CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 37

ERES MI DIOSA.

Aylin se encontraba terminando de acomodar unas hierbas para luego llevarlas a las sanadoras, cuando Leila llegó.

―Aylin, ¿Por qué no te has preparado?

―¿Para qué? ―dijo la loba mientras continuaba con su trabajo.

―¿Olvidaste lo de hoy?

Aylin detuvo sus movimientos y miró a Leila sin entender.

―Hmm… ¿Qué olvide?

―Aylin, ¿puedes ser más despistada? ―Leila caminó hacia ella y la ayudó a ponerse de pie ―Hoy es la festividad de la Diosa y prometiste ir.

Los ojos de Aylin se abrieron con sorpresa.

―¡Tienes razón! Pero… ¿Por qué debo prepararme? Según Hela, estaremos delante de una fogata.

Leila sonrió y negó con la cabeza.

―Se nota que no has pasado mucho tiempo entre nosotros ―afirmo ―Pero, no solo se trata de sentarse frente a una fogata, tú como luna de esta manada tienes un papel especial.

―¿Qué tengo que hacer?

―Bailar para ella.

―¿Bailar?

―Ujum. Es una danza antigua, se hace para honrarla por todos los favores que hace a nuestra manada.

Aylin se alzó de hombros.

―No hay problema, puedo hacerlo. Tome clases de ballet en el mundo humano, así que no debería ser tan difícil.

―¿Ballet?

―Sí, es un tipo de danza muy hermosa. Algún día te mostraré, Leila.

―Bien, pero ahora vayamos a prepararte. Tienes que medirte lo que vas a usar.

MEDIA HORA DESPUÉS EN LA HABITACIÓN…

―Leila, ¿no es un poco… transparente? ―pregunto Aylin mirándose en el espejo.

―Por supuesto que no. Es el que debes usar para la ocasión.

Aylin se miró una vez más y no estaba segura. El vestido era estupendo, de hecho, la palabra era hermoso. Era un vestido color marfil, de encaje, sin tirantes y mangas abullonadas. Los delicados hombros de Aylin quedaban descubiertos, al igual que sus piernas.

―No lo sé… ―dijo mientras se giraba y se daba cuenta de que sus nalgas quedaban al descubierto por la tela transparente. ―Leila…

La mujer se puso detrás de ella y ajusto las tiras del corsé.

―Aylin, es un vestido ceremonial. Además, te ves perfecta en él, tienes buena figura.

―Ese no es el problema. ―refuto ―El problema es que me voy a sentir incómoda, mis tetas apenas y están cubiertas por el corsé.

―Te ves delicada, hermosa y virginal.

La cara de Aylin se sonrojó.

―Lo de virginal fue sarcasmo, ¿verdad?

―No. Lo digo en serio, aun si ya el alfa ha sido el primero… ―le sonrió ― … Aún te ves como una virgen.

―Ok, cambiemos de tema. ―se giró de nuevo y entrecerró los ojos. ―¿Qué voy a usar de ropa interior?

Leila dio unas palmaditas y tomo algo de la caja donde había llegado el vestido. Después lo sacó y se lo mostró a Aylin, quien abrió los ojos y no supo qué decir.

―Esto.

―¿E… eso?

―Sí. ¿No es hermoso?

―Leila, eso apenas y tiene tela.

La mujer se alzó de hombros.

―Es parte del vestido, quéjate con las que lo fabricaron.

―De acuerdo, me pondré esta pequeña cosa. ―Aylin lo miró una vez más y suspiró ―Al menos es una tanga.

―Mi señor, mi señora. Bienvenidos.

Tanto Cassian como Aylin asintieron con una sonrisa.

―Por favor, acompáñenos, hemos preparado un lugar especial para ustedes.

Siguieron al viejo lobo y éste les señaló sus puestos en una gran mesa, llena de frutas y por supuesto bastante proteína. Había una gran fogata y alrededor de ella, varias lobas bailaban lo que parecía una danza ceremonial. Mientras que los lobos tocaban la música con instrumentos hechos por ellos mismos.

―¿Te gusta? ―Cassian preguntó suavemente, sacando a Aylin de su concentración.

―¡Oh, sí, sí! Es maravilloso, nunca había estado en una ceremonia como esta. Es… mágico.

El alfa sonrió.

―Tenemos mucho que agradecerle, ¿no crees? Por eso, nos esforzamos por honrarla en su día. ―le sirvió un poco de hidromiel y le susurro al oído ―Bebe despacio, no quiero que te emborraches.

Aylin asintió en silencio y con las mejillas ardiendo. De repente las lobas detuvieron su canto y Hela, se acercó a Aylin con una sonrisa.

―Mi señora… ―dijo con respeto ―… ¿Nos honraría acompañándonos a adorar a la diosa?

Aylin miró un segundo a Cassian y luego a Hela. Ya sabía que esto pasaría, Leila le había dicho con anticipación. Así que asintió y comenzó a ponerse de pie, pero el alfa sostuvo su mano.

―No tienes que hacerlo ―murmuró ―Se que no conoces…

―Tranquilo ― dijo al momento que acariciaba su mejilla ―Se cómo bailar, esposo.

El que lo llamara esposo delante de todos movió cada fibra de su cuerpo. Su pecho se hinchó de orgullo y satisfacción. Le sonrió para luego asentir. Aylin siguió a Hela hacia el resto de las lobas.

Aylin llevó sus manos a los botones de su abrigo y lo abrió uno a uno para después dejarlo caer a sus pies. Su vestido transparente quedó a la vista de todos, pero en especial para la de Cassian, quien tuvo que tragar tres veces antes de intentar hablar sin suerte.

Aylin giró su rostro y le sonrió, para luego seguir a las demás lobas y comenzar. De hecho, era buena en ballet y cuando llegó la música suave, acompañada de antiguas canciones, le resultaron agradables. Su danza era suave y fluida, como si flotara en el aire. Sus movimientos eran elegantes y precisos, cada uno expresando su devoción a la luna.

La manada y Cassian la observaron con admiración y respeto, sintiendo la energía mágica de la danza y su conexión con la diosa. La luz plateada de la luna brillaba sobre ella, iluminando su cuerpo y creando una atmósfera mágica.

Mientras tanto, Cassian sirvió por tercera vez su copa, sin quitarle los ojos de encima. Su respiración había pasado de cero a cien, su cuerpo estaba caliente mientras miraba a la mujer mover su cuerpo con sensualidad y fluidez.

«Mia» su lobo dijo en el momento oportuno y el alfa no lo contradijo. Ya no podía seguir mintiéndose. No solo la deseaba, sino que la quería para él y nadie más.

«Esta noche» le respondió habiendo tomado la decisión.

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