ERES MI LUNA.
―Me fui a los dieciocho, papá me envió a estudiar administración en una universidad de Chicago. ―Aylin dijo mientras seguía sosteniendo la mano de Cassian ―Pero siempre supe que regresaría… debía ocupar mi lugar junto a… Logan.
Dijo esto último como un susurro. Y la mano de Cassian se apretó inconscientemente. Tampoco le gustaba recordar que ella podría haberle pertenecido a su sobrino.
―¿Cómo es que tú y Logan terminaron juntos?
―Bueno… fue cuando regresé de las tierras del tío Patrick, al principio Logan era amable, caballeroso y…
―¿Y qué? ―la instó el alfa.
―Guapo. ―termino Aylin ―Pero, lo que me enamoró de él, fue que parecía querer lo mismo que yo. Decía que un día se convertiría en alfa, pero que lo más importante era tener una familia. Sé que perdió a su madre muy joven y por eso creí que tenía ese sueño de formar su propia familia. ―alzo las comisuras de los labios en una burla ―Fui una estúpida. Recuerdo que le dije que lo amaba antes de irme. Solo para descubrir dos años después que había estado engañándome con mi mejor amiga.
Cassian se detuvo y la agarró de los hombros.
―No eres una estúpida, él es un imbécil, por no ver la clase de mujer que eres.
―No entiendo por qué dijo que era mi pareja. ―Aylin siguió hablando, sin percatarse de la mandíbula tensa de Cassian ―Incluso hablo con mi padre, el alfa bendijo nuestra unión y… dijo que esperáramos hasta nuestra ceremonia de apareamiento.
Los ojos de Cassian contenían enojo. El solo pensar que su sobrino hubiera puesto las manos en ella, lo hacía querer arrancarle cada uno de los dedos. Así que preguntó con brusquedad.
―¿Qué tan lejos llegaron?
―¿Perdón?
―Tú y Logan. ¿Qué tan lejos llegaron? Tuve su edad y sé que las hormonas hacen estragos en nuestros cuerpos. ―sus palabras salieron con clara hostilidad y Aylin se asustó un poco.
―¿Por qué…? ¿Por qué preguntas eso ahora? Sabes que…
―Sí. Sé que fui tu primero, pero hay otros sitios que se pueden utilizar para complacer a un hombre, Aylin. ―él acunó su cara y su pulgar acarició su labio inferior ―Por ejemplo, tu boca ―susurro.
Ella comprendió de inmediato y lo miró llena de escándalo.
―¡¿Qué?! ¡No! Yo nunca… nunca… ―apretó los labios y respiró hondo ―Nunca le hice una mamada, si es lo que quieres decir.
Al escucharla, negarlo, respiro aliviado.
―Mucho mejor.
―¿Qué? ¿Por qué es mucho mejor?
Él tomó su mano otra vez y se la llevó a los labios.
―Los alfas somos muy territoriales y sucede lo mismo con nuestras mujeres. No voy a seguir negándolo lo obvio, Aylin. Tú eres mi luna, mi compañera, mi alma gemela. No me gusta saber que otro ha puesto sus manos en ti y mucho menos su polla.
Su declaración fue bastante directa en su opinión.
―Vaya, que sincero.
―No voy a adornar las palabras, diré las cosas como son. No me agradaría para nada que hubieras metido la polla de Logan en tu boca.
―¡Él nunca llegó a ese nivel conmigo! ―lo tranquilizo ―Además, solo tuvimos un breve noviazgo. Éramos como chicos de escuela que solo se tomaban de la mano y ocasionalmente nos besamos, eso es todo.
El gruñido proveniente de Cassian le dijo que no estaba muy contento de escuchar eso. Pero Aylin, no se inmutó.
―No puedes enojarte por eso. ―hablo calmada ―Estoy segura de que hubo muchas mujeres antes que yo. ¿O no?
Cassian guardó silencio un instante y Aylin esperó a que respondiera.
―Sí. Pero no es lo mismo.
―¿No? ―resoplo ―¿Quiere decir que una loba no puede ser territorial?
―No quise decir eso. Esas mujeres no tenían ningún vínculo conmigo, no significaban nada para mí. En cambio, tú y Logan… ―el alfa suspiro ―Si no hubiera muerto mi hermano, tú y él…
―No. No estaríamos juntos. Descubrí su traición el primer día que regresé.
