UN CORAZÓN DESOLADO.
Cassian subió a la habitación de Aylin con el corazón en la garganta, sabía que lo que tenía que decirle era doloroso y que la romperá por completo. Sin embargo, era necesario enfrentar el dolor cuanto antes.
Mientras tanto, Aylin no podía creer que estaba embarazada, la llegada del bebé fue sorprendente para ella, pero ahora que lo ha asimilado, sintió alegría en su corazón.
―Un hijo tuyo y mío Cassian ― murmuró con felicidad y dolor. Su mano acarició lentamente su vientre plano.
Había pensado que sería feliz, que formaría una familia con el hombre que amaba. Pero todo no fue más que una mentira, una dolorosa ilusión y ya era tiempo de despertar. Leila había aceptado a regañadientes ayudarla con su plan de escape. Buscaría el momento adecuado para hablar con Lyall y planear todo cuanto antes. También tenía que buscar la manera de llevarse a su padre. Puede que fuera difícil, pero de ninguna manera iba a abandonar a su única familia.
Estaba pensando en esto cuando la puerta de su habitación se abrió y un serio Cassian, clavó sus ojos en ella. El cuerpo de Aylin se volvió alerta y temió que hubiera descubierto su embarazo, no obstante, mantuvo la calma.
—¿Qué haces aquí? - dijo en tono adusto.
El alfa continuó mirándola, pensando en la manera de darle la noticia. ¿Cómo le decías a alguien que te habías quedado huérfana?
No había una manera dulce de decirlo o que doliera menos. Esperaba que ella lo dejara consolarla y apoyarla en este momento. Dio un paso y cerró la puerta detrás de él.
—¿Te pregunté qué haces aquí? —Aylin se puso de pie dándole una mirada hostil.
—No quiero pelear, Aylin.
—Entonces no vengas.
El alfa se sintió despreciado por ella, extrañaba sus dulces sonrisas y sus cálidos abrazos.
—Necesito decirte algo —murmuro el alfa calmadamente.
—Si es que podré salir y dejarte definitivamente. Te escucharé, de lo contrario, no te molestes y regresa por dónde viniste.
—Aylin…
—¡Dije que no quiero verte!
La paciencia del alfa se terminó y dijo sin rodeos.
—Tu padre está muerto.
La mente de Aylin tardó en procesar lo que escuchó.
—¿Qué dijiste?
Las sienes de Cassian palpitaban, su cuerpo estaba descompuesto, su corazón dolía como la m****a. Estaba viviendo un infierno.
—Lo lamento Aylin, no quería nada de esto. Lo envié con mis hombres, no imaginé que…
—¡¿Lo mataste?! — fue más una afirmación que una pregunta —Lo… no… no… ¡No!
Ella parpadeó incrédula, sus lágrimas se derramaron por sus delicadas mejillas y su cuerpo se enfrió al igual que su corazón. Siguió negando, lo negó sin querer creerlo. No podía perder a nadie más, primero su amada madre y ahora…
De repente, una furia descontrolada se apoderó de ella y miró al hombre delante de ella. En ese momento entendió que él solo había significado desgracias desde que lo conoció. Le había arrebatado todo, le había quitado lo que más amaba. Y sin pensarlo, se abalanzó sobre él y comenzó a golpear su pecho.
—¡Maldito seas! ¡Maldito seas! Lo mataste, lo mataste… —Cassian no hizo nada para detenerla, la dejó golpearlo, pensando que, tal vez así, pueda pagar un poco la culpa. —¡Te odio! ¡Te odio, Cassian Blackwood! — Aylin grito desde lo más profundo de su ser —Maldigo el día en el que llegaste, ¡lo maldigo!
Él extendió su mano y la abrazo contra su pecho, tratando de alguna manera consolarla. Pero ella no quería su contacto, en ese momento le asqueaba, no iba a abrazar al asesino de su padre.
