CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 33

ADIVINAR TUS PENSAMIENTOS.

«¿Qué huele tan bien?» pensó Aylin entrando a la cocina. Lo que no esperaba ver, era a su sexi marido, sin camisa de pie en la cocina, preparando algo que huele demasiado bien. Aunque sinceramente él, le resultaba más apetecible.

«¿La espalda de alguien debería ser tan sexi?»

La forma en que los músculos se contraen a medida que b**e con energía, lo que sea que esté preparado, hizo que el centro de Aylin palpitara. Se quedó de pie en el marco de la puerta y se tomó el tiempo para detallarlo, sus jeans oscuros caen sobre sus caderas y ella pudo ver los hoyuelos en la parte superior de sus coxis. Por un momento, se imaginó pasando su lengua desde su cuello hasta el final de su columna vertebral.

―Tus pensamientos son muy traviesos esta mañana. ―su voz, la sacó de sus fantasías y su cara se volvió peor que un tomate.

«Maldición. ¿De verdad puede saber lo que pienso?» Aylin cerró los ojos llena de vergüenza.

―Creí que ese día había sido una especie de casualidad. ¿Por qué estás en mi cabeza?

Su risa ronca hizo que su centro palpitara a todo furor y por un momento se vio obligada a apretar los muslos para no correr el riesgo de que él pudiera oler su excitación.

―No puedo leer todo lo que piensas, Aylin. Sin embargo, sucede cuando hablas conmigo o tienes un pensamiento… ―le guiño un ojo ―… demasiado fuerte.

Los pezones de Aylin se tensaron con su gesto y su vientre se agitó un poco más.

―Pero tú y yo… ―ella se mordió el labio, no sabiendo cómo explicarse ―Tú no me has marcado y eso solo sucede cuando la vinculación es completa.

―Lo sé. Yo tampoco lo entiendo ―dijo y continuó preparando en la cocina ―Sin embargo, contigo nada es como debería. Así que supongo que es parte de lo que quiere la diosa.

―¿Estás aceptando que soy tu alma gemela?

―Sabes que lo eres tanto como yo. ―dijo con una sonrisa.

―Ósea que cada vez que quiera hablar contigo o…

―No te preocupes, te enseñaré cómo bloquearlos. ―dijo y se movió hacia ella. Y Aylin tuvo que tragar un poco ante la vista.

«Por el dios Fenrir, este hombre está mejor que cualquier lobo joven. Muy bien para sus… ¿Treinta y cinco?»

―Sí, treinta y cinco. ―Cassian respondió con una sonrisa y la vergüenza se apoderó de Aylin, nuevamente.

―Ok, ignora mis pensamientos, ¿quieres?

―¿Por qué? Me gusta que me veas atractivo.

―¿Por qué? No quieres saber nada de mí.

―Nunca he dicho eso. ―sujeto una de sus manos y se la llevó a los labios ―Sabes que me gustas, te lo dije.

―Pero te alejas como si tuviera un virus mortal. ―ella se apartó y fue por un vaso de agua. Necesitaba refrescarse, la visión de Cassian sin camisa y mostrándole su perfecto abdomen, hizo que su cara se calentara. No iba a ser fácil sobrevivir a él un año completo.

La noche anterior, quedaron en buenos términos. A pesar de que habían aclarado lo de su padre, Cassian no cambió su acuerdo, así que ella tendría que estar a su lado por un año y luego la dejaría ir. Pero Aylin, comenzaba a sospechar que ella podría salir perdiendo de todo esto.

No era ajena a la atracción que sentía por él, sabía que en parte se debía a que él era su alma gemela, que la diosa lo había elegido, como su compañero de vida. Sin embargo, aun si él no fuera su compañero, ella igual podría enamorarse de él. Cassian era el tipo de hombre que se adueña de tu corazón sin que te des cuenta y cuando lo haces, ya es demasiado tarde.

―Puedo oler tu excitación. ― de repente dos poderosas manos rodearon sus caderas y Aylin se estremeció hasta el punto de que su casi deja caer el vaso.

―Yo…

―No te disculpes ―Cassian susurro seductoramente.

―¿Y… te molesta? ―ella intentó hacer la pregunta mientras tomaba una rebanada de tocino del plato.

Él no respondió de inmediato, sino que la giró y lo hizo mirarla a la cara. Sus ojos estaban vidriosos e iluminados. Un escalofrío recorrió la espalda de Aylin y por un momento estuvo segura de que lo que hacía que las aletas de su nariz se abrieran, era la humedad en sus bragas.