Las cejas de Cassian se fruncieron.
―¿Hablas en serio?
―Los conseguí en la cama. Mi amado novio, por el cual rechacé muchas invitaciones de chicos ultra guapos en la universidad, le estaba metiendo la polla a mi mejor amiga. Que, por cierto, mis padres le abrieron las puertas de su casa, la trataron como una hija más y de paso, le permití quedarse en mi habitación.
Cassian no dijo nada.
―Pero no importa. Ya es agua pasada, igual… ―Aylin dudó en decir lo siguiente, pero finalmente lo dijo. ―… sabía que él no era mi alma gemela. Muchas veces Sharon se negaba a estar cerca de él. Pero yo insistí, ahora lamento haberla hecho sufrir tanto.
El alfa sonrió y volvió a acariciar sus labios.
―Eso es porque estabas destinada a mí. ―proclamo ―Eres mi luna, Aylin. Solo mía.
Bajo la cabeza y la beso suavemente.
Después del beso abrasador, siguieron paseando por los terrenos de la manada, hablando con quienes los saludaban y pronto se dirigieron a donde los artesanos.
―Aquí es donde en ocasiones venimos a comprar cosas que necesitamos ―le explico mientras pasaban junto al carpintero, que estaba haciendo una especie de mueble ―Y allí ―señalo con su dedo ―Es donde está el altar de la diosa.
Aylin dejó de caminar.
―¿De verdad? ¿Podemos ir? ―la expresión esperanzada de su cara hizo imposible que se negara.
Por un momento el cerebro de Cassian no pudo evitar compararla con Ruth y por supuesto eran muchas las diferencias. Ruth no era propia a ser partícipe de las cosas de la manada, ella nunca hizo nada para ser parte de ella.
Pero Aylin era todo lo contrario. Miró su reloj para comprobar la hora.
―Es un poco tarde, podemos venir otro día.
―¿De qué trata? ―se apresuró a responder ella.
―Es una ceremonia donde adoramos a nuestra diosa, compartimos hidromiel, comida y bailamos en su honor. No pasarás de una resaca. ―bromeo.
Aylin también se echó a reír.
―Quiero venir. ―afirmo. ―También quiero adorar a la diosa.
La loba dio unas palmaditas de felicidad y miró al alfa y su compañera con emoción.
―La gente del pueblo estará feliz, gracias por aceptar la invitación, mi señora.
―No tienes que agradecerme, quiero compartir con ustedes.
Hela asintió, luego Cassian y Aylin se dieron la vuelta para regresar al todoterreno.
―¿Estás segura de que quieres venir? No es el tipo de fiesta que se ve en el mundo humano. Aquí estarás frente a una fogata y escucharás a lobos entonar canciones antiguas.
―Quiero ser una buena luna, Cassian ―expreso ― quiero ser parte de esta manada.
Él apretó suavemente su mano entre la de él. Se detuvo un segundo para mirarla.
―Ya eres una buena luna. ―afirmo.
―Pero… no he hecho nada. ―Aylin se alzó de hombros e inició la marcha, pero Cassian evito que avanzara.
―Ya has hecho bastante. Has empezado a hacer cambios.
Aylin lo miró con el ceño fruncido.
―¿Cómo?
―La luna es el equilibrio del alfa. Al ser alfa, soy naturalmente más agresivo y muchas veces esa agresividad, se convierte en ira. Pero es hasta que encontramos nuestra pareja y… formamos un vínculo con ella que podemos dejar que esa agresión disminuya. ―dio un paso hacia ella e inclinó la cabeza para aspirar su aroma ―La luna calma a su alfa y eso lo convierte en un mejor líder.
Aylin estaba un poco nerviosa, con el corazón agitado y su centro latiendo.
―¿Quiere decir que… que te estoy haciendo enojar menos?
El alfa tuvo que reírse de su mirada escéptica.
―Más o menos.
Ella palmeó su hombro y sonrió. Y Cassian sintió como si el mundo hubiera dejado de girar en ese momento.
―Igual quiero venir. ―murmuro.
―Entonces vendremos…―el alfa acunó su cara y miro sus hermosos ojos ―… será como desee mi luna.
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