CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 61

SECRETOS QUE MANTENER BAJO LLAVE.

―¿Vas a acabar con el departamento? ―Logan recogió los pedazos del jarrón hecho pedazos en el suelo ―Te dije que te la llevaras, pero, en cambio, preferiste quedarte allí y mirar cómo bailaba y se divertía con otro.

Cassian estaba hirviendo de ira. Todo su sistema estaba fuera de control y de alguna manera necesitaba dejar salir la rabia y la impotencia que estaba conteniendo por dentro.

―Ya te dije mis razones, ¿no?

―Si y ya tienes las respuestas. Ella y él son una pareja, lo escuchaste al igual que yo Cassian, es su novia.

Las sienes del alfa palpitaron.

―Ella no puede ser nada de él, está casada conmigo… yo…

―Eso es en nuestro mundo, aquí nuestras leyes no son nada. ―Lorcan tiró a la basura los pedazos de vidrio y se limpió las manos ―Todo parece indicar que Aylin empezó una vida sin ti.

Escuchar esto empeoró el estado de ánimo de Cassian, quien resopló y se fue directo a su estudio a hacer una llamada.

Había escuchado con claridad cuando ella misma se presentó como novia de Sebastián y no pudo resistir la tentación de ir hacia ella y gritarles a todos que era suya, su mujer, su compañera. Pero se controló y decidió irse, quedarse hubiera sido demasiado peligroso.

Sin embargo, eso no quería decir que no investigaría, ahora más que nunca necesitaba saber que había hecho Aylin todos estos años, tenía que saber qué terreno estaba pisando.

La llamada se conectó y la voz gruesa de un hombre se escuchó del otro lado.

―Esto sí que es una verdadera sorpresa, ¿a qué debo el honor, Cassian Blackwood?

―Tengo un trabajo para ti, Spencer.

El hombre del otro lado alzó las cejas un poco sorprendido.

―Bien, te escucho.

―Quiero que investigues a una mujer… no, mejor dicho a mi esposa. ―Cassian afirmó entre dientes ―Quiero saber todo de ella, que hace, a dónde va, cuantas veces come. Todo, absolutamente todo.

―Uhhh, ¿problemas en el paraíso?

―No es tu maldito problema, solo averigua todo lo que te pedí.

―Está bien, pero ya conoces mi tarifa.

―El dinero estará en tu cuenta en diez minutos. ¿Cuándo me darás la información?

Spencer sonrió.

―Mañana por la noche la enviaré a tu correo.

―Bien, estaré esperándola. ―luego de decir esto colgó. Se dejó caer en su silla y miró el teléfono en su mano. Sus ojos entrecerraron mientras revivía la sonrisa de Aylin a Sebastián, la manera en cómo se veía relajada con él. Su mente no pudo dejar de llevarlo a lugares donde no quería ir.

«¿Están juntos ahora? ¿Él está haciéndole el amor?»

La sola idea de que ella estuviera entre los brazos de otro hombre lo estaba rompiendo por dentro y sin poder controlarse, lanzó el celular contra la pared. En ese mismo instante, Lorcan entró al estudio, vio el aparato hecho pedazos en el suelo y suspiró.

―Iré por la escoba. ―fue todo lo que dijo antes de cerrar la puerta nuevamente.

Mientras tanto, Sebastián y Aylin no dejaban de reír en el auto.

―¿Le viste la cara? Fue todo un poema ―dijo ella con una sonrisa ―Tenías razón, fui tu salvación esta noche.

―Y créeme que te lo agradezco. ―el hombre tomó una mano de Aylin y la apretó con suavidad ―Si no hubieras venido, habría tenido que aguantar la super presentación de su hija. Mejor no, gracias.

De repente Aylin se puso un poco seria y lo miró.

―¿Por qué le huyes al amor? Eres guapo, tienes dinero, sabes cómo tratar a una mujer y sé que serías un excelente papa. ― de pronto abrió los ojos conmocionada y exclamó ―¡¿Eres gay?!

Sebastián rodó los ojos e hizo una mueca.

―Mentiroso. ―acuso entre risas ―Bueno, aquí va la segunda. ―dijo y fingió pensar de otra vez. Le dio una sonrisa maliciosa y preguntó. ―¿Por qué le huyes al amor?

La sonrisa en los labios de Sebastián se desvaneció.

―No puedo responder esa.

―Dijiste que dos.

―Esa no, has cualquier otra, menos esa, Aylin.

La curiosidad se apoderó de ella, pero no lo presionó. Después de todo, ella también cargaba sus propios secretos.

―Ok, no preguntaré más. ―se inclinó y le murmuró en voz baja ―Pero espero que algún día, decidas hablar sobre ello.

Sebastián la miró momentáneamente y dijo.

―Yo también espero que tú, algún día me cuentes la verdad de tu pasado, Aylin.

Ella se congeló en su sitio y no respondió. La verdad era que hace cuatro años, ella no le dijo toda la verdad. Bueno, técnicamente sí. Le había dicho que estaba huyendo del padre de su hijo, pero no mencionó quién era. Le contó sobre la muerte de sus padres y el peligro que corría quedándose en Eversun.

Fue gracias a Lyall que Sebastián la acogió en su casa, los primeros años su amigo los acompañó, pero pronto regresó con su tío, que también era el beta de Sebastián, y la manada se encontraba en las lejanas tierras de Escocia. Fue lo mejor, Lyall sabía que Cassian iría tras él y el primer sitio en donde buscaría sería en las tierras del hermano de su difunto padre.

Desde entonces, Sebastián no ha hecho preguntas, simplemente los acogió y con el tiempo se volvieron una familia y su cariño hacia Rowan es como el de un padre, no podía estar más agradecida. En cuanto a ella, nunca la ha visto como una mujer, a pesar de que suele coquetear la mayoría de las veces, nunca ha cruzado la línea.

―¿Dije algo malo? ―pregunto al ver su silencio.

―No, no, por supuesto que no. ―se apresuró a decir ella ―Es solo que… no me gusta hablar de ello.

―¿Lo ves? Hay temas que nos lastiman Aylin y que es mejor mantenerlos bajo llave.

―Si, tienes razón. ―sonrio un poco ―Es mejor mantenerlos bajo llave.

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