ERA PAPA.
―Señor, el señor Storm y la señorita Fox, salieron. Fueron al centro comercial y ella fue al área de los niños, compró varios muebles y muchos juguetes.
Cassian estaba sentado en la oficina trabajando en unos documentos, cuando escuchó la noticia sus ojos se entrecerraron y sus labios se apretaron.
―¿Dónde están ahora?
―Uno de los hombres los siguió sin que lo vieran, se detuvieron en un departamento.
El alfa guardó silencio durante un rato y luego dijo con frialdad.
―¡Bien!
Colgó el teléfono y el bolígrafo en su mano fue apretado con fuerza y sus ojos estaban particularmente sombríos.
Después de que saliera de la consulta con el médico, le ordenó a Lorcan que averiguara los datos del pequeño. Si era un lobo, entonces había ido con el mismo médico que él. Cris Vanderbit, era un médico especializado en cardiología, pero también era un hombre lobo y los únicos que conocían el secreto, eran los de su misma especie.
Más tarde, Lorcan llegó con noticias. Incluso el beta no podía creerlo, sus ojos brillaban emocionados cuando le dijo a su amigo que el pequeño se llamaba: Rowan Fox.
«―Entonces el pequeño es tu hijo, Cassian. ―Lorcan abrazo a su amigo y le palmeo la espalda ―Tienes un hijo.
Cassian simplemente sonreía. Aunque estaba casi seguro, comprobarlo era mucho mejor. Se había convertido en padre y no lo sabía. De repente, se dio cuenta de que, si no hubiera regresado al mundo humano para cerrar este negocio, nunca habría descubierto la verdad. Pero eso ya no importaba, ahora su único interés era ser parte de la vida de su pequeño.
―Si… ―murmuro y su mente imagino la carita dulce que había visto ―… es mi hijo.»
Después de que supo la verdad, ordenó a dos hombres que siguieran los movimientos de Aylin. Y hoy había recibido noticias, lo que lo llevó a tomar la decisión, no iba a esperar más, la enfrentaría y ella tendría que decirle la verdad, lo quisiera o no.
«¿Comprando muebles para niños?»
El alfa apretó el bolígrafo con fuerza.
«¿Planeas mudarte? ¡¿Es eso?! ¡¿O estás embarazada de Sebastián?!»
Cuando pensó en esto, sus cejas se fruncieron y su corazón latió ferozmente y un poco de odio surgió dentro de él.
«Aylin, ¿Cómo puedes?»
Se levantó abruptamente, con el rostro tenso por la rabia y camino hacia la gran ventana. El paisaje nublado de Washington le dio la bienvenida. Se consoló a sí mismo diciéndose que Aylin no sería capaz.
―No puedes enamorarte de él…
Con una idea en mente se volvió y caminó hacia la puerta, tomó su chaqueta y salió de la oficina.
―Señor, tiene una reunión a las tres. ¿Quieres que llame al gerente de mercadeo?
Tan pronto como salió, su secretaria le informó, sin embargo, Cassian pasó a su lado con frialdad. La mujer se quedó perpleja mirando su espalda.
Mientras tanto, en el nuevo departamento, Sebastián y Aylin acomodaban los muebles que habían comprado para Rowan. Era un departamento sencillo, tipo estudio, lo suficientemente acogedor para ella y su hijo.
―Aylin, ¿estás segura? De verdad me sentiría mejor si te quedaras en casa.
Ella negó y abrió una de las cajas.
―No. Él ya lo sabe y estoy segura de que me buscará en tu casa o en el estudio de ballet. No puedo arriesgarme, Sebastián. ―sus ojos eran determinados ―No voy a perder a mi bebe.
―Pero aquí estarás desprotegida.
―¿Crees que buscará aquí? ¿En una zona de clase baja? Además, dijiste que había sido lo suficientemente discreto y que nadie tenía conocimiento de esta propiedad.
―Compre este departamento hace muchos años. Nadie sabe que aún lo conservo, así que puedes estar tranquila por ese lado.
―¿Lo ves? Voy a estar bien.
Sebastián suspiró y la tomó de los hombros.
―Aylin, no me gusta que huyas. Fui claro con él y le dije que te dejara en paz…
Ella se echó a reír.
―¿Y creíste que lo haría? Puede que yo no le interese, pero su hijo sí. ―negó ―Es su heredero. Dime algo, si supieras que tienes un heredero, ¿no irías por él?
El alfa guardó silencio y esa fue toda la respuesta que ella necesitó.
