CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 72

HACERLO POR ÉL.

Después de que el pequeño Rowan se calmó y se quedó dormido en los brazos de Cassian, Aylin lo apartó suavemente y lo llevó arriba. Repitió su deseo de que Cassian se mantuviera alejado de ellos, pero sus palabras parecían vacías incluso para ella misma. A pesar de su enojo y resentimiento, sabía que Rowan necesitaba a su padre en su vida.

Cassian se fue, sintiéndose molesto y frustrado. Pero sabía que no podía dejar las cosas así.

―Volveré ― le dijo antes de marcharse.

Cuando Aylin dejó a Rowan en el cuarto, encontró a Sebastián esperándola en la sala. Había presenciado todo y sabía que tenía que intervenir.

―Aylin, ese niño es tu hijo ― dijo con voz suave. ―Por su salud y bienestar, debes permitir que Cassian lo vea.

Pero Aylin se negó obstinadamente.

―No puedo confiar en él, Sebastián. No quiero que Rowan se lastime, además…

Sebastián suspiró, comprendiendo las preocupaciones de Aylin, pero sabiendo que la situación debía resolverse de alguna manera, le dijo una vez más.

―Piénsalo bien, Aylin. Rowan necesita a su padre. No puedes negar eso.

Después de eso, pasaron varios días y Cassian no regresó. Aylin estaba cada vez más preocupada por su hijo. Rowan se negaba a comer y repetía constantemente que quería a su papá. Ella intentó convencerlo de que todo estaría bien, pero el pequeño no cedió. Preocupada por la salud, Aylin decidió buscar a Sebastián nuevamente.

―Necesito tu ayuda. Rowan se niega a comer y solo quiere a su… papá.

Sebastián, que sostenía unos documentos, reflexionó por un momento antes de responder.

―Sé que no te va a gustar lo que voy a decir, pero… debes dejar que Cassian vea a Rowan. Por el bien del niño, deben tener tiempo juntos.

A regañadientes, Aylin aceptó en contra de su voluntad. Sabía que era lo correcto para Rowan, pero aún tenía miedo de lo que podría pasar. Así que, habiendo tomado la decisión, decidió ir a la empresa de Cassian para hablar con él.

―Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla? ―una linda muchacha le preguntó en la recepción.

Aylin estaba un poco incómoda, era la primera vez que venía a la empresa de Cassian.

―Buenos días… quisiera ver al señor Blackwood.

La chica le dio una sonrisa e hizo otra pregunta.

―¿Tiene una cita?

―No, no tengo cita. Pero es urgente.

―Lo lamento, el señor Blackwood no recibe a nadie sin cita. ―le entregó una tarjeta ―Llame primero y agende una.

Aylin miró la tarjeta dorada y le dio una media sonrisa a la mujer. Tal parece que tenía que usar su título, aunque no quisiera.

―Señorita… ―miro el nombre en la placa dorada ―… Jiménez. Por favor, llámelo y dígale que Aylin Fox está aquí.

La chica alzó una ceja y se sorprendió de la altivez de la mujer.

―Señorita, ¿tiene idea de cuántas personas llegan con los mismos deseos que usted? No voy a arriesgarme a que me regañen. Haga una cita y venga después. ―estaba a punto de irse cuando Aylin golpeó con fuerza.

―Te aseguro que solo tengo que chasquear los dedos y estarás fuera de esta empresa. Bien, quería ser amable, pero no me dejas otra opción. Llámalo y dile que su esposa está aquí.

La chica resopló con burla.

―¿Esposa? Por favor, todos saben que el señor Blackwood es soltero.

―¿A si? Pues entonces llámalo, llámalo y veamos que dice. ―los ojos de Aylin mostraban determinación.

La recepcionista le dio una mirada cautelosa y descolgó el teléfono, marcó la línea de la secretaría e informo. Cuando recibió la respuesta su cara se volvió pálida.

―Lo… lo lamento, señora… de haber sabido…

Aylin agarró su bolso y agitó su mano.

―No te preocupes, hacías tu trabajo. ―sonrió ―Aunque confieso que fue divertido ver tu cara.

Se dio la vuelta y caminó hacia el ascensor. La recepcionista salió apresurada y le dijo.