—¡No me toques! Me das asco. —le escupió la cara con el rostro distorsionado de dolor. —Me quitaste todo, Cassian. ¡Me quitaste a mi padre!
El alfa se limpió el rostro y únicamente la miro. Su corazón en ese momento estaba siendo apuñalado por sus palabras. Todo era tan contradictorio en ese momento, los días felices parecían lejanos ahora. Sin embargo, su amor por ella no había cambiado en absoluto. Incluso si lo odia, no iba a cambiar. La amaba y sospechaba que, aun después de la muerte, seguiría amándola.
Extendió su mano con intención de secar sus lágrimas, pero ella se apartó como si el fuera un monstruo. Y a lo mejor en ese momento, lo era.
—Yo… yo no quería que nada de esto pasará. Pero, tu padre no podía quedarse en la manada, no después de lo que hizo. — dio un paso adelante —Te juro que encontraré al culpable y lo…
Una dura bofetada resonó en la habitación.
—No tienes que buscar en ningún lado — Aylin habló con voz dura —Porque el culpable está frente a mí.
—No… mi amor… yo…
Lo abofeteó de nuevo y el alfa soportó cada golpe, pensando que, si eso serviría para que ella drenará su dolor, entonces él lo soportaría.
―Es mejor que no lo sepas, así cuando Cassian te interrogue no tendrás que mentirle.
Leila estaba preocupada, pero también sabía que lo que dijo Aylin era correcto. Entre menos supiera más posibilidades tendría de vivir. No obstante, ella iba a intentar una última vez.
―Aylin… ¿Y si hablas con él? El niño…
―No, Leila. No me quedaré aquí con Cassian. Él no me merece y… ―su voz se ahogó al recordar a su padre. Ni siquiera tenía un cuerpo sobre el cual llorar ―Él me cree una asesina, ¿Cómo vivir con alguien que tiene ese concepto de ti? No. Mi hijo no crecerá a su lado.
Leila asintió levemente y la abrazó de nuevo.
[…]
―¿Estás bien? ―Lorcan miró a su amigo, quien acababa de terminar la segunda botella de hidromiel ―Tendrás una resaca de m****a mañana, es mejor que dejes de beber.
―No quiero… ―el alfa se sirvió lo que quedaba y se lo bebió de un trago.
―¿Crees que vas a recuperarla así? ¿Poniéndote en ese estado?
―Me odia. ―susurro Cassian con voz ahogada ―Ella… dijo que me odia.
Lorcan suspiro y en el fondo entendía a su amigo. El amor puede ser lo más hermoso cuando se es correspondido, pero puede ser un total infierno cuando solo una de las partes es quien ama. Por lo visto, Aylin se había retirado de la ecuación.
―Está molesta, dolida. ¿Esperabas que se echara a tus brazos? Acaba de perder a su única familia, ¡joder!
―¿Y yo? ¿Yo no soy su familia?
Lorcan frunció las cejas y negó incrédulo. En ocasiones la estupidez de su amigo lo sorprendía.
―La cagaste y mucho. Si tan solo no hubieras traído a Ruth, nada de esto estaría pasando. Ella hubiera llegado a un acuerdo contigo, y…
―¡Mentira! ―Cassian lanzó la botella contra la pared y miró a su amigo con impotencia y un profundo dolor. El dolor de ser rechazado ―Me hubiera dicho las mismas palabras que me dijo hoy. Que me odia, que le doy asco, que maldice el día en que…
El alfa no pudo continuar, bajo la cabeza, entre sus manos y sollozó. Por otro lado, Lorcan estaba estupefacto, jamás había visto a su amigo en tal estado. Ni siquiera cuando creyó a Ruth muerta.
―Cassian ―camino hacia el escritorio y se sentó ―Tienes que darle tiempo, ¿de acuerdo? Su padre acaba de morir, dirá cualquier cosa para mitigar su sufrimiento. Déjala que sane lentamente.
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