―Tú también lo harías, no soy tonta. Sé que para un alfa un heredero lo es todo. Pero Cassian no merece a Rowan, no después de lo que hizo.
Sebastián la miró en silencio y comprendió su negativa. Cassian Blackwood había labrado su destino y ahora tenía que soportar las consecuencias. La pregunta era: ¿Por cuánto tiempo?
El alfa se arremangó las mangas de la camisa y comenzó a desempacar.
―¿Por qué Rowan reconoció a su padre? Es algo casi único, que yo recuerde, no tuve ese nivel de conexión con mi padre.
Aylin sacó un juego de sábanas y respondió.
―Hable con Cris por teléfono, él dice que es completamente normal. Somos lobos y es parte de nuestro instinto. Además, es casi igual con los bebés humanos, lo extraño es que debería ser un instinto natural con la madre, no con el padre.
Sebastián frunció las cejas.
―Bueno, siempre lo he dicho, ese pequeño será un gran lobo algún día. No es por nada, pero Cassian es un buen alfa…
La mirada asesina de Aylin lo hizo callar. Y el hombre cerró los labios y continuó desempacando. Después de un rato, Aylin habló.
―Tengo que reconocer que Cassian es un buen alfa, ama a su manada y haría cualquier cosa por ellos. ―sus manos apretaron la caja ―Pero como marido… fallo totalmente.
Sebastián miró sus manos y vio que los nudillos se habían vuelto blancos. Le quito la caja de entre las manos y preguntó.
―¿Qué fue lo que pasó realmente? Me dijiste que escapaste para salvar a tu hijo. ¿Qué hizo Cassian para que temieras por la vida del bebe? ―la miro serio ―Seré sincero en este momento. Cuando fui a verlo, él… él quería arrancarme el corazón y sí, la posesividad es parte de nuestra naturaleza, pero él… se veía dolido.
Aylin torció los labios.
«―¡Cariño, ¿Cómo te portaste?! ―El pequeño Rowan hizo un puchero y miró a la niñera, quien tenía la cara llena de pánico. Aylin se tensó y los miró a ambos. ―¿Qué pasa? ¿El médico dijo algo?
La niñera se apresuró a negar y luego respiro hondo.
―Señora… sé que me dijo que tuviera cuidado, y la verdad solo fueron unos minutos… Estaba pagando y de pronto no lo vi.
Los nervios de Aylin se alteraron.
―¿De qué estás hablando, Elena?
―El señorito se perdió por unos minutos… ―la mujer se mordió el labio ―… afortunadamente lo encontré, un hombre estaba hablando con él.
―¿Qué? ―sus ojos se abrieron con pánico cuando escucho esto ―¿Qué hombre? ¡¿Cómo era?!
―Él… él era guapo… alto… y…
―Era papá. ―dijo calmadamente el niño ―Estaba hablando con papá.
Aylin estaba en shock y la niñera no se quedó atrás.
―¿Tu papá? ―frunció las cejas y luego miró a la señora ―Pero creí que…
―Retírate Elena. ―Aylin dijo de inmediato.
La mujer asintió a regañadientes y con la duda en su interior. Cuando estuvieron solos, Aylin cargó a su hijo y lo llevó hacia el sofá.
―¿Por qué dices que era tu padre? ―El chiquillo miró fijamente a su madre y por un segundo ella pareció estar viendo los ojos de Cassian. Evito su mirada deliberadamente. ―Cielo…
―Porque lo sentí. ―respondió el pequeño ―Nunca lo había visto, pero no siento lo mismo con el tío Sebastián. Además de que se parece a mí, aunque yo soy más bonito.
Ella sonrió un poco y acarició el dorado cabello de su hijo.
―Rowan… no puedes…
―Se siente bien tener un padre ―la interrumpió ―Ahora sé que no estoy solo.
Las palabras de su hijo la golpearon con fuerza.
―No estás solo cariño ―lo abrazo ―Me tienes a mí, al tío Sebastián… y a Lyall.
―Pero ellos no son papa.
Aylin estaba perpleja.
―Hijo… sé que es difícil de entender, pero todo esto lo hago por tu bien. ―nego levemente ―No debes acercarte a ese hombre, ¿de acuerdo?
El pequeño Rowan la miró en silencio, apretó los labios y de repente se levantó y corrió hacia su habitación. Aylin lo miró irse con el corazón doliendo, sabía que no iba a ser fácil para su hijo; sin embargo, esperaba comprendiera que lo hacía por su bien.
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