―Es el piso treinta y tres.

―Gracias... ―miro la placa y agregó ―...Señorita Jiménez.

Cuando llegó frente a la oficina, se detuvo un momento para calmarse, después de respirar un par de veces, llamó.

Cassian ya estaba esperándola, a pesar de que su secretaria le había informado que su esposa estaba en recepción, su aroma lo golpeó apenas puso un pie en el pasillo. Se acomodó la ropa y dijo tratando de demostrar lo emocionado que estaba.

―Adelante.

Aylin abrió la puerta y miró a su alrededor. La oficina de Cassian era simple, pero con un estilo moderno y lujoso, los colores negro y blanco predominaban. Cerró la puerta detrás de ella y caminó lentamente hacia el escritorio.

―Por favor siéntate ―dijo, señalando la silla ― ¿Quieres algo de beber?

El corazón de Aylin bombeaba con fuerza y su cuerpo la estaba traicionando, como cada vez que estaba cerca de él. Le rogó a la diosa para que él no se diera cuenta.

―No, no hace falta. Mi visita será breve.

Él alzó una ceja y asintió.

―Está bien, entonces vayamos al grano. ¿A qué debo el honor… esposa?

Ella apretó los dientes cuando escuchó la ligera burla en su voz.

―Lo dije por qué tu recepcionista no quería dejarme pasar ―bajo la cabeza y respondió en voz baja ―Fue la única manera de verte hoy.

―No te preocupes, no me molesta.

Cassian la miró un momento y de repente se echó a reír.

―Eres buena, ¿sabías? ¿No te interesa ser mi vicepresidente?

Ella alzó una ceja y le dio una mirada despectiva.

―¿Trabajar contigo? En tus sueños.

El alfa se echó a reír, sin duda extrañaba la lengua mordaz de su mujer. Lo único que lograba era despertar su deseo de cazarla, perseguirla y dominarla. Y como buen lobo que era, sería paciente, vigilaría a su presa y en el momento indicado… la atraparía.

―Está bien. Acepto tus términos. ¿Cuándo podré ver a mi hijo?

Aylin se puso de pie y sé bajo la falda lápiz que abrasaba sus caderas y muslos. Cassian no perdió oportunidad para admirar el panorama, tragó saliva recordando que sabía lo que había debajo. Por primera vez en mucho tiempo su lobo respondió.

«Mia»

«Ten calma compañero, ten calma… nuestra presa caerá en nuestra trampa dentro de poco»

―Hoy mismo. Rowan ha estado apático desde ese día y la verdad me preocupa. Si te ve… quizás cambie su estado de ánimo.

Cassian se puso de pie y fue por su chaqueta, se la coloco y agarró las llaves del auto.

―¿Vas conmigo o tienes miedo de que me propase contigo? ―pregunto burlón.

―Si lo intentas recibirás otra patada en las pelotas.

El alzó una ceja y no dijo nada, solo caminó hacia la puerta. Juntos, fueron al departamento donde la niñera estaba cuidando a Rowan. Cuando Rowan vio a su padre, inmediatamente corrió hacia él.

―¡Papi!

―¡Mi pequeño Rowan! ―Cassian abrió los brazos y se agachó para recibirlo.

Instantáneamente, el semblante del niño cambió.

―¿Te quedarás? ―pregunto en sus brazos.

―Si, tu mami ha dicho que podemos pasar tiempo juntos, ¿no es genial?

Los ojos del pequeño brillaron y una sonrisa adornó su rostro.

―¡Sí, así podrás jugar conmigo! ―abrazo nuevamente a su padre y luego miró a su madre ―¡Gracias, mami, eres la mejor!

Aylin observaba, sintiendo una mezcla de alegría y nostalgia al ver a su hijo feliz. Esa tarde, Cassian y Rowan pasaron tiempo juntos. Jugaron, rieron y crearon recuerdos especiales. Aylin observaba desde lejos, sintiendo cómo se derretía su corazón al ver la conexión entre padre e hijo.

Aunque todavía había muchos desacuerdos entre ellos, entendió que la presencia de Cassian en la vida de Rowan era necesaria y ella estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para asegurarse de que su pequeño tuviera una vida feliz.

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