CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 68

¡PERTENECER A OTRO!

Aylin colgó el teléfono y se dirigió a la puerta.

―¿A dónde vas?

―Faltaron algunas cosas por entregar, el pedido acaba de llegar, dijeron que se accidentaron. Tengo que bajar para confirmar.

Sebastián se guardó el teléfono en el bolsillo y la siguió.

―Vamos, te acompañaré y luego iré a casa ―le dio una mirada complicada ―Hoy es la última noche que pasó en compañía de Rowan.

―Sebastián…

―Sí, sí, sé tus razones. Pero sigo pensando que debiste quedarte a mi lado.

―Voy a estar bien.

Aylin le dio una pequeña sonrisa y tomó la llave de la casa y salieron. Cuando salió por la puerta principal del edificio, de repente se mareó y gimió levemente.

―¿Estás bien? ―Sebastián se apresuró a sostenerla y le dio una mirada llena de preocupación.

―No lo sé, me mareé de repente ―agito su mano ―Debe ser el estrés, toda esta situación me afecta demasiado.

―¿Quieres que vayamos con Cris?

―No, de verdad estoy bien.

―¿Seguro? ―Sebastián acunó sus mejillas y sonrió ―No intentes hacerte la fuerte, sabes que no quiero que nada te pase.

Su dulzura la hizo sonrojarse y Aylin bajo cabeza como una colegiala sonrojada. El alfa se echó a reír.

―¿Estás nerviosa? ¿Es eso? ―Sebastián le beso la punta de la nariz. La miro serio y suspiro ―Si pudiera enamorarme, lo haría de ti. Podría afirmar que eres lo que busco en una compañera.

De repente, una peligrosa idea brilló en la mente de Aylin.

―¿Qué pasa, por qué tienes esa cara? ¿Te sientes mal otra vez?

―No. ―ella continuó mirándolo, buscando la manera de explicarle lo que estaba pensando. Acercó su rostro y se encontró con un par de brillantes ojos color marrón, llenos de diversión ―Sebastián…

Cassian acababa de llegar y se encontró con esta escena. Aylin estaba en los brazos de Sebastián y además a punto de besarlo. En un instante, sus ojos se cubrieron con una fuerte hostilidad y avanzó, para luego sacarla de sus brazos.

―¿Qué…?

El cuerpo de Aylin fue jalado repentinamente y ella cayó en los brazos del otro hombre sin entender, luego las grandes manos que sostenían su cintura la apretaron firmemente como pinzas de hierro. Giró levemente el rostro y se encontró con los feroces ojos de Cassian.

―¿Qué…? ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ―ella luchó por apartarse, pero él no se lo permitió.

―Señor Blackwood, ¿Qué es esto? ―el otro alfa dio un paso al frente y sus ojos ahora enojados se clavaron en Cassian ― ¿No lo bastante claro la última vez?

Cassian no respondió, pero Aylin podía sentir la ira fría que emanaba de él. Los latidos de su corazón eran violentos y sus manos se apretaban con fuerza alrededor de su cintura. Ella intentó liberarse, pero sus esfuerzos fueron en vano.

―¡Cassian déjame ir! ―grito, perdiendo la paciencia.

De repente los dos hombres cesaron sus golpes y miraron a la mujer cuyos ojos lanzaban dardos hostiles hacia los dos y para colmo de males comenzó a llover. Los dos alfas se pusieron de pie. Sin embargo, el brazo de Cassian sangraba, todo parecía indicar que Sebastián lo había herido durante la pelea, posiblemente con sus garras.

Cuando Aylin vio esto, su reacción natural fue preocuparse, pero se contuvo. Ahora lo que sucediera con él no era su problema. Pero era inevitable que le afectara. La lluvia comenzó a empeorar y pronto mojó sus cuerpos, la camisa blanca Cassian se tiñó de rojo brillante por la herida que sangraba. Aylin, camino hacia Sebastián y revisó su rostro, no tenía mayor cosa.

―Ven, vamos arriba para curarte, tengo un botiquín de primeros auxilios.

Cuando Cassian vio y escuchó la preocupación de ella por otro, sintió resquebrajarse su ya herido corazón. Todo parecía indicar que de verdad ella lo había olvidado.

Por su parte, Sebastián asintió, pero antes de dar un paso, le dio una última mirada a Cassian.

―Te quiero lejos de ellos. ―advirtió.

El otro, gruño en respuesta y estaba a punto de dar un paso hacia Sebastián, no obstante la voz hostil de Aylin lo hizo detenerse.

―¡No te atrevas! ―exclamo ―¿Hasta cuándo seguirás molestándome? ¿Es que no entiendes que no quiero volver a verte? ¡Lárgate de mi vida, Cassian, vete y no vuelvas nunca más!

Ella lo miró furiosa y tomó la mano de Sebastián, para luego caminar hacia el edificio. Cassian se quedó de pie inmóvil, viéndola alejarse con otro mientras su cuerpo se empapaba bajo la lluvia y la sangre seguía fluyendo de su herida. Justo antes de que atravesarán la puerta, dijo.

―Puedo alejarme de tu vida, Aylin. Pero no, de la de mi hijo, sé la verdad. Rowan es hijo tuyo y mío.

Al escuchar su afirmación los pasos de Aylin se detuvieron, guardó silencio unos segundos, antes de responder.

―Dejaste de tener un hijo el día que me acusaste, dejaste de tener un hijo el día que la preferiste a ella. Pero sobre todo… dejaste de tener un hijo… cuando afirmaste que yo… no era tu verdadera alma gemela.

Dicho esto, avanzó de nuevo y dejó atrás a un Cassian lleno de dolor, solo que su dolor no era por la herida sangrante en su brazo. El dolor profundo provenía de su corazón, porque no había nada peor que ver a tu familia y a la mujer que amabas pertenecer a otro.

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