CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 50

ROMPER UNA PROMESA (II)

«¡Demonios!»

Cassian se levantó de la cama y se apresuró a perseguirla. La atrapó fuera de la casa y la agarró del brazo para detenerla, la giró y lo que lo recibió fueron un par de ojos llenos de decepción y rabia.

―No es lo que estás pensando ―trato de explicarse.

Pero Aylin no estaba interesada en escucharlo. Se safó con brusquedad y escupió.

―¡Vete a la m****a!

Luego se echó a correr a la gran casa. El alfa cerró los ojos y se maldijo mil veces y se echó a correr tras ella.

EN LA HABITACIÓN…

―Aylin, no es lo que piensas, yo…

―¿Qué vas a decirme? ¿Qué te quedaste dos días fuera de esta casa para dormir con tu ex?

Cassian se pasó la mano por la cara en señal de frustración, y le preguntó.

―¿Qué le diste de beber?

―¿Qué? ―Aylin no comprendió ―¿Qué le di de beber? ¿De qué hablas?

―Aylin, no voy a condenarte. Pero debes saber que lo que hiciste…

La sangre dentro de Aylin hervía. Al parecer la estaba acusando de algo.

―Habla con claridad. ¿De qué demonios me estás acusando?

―Le diste acónito a Ruth, sabes que esa planta es venenosa para nosotros. ¿En qué estabas pensando? Tus celos…

De pronto el sonido de una bofetada se escuchó en la habitación. La cara de Aylin estaba tallada en piedra, sin embargo, su corazón era diferente.

―¿Estás dando por hecho lo que esa mujer dice?

El alfa respiraba agitadamente, no entendía cómo de repente su vida se había vuelto un completo caos. Por un lado, está la mujer que ama y por el otro, la que debió proteger y falló haciéndolo.

―Aylin.

―¡Responde! ¿Me estás condenando por ella?

―¿Le diste él te o no? Si lo hiciste, sé que pudiste equivocarte. Pero esto no puede seguir. Ella y yo…

La risa burlona y cargada de dolor de Aylin detuvo las palabras de Cassian.

―No me voy a molestar en responder. ―se alzó de hombros ―Está bien, créele a ella. Una recién llegada que te llena la cabeza de mentiras, alguien que ni siquiera estás seguro de que sea quien dice ser. Cassian, te consideré más inteligente, sabes. Pero ahora veo que me equivoque, a la primera eres como todos los hombres, se dejan llevar por un simple coño.

―Aylin. ―el alfa dio un paso hacia ella tratando de tomar su mano, pero Aylin retrocedió queriendo estar lejos de él. Y en ese momento, la sola idea de que ella lo abandonara lo volvía loco. ―Hablemos.

―No, no quiero hablar. ― negó con la cabeza ― Haz lo que te dé la gana. No me importa y tampoco me importa si la metes aquí o en tu habitación. No voy a seguir rogándote, si no quieres ver la verdad, allá tú.

―¿Cuál verdad? ¿Eh? ―la rabia comenzaba a apoderarse del alfa ―Lo único que quiero es que me entiendas.

―¡¿Y quién me entiende a mí?! ¿Crees que es fácil? Te apareces aquí con ella, ¿y esperas que la reciba con los brazos abiertos? Pues no Cassian, no soy ese tipo de mujer.

Aylin volvió a negar y comenzó a tomar más distancia de Cassian.

―Estás siendo irrazonable. Como alfa de esta manada mi deber es cuidar de mi gente.

Ella resopló divertida.

―No intentes engañarme ―dijo con los labios temblorosos ―Ambos sabemos, que esa no es la verdadera razón.

Ver el dolor en sus ojos lo golpeó con fuerza, se acercó un paso a ella y dijo con voz suave.

―Tienes que calmarte, Aylin. En este momento…

―¿Calmarme? ―se burló ―Si lo que buscabas era una mujer tonta que siguiera tus órdenes, te equivocaste. Nunca seré esa mujer, Cassian.

―Ya sé lo que vas a decir ―dijo sin darle la oportunidad de hablar.

―Entonces, escúchame de todos modos ―le reprocho Lorcan ―No arruines lo que tienes. ―sus ojos miraron en dirección a la puerta de Aylin.

DOS DÍAS DESPUÉS…

―Leila, ya te dije que estoy bien. Solo estoy deprimida. ―Aylin se negó a beber él té, que Leila traía en sus manos. Los últimos días había estado muy apática y era imposible para Leila no sentirse preocupada por ella.

―Mi niña, apenas y has probado comida. Siempre dejas más de la mitad de tu desayuno. Esto te va a servir para reconfortar tu cuerpo.

―No, Leila. Por favor, no insistas.

Los últimos dos días, Cassian ha estado yendo a su habitación para disculparse, sin embargo, Aylin se ha negado a verlo. Lo último fue cuando se apareció con un ramo de flores, asumió que la idea había sido de Lorcan y aunque se sintió tentada a recibirlo, término lanzándolo por la ventana. Fue una lástima, era el ramo de tulipanes más hermoso que había visto.

Por otro lado, ha estado experimentando dolores de cabeza y náuseas, y una sensibilidad extrema a los olores. Tal vez, Cassian esté preocupado por la lucha contra su sobrino y además por su ex. Pero ella no puede evitar sentirse frustrada y enojada por la forma en que la excompañera de su marido se aferra a él.

―¿Aylin? ¿Aylin, me estás escuchando?

―¿Qué? Perdón… estaba distraída.

Leila suspiró y dejó él té sobre la mesa. Se sentó en el borde de la cama y tocó la frente de Aylin.

―No tienes fiebre, no estás enferma. ―la mujer entrecerró los ojos ―Comes poco y ni creas que no he visto que vomitas con frecuencia.

El corazón de Aylin comenzó a acelerarse a medida que Leila enumeraba los síntomas.

―Y por último, tu periodo no llegó este mes.

Aylin se irguió de repente y abrió los ojos sorprendida.

―¿Qué… qué estás tratando de decir?

―Que lo más probable Aylin… es que estés embarazada. Puede que estés esperando un hijo del alfa.

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