DESAFIANDO A LA LUNA.
Cassian y Aylin entraron en la habitación, de inmediato, ella le dio una mirada de reproche.
―¿Por qué está ella aquí? ―preguntó con voz tensa ―No me gusta.
Cassian la tomó de la mano y la llevó a la cama.
―Está bien, si te molesta, voy a cambiarla de lugar.
―Primero quiero saber por qué está aquí. ¿Y desde cuándo permites que te tuteen?
El alfa le dio una sonrisa y de repente la levantó para sentarla en su regazo.
―Isabel es hija de una omega que murió durante los ataques de Logan ―explicó ―La salvé de morir en ese momento, pero sus padres no corrieron con la misma suerte. Al quedar huérfana, le di trabajo en la gran casa y un hogar.
Aylin entrecerró los ojos, claramente insatisfecha con la respuesta.
―No me gusta ―dijo con firmeza.
Cassian la miró a los ojos y sus manos bajaron lentamente por su espalda.
―¿Quieres que se vaya?
―Sí, quiero que se vaya. ―afirmó.
―Ok, lo que mi mujer desee, se lo daré. ―bajo la cabeza y aspiró su aroma ―Le pediré a Leila que la ubique lejos de la gran casa.
Aylin cerró los ojos y le rodeó el cuello con las manos, y permitió que él dejará un reguero de besos por su piel. Sabía perfectamente lo que vendría, sin embargo, aún había un tema importante que tratar.
―¿Hablaste con las sanadoras?
―Sí… lo hice ―murmuro Cassian sin dejar las manos quietas, ya que en ese momento estaban bajando la cremallera de su vestido. ―Pero lo hablaremos después… ahora se me antoja mi mujer.
Aylin le dio una sonrisa y se levantó. Retrocedió unos pasos y terminó de quitarse el vestido, luego siguió su sujetador y por último su tanga. Cuando estuvo completamente desnuda, le dio una sonrisa provocadora.
―Yo también estoy hambrienta y no quiero esperar― alzó una ceja ―Así que… quiero a mi marido completamente desnudo.
El alfa se puso de pie y comenzó a ponerse en marcha, cuando estuvo desnudo delante de ella, se sentó otra vez.
―¿Hare yo todo el trabajo? ―Aylin pregunto, antes de ponerse a horcajadas sobre él, se inclinó un poco y mordió su labio inferior con tanta fuerza que lo hizo gemir. Cuando estaba a punto de retirarse, Cassian le agarró la cadera con una mano y con la otra le sujetó la nuca.
―¿A dónde crees que vas? ―dijo bajando la mano hasta su muslo y tirando de ella hacia él ―No te vas a escapar tan rápido, esposa.
Deberían preocuparse de que la puerta estuviera abierta, pero el deseo fue más fuerte que la razón.
―¿No estás dolorida? ―le pregunto. Recordó que la anoche anterior había tenido casi un maratón de sexo. Desde que la recuperara, parecía nunca saciarse de ella. Aylin negó con una sonrisa. ―Bien, porque ahora mismo quiero que me cabalgues… duro.
Los ojos de Aylin brillaron con anticipación, sabiendo que el dulce placer del éxtasis se apoderaría de ella otra vez. Solo Cassian lograba volverla así.
Cassian soltó sus caderas y dejó caer su cuerpo sobre sus antebrazos. Sus ojos lujuriosos, ojos verdes se clavaron en ella.
―Quiero que montes mi polla, amor. Pero primero quiero que me enseñes cuanto la deseas.
Aylin sonrió y se levantó, luego se arrodilló entre sus muslos y envolvió sus dedos alrededor de su longitud y comenzó a acariciarlo despacio. El alfa gimió suavemente, luego ella se inclinó un poco para rodear la cabeza con sus labios y deslizar la lengua por la parte inferior de su pene.
―Tienes la capacidad de volverme loco, Aylin ―gruño con los ojos cerrados y la nuez de adán subiendo de arriba abajo. ―Tu boca es mi segundo lugar favorito.
Sus elogios solo la instaron a seguir. Y comenzó a moverse más deprisa y a chupar más fuerte. Cassian sintió que estaba cerca y aunque le gustaba venirse en la boca de su mujer, en este momento, prefería su coño.
Abrió los ojos y le ordenó.
―Ya basta, nena. ―ella detuvo sus movimientos y lo miró con los ojos velados de placer ―Ven aquí.
Aylin se puso de pie y caminó hacia su hombre con una sonrisa satisfecha. Cassian retrocedió hasta que su espalda chocó contra el cabecero de la cama, en una posición ligeramente sentado.
Ella se subió a la cama y se colocó a horcajadas sobre él, luego deslizó la polla por sus pliegues húmedos, masajeando lentamente su clítoris hinchado, para soltar un gemido cuando bajaba lentamente.
―Se siente jodidamente bien ― murmuró mientras lo miraba a los ojos.
La cara de la chica se llenó de vergüenza.
―Bueno, espero que hayas disfrutado de la función. Mi marido es bastante… complaciente.
―Ya le dije que…
―No quiero verte cerca de mí, ni cerca de mi esposo ―le advirtió con firmeza. ―Así que te sugiero que te mantengas alejada… ―volvió a sonreír ―… Mientras te vas de esta casa.
Isabel abrió los ojos con sorpresa.
―¿Cómo que mientras me voy?
―Como lo oyes, mañana mismo te irás, no confió en ti y además, no soy una estúpida. Sé que te gusta mi marido, pero ¿sabes qué? No vas a lograr tu propósito, no mientras yo esté aquí.
La rabia corrió por las venas de la mucama. Aylin tenía razón, había estado enamorada secretamente de Cassian. Cuando la salvó, sintió una conexión con él, algo a lo que no podía darle nombre, así que cuando la trajo a la gran casa, decidió esperar y ganarse su amor. Sin embargo, él solamente veneraba el recuerdo de la mujer que lo abandonó. Y ahora esa mujer está de vuelta, sin embargo, ella no estaba dispuesta a darse por vencida.
―Le convendría no provocarme ―dijo arrogante ―Una sola palabra y Leila estará fuera de esta manada. Asumo que sabe cuál es el castigo por traición, ¿verdad?
La cara de Aylin palideció.
―¡¿Nos escuchaste?! ―afirmo.
―Siempre es bueno conocer el secreto de alguien ―se burló ―Así que… si no quiere que Leila sea desterrada de esta manada, comenzará a tratarme como merezco.
―¿Cómo mereces? ― resoplo indignada ―¿Y cómo sería eso? ¿Dejando que te metas en la cama de mi marido?
La mucama se miró las manos y torció los labios en un gesto cínico.
―No sería mala idea.
Y eso fue todo lo que Aylin necesito para perder la paciencia.
―Conste que te lo advertí, ahora asume las consecuencias.
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