TEMOR A PERDERLA.
―Alfa, revisamos las fronteras, pero todavía no tenemos noticias de Adam. ―dijo uno de los miembros de la junta directiva de Cassian.
―Sin embargo…
Los lobos continuaron hablando, pero la mente de Cassian estaba en otra parte, en ella.
«Esa mujer será mi muerte. Sé que ayer reaccioné exageradamente, pero ella no tiene idea de con que estoy lidiando. Estoy en una batalla conmigo mismo, tratando de evitar que la inmovilice en la superficie más cercana y la folle hasta saciar mis ansias. ¿Y qué hace ella? En el primer descuido está cerca y dejándose tocar de ese imbécil.»
Los lobos miraron a Cassian preocupados, al parecer su líder no les estaba prestando atención. Dudaron un poco antes de preguntar.
―Señor… ¿Se encuentra bien?
―¿Ah? ¿Qué?
―No escucho nada de lo que dijimos, ¿verdad?
―Sí, sí. No hay rastro de Adam ―Cassian dijo apresurado ―Igual sigan buscando, no debe estar muy lejos y si no está cerca de nuestros territorios, entonces fue junto a los McConnal, esos infelices desadaptados.
―También pensamos lo mismo ―uno de los lobos llamados Kit, apretó los labios antes de continuar ―Pero, descubrimos algo más.
Las cejas de Cassian se fruncieron y ahora sí les estaba prestando atención.
―¿A qué te refieres?
―Cuando estuvimos cerca percibimos el olor de un vampiro, nos pareció demasiado extraño, ya que ellos no andan por esta zona.
―¿Estás seguro?
―Muy seguro señor. No podría equivocarme.
Cassian se quedó pensativo y a la vez muy preocupado. Los vampiros y los lobos eran enemigos naturales, no obstante, ambos habían mantenido una tregua y no se molestaron en mucho tiempo. ¿Qué podría estar haciendo uno cerca de su territorio?
Miro a los dos hombres y les ordenó.
―Formen dos cuadrillas e investiguen cada rincón, quiero saber si aún está cerca de nuestras tierras o si ya se ha ido. De cualquier manera, informaré a las mandas aliadas, esto no me da buena espina.
―Si señor. ―ambos lobos respondieron y se pusieron en marcha.
El alfa suspiro y se apretó el puente de la nariz, ahora tenía que añadir una preocupación más a las que tenía. Esas eran las razones por la que nunca se interesó en ocupar el lugar de un alfa, prefería una vida tranquila y serena. Pero ahora eso no sería posible, puesto que tenía sobre sus hombros lobos que esperaban fuera su líder y también descubriera la verdad sobre la muerte de su antiguo alfa. Y, por si fuera poco, también tenía que lidiar con una esposa de lengua afilada.
«Aylin» pensar en ella también lo hizo revivir el momento en el que Lyall babeaba sobre ella. Sus manos se apretaron con fuerza.
«Aun si no somos realmente una pareja. Sigo siendo un maldito lobo. Lo que me pertenece es solo mío. Él no tiene derecho a tocarte»
Cassian quería matar a Lyall, pero gracias a la diosa, Lorcan lo hizo entrar en razón y logró mantenerlo calmado. Pero eso no quería decir que todavía no quisiera arrancarle las manos al desgraciado.
«Si sigo así, voy a volverme loco. Lo único que hago es pensar en él tocándola. ¡Maldita sea, mi suerte!»
Cassian iba camino hacia la gran casa, cuando se topó con Lorcan viniendo hacia él.
―¿Ya te disculpaste?
―¿De qué tengo que disculparme? ―pregunto con los ojos entrecerrados.
―Vamos, Cassian. La acusaste ayer de engañarte.
―¡Pero la viste! ―el alfa, exclamó demasiado fuerte ―Ese imbécil…
―Yo solo la vi hablando con él. ―Lorcan se alzó de hombros ―Además, ella tiene razón. ¿Por qué te comportas así? Te la pasas diciendo que no la quieres. Entonces… ¿Por qué no dejas que otro la haga feliz?
La furia burbujeó dentro de él. Y su lobo gruño mientras sus garras y colmillos afloraron. Lorcan dio un paso atrás con una sonrisa divertida en el rostro. Y Cassian se dio cuenta de que su amigo lo había hecho a propósito.
―Tal como lo dije ayer, tus acciones no son las de un hombre desinteresado ―se burló ―Cassian, piensa en lo que te he dicho, no dejes que sea demasiado tarde.
El alfa gimió y se pasó una mano por la cara.
―Yo…
―Cassian, desde la muerte de Ruth, has vivido culpándote por no poder salvarla. Termina de entender que no es tu culpa. Si la diosa te ha concedido una segunda oportunidad, simplemente tómala.
―No es tan fácil como piensas.
―¿Y qué es lo difícil? Aylin es una buena mujer, y ha sufrido demasiado como para que tú, añadas uno más. Tú puedes, solo date la oportunidad de conocerla.
Los ojos de Cassian se clavaron en su amigo.
―No puedo traicionar a Ruth… ella…
―Ella está muerta. Y si su espíritu estuviera aquí, querría que tú fueras feliz, no que te condenaras a vivir en soledad con su recuerdo. ―Lorcan le palmeó el hombro y agregó ―Date una oportunidad.
De repente, un grito se registró en la mente de Cassian. Era igual que cuando Alaric, lo escuchó alto y claro. Al principio estaba un poco confundido, pero después la voz de Aylin se hizo fuerte y también estaba llena de miedo. Ni siquiera su conexión con su hermano, fue tan fuerte como la de ella.
―¿Qué pasa Cassian? ¿Por qué tienes esa cara? ―Lorcan preguntó cuando vio su expresión alarmada.
―Así es. Pero si dices que no sabías que podías comunicarte mentalmente conmigo. Quiere decir que… ¿Pensaste en mí en tu último minuto de vida?
Aylin abrió y cerró los labios, ahora entendía lo que estaba tratando de decir.
―¿Estás siendo arrogante incluso en un momento como este?
―Solo acéptalo. ―dijo pícaro ―Pudiste haber pensado en tu amigo, por ejemplo. Pero, en cambio… ― susurro en su oreja ―… pensaste en mí.
Ella se sonrojó.
―Ok, se acabó. Bájame, volveré por mi cuenta.
Pero Cassian no tenía intenciones de bajarla.
―No. Vas a ir en mis brazos hasta que lleguemos a la gran casa.
―¡¿Qué?! No. No es necesario, de verdad.
―¿Por qué? ¿No quieres que tu Lyall, te vea en mis brazos?
―¿De qué estás hablando? ―Aylin, rodó los ojos ―Eres un insufrible, te está pegando la edad, supongo.
La sonrisa en los labios de Cassian se esfumó.
―Es la segunda vez que me llamas viejo, apenas tengo treinta y cinco.
―¿Y? Yo estoy en mis veinte. Me llevas algunos años.
Él la apretó más en sus brazos y apuro la marcha.
―De ahora en adelante, no saldrás sin alguien de la manada.
―¿Celoso?
―No lo digo por el imbécil, el bosque no es seguro, ¿lo entiendes?
Aylin tenía que aceptar que esta vez estaba en lo cierto, hace un momento estaba aterrorizada, su único consuelo era que se reuniría con su madre. Siendo una loba latente, era presa fácil de cualquier bestia.
―Está bien ―dijo calmada y luego esbozó una sonrisa.
Una que hizo latir más aprisa el corazón de Cassian.
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