, tan feliz y llena de vida, que casi cree imposible que aquella fuese su imagen.

Un llamado a la puerta la sobresaltó.

-¿Desea tener visitas?- le preguntó Naiara.

-Sí, no tengo ningún problema- y así la chica se retiró a atender el llamado, para volver con un radiante Zabdiel, que sonreía ampliamente y se veía increíble en su túnica escarlata. ¿Era casualidad que ambos llevaran el mismo color?

-Te ves increíble, amada mía- le susurró cuando llegó hasta ella.

-Tú también. Tengo mucha suerte- le dijo en broma, mientras le daba un abrazo.

-El único que ha sido realmente bendecido, he sido yo- le besó la frente- he traído esto para ti- fue hasta ese momento que se percató del estuche que tenía en la mano derecha.

-¿Qué es?- preguntó sonriendo.

-Debes averiguarlo- le sonrió. Ella abrió el estuche y un largo gemido escapó de su boca.

Allí habían unos hermosos pendientes de rubí con forma de corazón, al igual que un enorme collar con un gran corazón de rubí y un brazalete del mismo material.

-Es. . . es hermoso- le dijo con ojos acuosos.

-Y son tuyos mi amor.

-No. . . son muy. . . no podría.

-Puedes mi amor, porque son tuyos, sólo a ti te pertenecen Isabella, al igual que mi corazón y todo lo que soy. Es costumbre que durante el anuncio portes estas joyas, son el símbolo de nuestro amor, corazones en rubí, montados en oro blanco, señal de lo puro y grande de nuestro amor.

-Zabdiel, pero. . . no creo que pueda caminar con semejante collar, es enorme- estalló en carcajadas.

-Nada que no se merezca mi amor, mi dueña. . .

-A veces pienso que eres más de lo que merezco- le dijo aferrándose a su cuello.

-Lo mismo pienso de ti. Quizás seas más de lo que realmente merezco, pero eres justo lo que necesito y soy egoísta, no te dejaré ir- la beso con ternura.

Todo estaba listo para el anuncio, el pueblo Norusakistaní, estaba reunido a la espera del anuncio que daría su Soberano. Zahra, tenía muy mala cara, El Príncipe parecía feliz de estar acompañado de Aisha, Hayffa, tenía lágrimas de felicidad, y a Isabella, la estaban consumiendo los nervios.

Cuando Zabdiel, salió al balcón hubo un momento de aplausos y gritos de alegría, Él correspondió con una enorme sonrisa.

-Buenas tardes, pueblo de Norusakistan, que Alá nos bendiga.

-¡Qué Alá nos bendiga!- respondieron ellos al unísono.

-Es grato para mí contar con su presencia el día de hoy. Ustedes, un pueblo tan fiel y entregado al bien de nuestro pequeño país. A pesar de que hace poco afrontamos la pérdida del antiguo Jeque, mi padre, y a pesar de algunos intentos infructuosos de algunas personas, debo decirles que como nación estamos muy bien, que seguimos avanzando. El motivo por el cual les he reunido el día de hoy, es porque quiero compartir mi dicha con ustedes, ustedes que son mi gente, mis hermanos, ustedes que son mi familia. Hoy vengo ante ustedes con el firme propósito de cumplir con mi deber, pero sin faltarle a mi corazón, he escogido esposa; una mujer buena, inteligente, hermosa, noble y que estoy seguro ustedes amarán tanto como yo, porque no dudo ni por un instante que será buena esposa, buena compañera, buena amiga y buena Soberana. Norusakistan, tendrá reina, un mujer digna de serlo, se ha robado mi corazón y mi amor, y de seguro se ganará el vuestro también.

Isabella temblaba internamente, solo esperaba que el pueblo reaccionara bien ante la noticia, ansiaba con desesperación que la aceptaran.

-Nuestras costumbres- prosiguió- me permiten escoger una esposa, que bien puede pertenecer al oriente o al occidente, siempre y cuando sea buena, y estoy seguro que lo es, es por ello que hoy les presento a mi amada- le hace señal a Isabella, para que salga al balcón con él. Ella obedece y camina con paso lento y decidido hasta llegar a su lado. Él le toma la mano y deposita un tierno beso en ella- Isabella Stone, nuestra futura Soberana- ambos se giran hacia el pueblo a la espera de alguna reacción. Isabella tiembla ya casi evidentemente, y deja escapar un suspiro de alivio, cuando el pueblo comienza a aplaudir y a gritar el nombre de Isabella- ella es mi amada, la que he escogido para reinar a mi lado, ¿confían en mí?, ¿en mi buen juicio?, ¿la aceptan como Soberana?

-¡LA ACEPTAMOS!- se escuchó un grito a coro e Isabella, quiso llorar de felicidad. Aquel pueblo la aceptaba como parte de ellos.

-Dentro de dos semanas, seremos sus Soberanos y ustedes serán nuestro pueblo- Isabella sonrió- para protegerlos aún con nuestra propia vida, dentro de dos semanas, Isabella Stone, será mi esposa.

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