Las fosas nasales de Cassian se dilataron y cerró los ojos.

―Es el mejor olor del mundo ―cuando los abrió, su mirada brillante, desapareció y sus ojos volvieron a la normalidad.

Por un momento sus miradas quedaron fijas el uno en el otro. Y la necesidad de besarlo abrumó a Aylin, el deseo fluía en sus venas y poco a poco se inclinó hacia él. Pero, ciertas pisadas rompieron el momento.

―Aquí están ―dijo Lorcan con una sonrisa. ―Veo que estás recuperada, Aylin.

«Voy a matarte, Lorcan.» Cassian le dijo a su amigo telepáticamente.

«¿Por qué? No la quieres» respondió, el beta.

«¡Lárgate!»

«Tenemos que hablar. Es importante»

Cassian se apartó de Aylin y apagó la estufa.

«Y por la diosa, vístete. No todos queremos ver tu abdomen super trabajado»

«¡Cierra la jodida boca!»

Aylin se aclaró la garganta y respondió al beta.

―Sí, los remedios de Leila son muy efectivos.

―Me alegro. Por cierto, tu lindo cachorro se llevó mi zapato. Te agradecería si puedes devolvérmelo.

―¿Niko? Oh, lo lamento. Te prometo que lo buscaré.

Lorcan asintió con una sonrisa, mientras Cassian le tiraba dardos con los ojos.

―Debo irme a atender unos asuntos. El desayuno está casi listo. ―el alfa dijo a manera de disculpa.

―No te preocupes, yo puedo terminarlo. ―Aylin miro la sartén donde todavía quedaban unas lonjas de tocino.

Cassian y Lorcan salieron de la cocina, dejando a una Aylin excitada, frustrada y ahora muerta de hambre.

«¡Por la diosa, Aylin! ¿Qué estuviste a punto de hacer? ¿Ibas a besarlo? ¡Estás loca, muy loca! ¡Controla tus malditas hormonas!»

De repente la puerta se abrió y una de las sanadoras entró y se puso en marcha.

―Tengo que limpiar la sangre, Aylin. ―dijo mientras comenzaba a quitar toda la sangre.

Cassian se hizo a un lado y observó a la mujer atenderla. Al igual que con Leila, no pudo evitar preguntar.

―¿Es grave?

―No mi señor. Al parecer le golpeó la nariz.

Cassian respiro aliviado.

―¿Qué más?

―Y su pie, dice que le duele de nuevo.

Él apretó los puños y le dio una mirada de reproche a Aylin.

―Si hubieras hecho caso y te quedarás en cama, nada de esto habría pasado.

―No me gusta estar encerrada, Cassian. ―dijo conteniendo el dolor ―Además, no soy una prisionera.

―No lo eres. Pero me veré en la obligación de encerrarte hasta que recuperes, has salido lastimada dos días seguidos, Aylin. ¡¿Cómo carajos quieres que no me preocupe?!

Cuando dijo esto, incluso la sanadora detuvo sus movimientos. La declaración del alfa se escuchó muy convincente. Sin embargo, Aylin, no lo vio de esa manera. A ella le interesaba más saber por qué la omega le había acusado de la pérdida de su hijo.

―Quiero que hablemos, hay algo que quiero preguntarte.

―Está bien, pero primero deja que te atiendan.

Aylin asintió y esperó en silencio. Minutos después, llamaron a la puerta, Cassian abrió y se encontró con la mirada preocupada de Lorcan.

―Volveré dentro de un rato ―dijo antes de salir.

Cuando cerró la puerta, lo interrogó.

―¿Qué sabes?

―Al parecer la omega, la responsabiliza de la pérdida de su hijo. ―Cassian frunció el ceño sin comprender. ―Dicen que muchos en la manada culpan a Aylin y su padre de la pérdida de los cachorros.

―¡¿Qué m****a es esa?! ¿De qué manera Aylin y Rowan van a estar involucrados en algo como eso?

―No lo sé, Cassian. Pero, si no pones un alto, estos ataques pueden seguir. Hoy tuvo suerte, pero no creo que quieras averiguar si habrá suerte la próxima vez.

Los ojos del alfa se entrecerraron y asintió a su amigo.

―Tienes razón, debo poner un alto a este asunto. En cuanto hable con Aylin, les informaré a la manada. Pero sigo pensando que la única solución a todo esto, es descubrir al verdadero culpable.

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