DE MONJA A ESPOSA romance Capítulo 22

De pronto se abre la puerta de la habitación de Aurora. Es Jazmine que la buscaba con desespero.

—Aurora, tenemos que hablar…

—¿Qué pasa señora? —Le pregunta la joven que terminaba de organizar sus cosas, al verla muy enojada.

—Dime: ¿es cierto que tú fuiste quién tiro a Vanesa por las escaleras?

La chica, sorprendida por su pregunta, asume que fue su esposo quien le contó, así que baja la cabeza, y sin atreverse a mirarla a la cara, asiente.

—Si… fui yo… —Pero Jazmine, no le cree. Se acerca y levanta su rostro para que la mire.

—Júralo por tu madre… —Le pide y de inmediato, Aurora niega.

—Lo sabía. Tú no tienes tanta malicia en las venas como para hacer algo así. Esa perra usó como excusa su caída para justificar que abortó. ¡Maldita!

—¿Aborto? ¿De qué habla señora? —Pregunta Aurora muy sorprendida por escuchar a Jazmine.

—Aurora dime algo: ¿Ares te ha hecho algo en venganza por la muerte de su hijo?

—¡¡¡Eh!!! —La chica agacha nuevamente la cabeza, sin decir una sola palabra, pensando en su familia y las amenazas de Ares, Y su reacción es una confirmación para Jazmine.

—No puedo creerlo… ¿Qué te ha hecho?

—Señora, no es nada.

—Claro que lo es. Él fue muy claro conmigo, y me dijo que te haría pagar por la muerte de su hijo. Pero óyeme bien. Nada tienes que pagarle. Vanesa es una mentirosa y abortó días antes de sufrir esa caída en la empresa…

—¿¡Qué!? Entonces nos ha engañado a todos.

—Sí, y el hijo del que yo siempre me mostré orgullosa, no resultó ser más que su títere. —Dice caminando de un lado a otro, y luego se acerca a ella mirándola fijamente. —Sin embargo, es un títere que ahora tiene mucho poder, y Vanesa es una mujer con un pasado muy oscuro. Me preocupa que haga que mi hijo destruya todo lo que me ha costado mantener por tantos años. Es por eso que te pido que te unas a mí.

—¿A qué se refiere?

—Esto es una guerra, y mi hijo y su mujerzuela creen poder contra mí, pero yo aún tengo un haz bajo la manga

—¿Y qué es?

—A ti...

—¿Yo? —Se sorprende la joven abriendo los ojos de par en par.

—Sí... Tú... Tu eres la esposa de Ares, tienes tantos derechos como él, y con mi apoyo serás imparable. Eres tan bella que podrías hacer que cualquier hombre se rindiera a tus pies, incluso mi hijo. Además, no tienes por qué soportar esa estúpida venganza de la que te quiere hacer partícipe. Tú no eres culpable de nada. Entre tú y yo podemos desenmascarar a Vanesa, y tumbarle el teatro a esa mujer sin que nos lleve a todos a pique.

—¿No es mejor contarle todo a Ares de una buena vez?

—Mi hijo cree que soy una mentirosa, y que su amante es una víctima. Cualquier cosa que le diga ahora pensará que la inventé. Además, esa mujer amenaza con destruir mi reputación.

—¿Incluso si le muestra pruebas?

—Las únicas pruebas que valdrían para Ares, serían las que él mismo encuentre, ya que en este momento debe desconfiar de todos, en especial de mí.

Aurora la mira con preocupación... pensando en que no quiere verse envuelta en otra disputa más de venganza.

—Lo siento, pero no creo que pueda ayudarla. No quiero aumentar la furia de su hijo contra mí. —Le dice, y con una pequeña reverencia con la cabeza, se disculpa y vuelve a lo que estaba haciendo.

Jazmine sale furiosa de la habitación, sin culpar a Aurora, a quien entiende que no quiera tener más problemas con su hijo.

....

Durante semanas, Aurora no hizo más, que permanecer en una pequeña habitación encerrada, por orden de Vanesa que no quería verla rondando por la casa, lo que de cierta manera agradecía para no tener que toparse con Oliver, que la mirada como un león observa un trozo de carne; mientras Jazmine había salido de viaje, diciéndole a todos que era por trabajo, pero la verdad es que estaba buscando al esposo de Vanesa, pues si Aurora no la quería ayudar, usaría su plan C.

Adriana e Isaías, muy preocupados, sin poder ver a Aurora desde que regresó anticipadamente de la luna de miel, se preocupan, ante la constante negativa de la chica, de no querer que la visiten, y tampoco ir hacia ellos, por lo que deciden ir a la casa Walton y ver qué pasa con Aurora.

Al llegar, escuchan que un grupo de empleadas no hacen más que quejarse de la amante de Ares, que no entienden cómo puede vivir en la misma casa que la esposa.

—Disculpen... ¿Qué han dicho? ¿Qué Ares tiene una amante y vive en la misma casa con mi hija? —Pregunta Isaías, bastante descompuesto, y las empleadas de inmediato se asustan, disculpándose por su imprudencia, alejándose de los visitantes.

—Si eso es cierto, te juro que ese insensato me va a escuchar. —Le dice Isaías a Adriana que intenta calmarlo, pues jamás había visto a su padre tan alterado.

Apenas, entra a la casa, Isaías empieza a llamar a Ares a gritos.

—¡¡¡Ares!!! ¡¡¡Ares Walton!!!

—Papá, cálmate. Recuerda que está es la casa de Jazmine, y aunque no esté, debemos respetarla.

—¿Respeto? Respeto es el que exijo para mi hija.

—Eres una víbora. Te juro que si a mi padre le pasa algo te mataré…

Vanesa que se saca como puede del agarre de Aurora, intenta acomodar su cabello.

—¡Tú a mí no me amenazas, monja asesina! —Le grita furiosa por haber sido tan descuidada y confiarse al permitir que Aurora la jalara del cabello, pues jamás imaginó que reaccionaría así y menos que tenía tanta fuerza.

—Aurora… —La llama Adriana, pidiendo que la ayude. —Papá aún respira…

La chica corre nuevamente desesperada hacia su padre, cuando llega Daniel, quien al ver la escena, de inmediato ayuda a las hermanas, mientras Vanesa llama a Ares para acusar a Aurora sin contarle toda la situación.

Al llegar al hospital, Isaías es ingresado a emergencia por paro cardíaco. Adriana, que le agradece a Daniel, por su oportuna ayuda, se preocupa por Aurora, a quien ve por primera vez desesperada sin aferrarse a Dios o sus oraciones. Horas después aparece el médico.

—Familiares del señor Isaías Hermswort.

—¡Nosotros! —Toma la vocería Aurora.

—El señor Isaías es un hombre maduro. Sufrió un infarto, y aunque hicimos todo lo posible, los minutos que pasaron desde que sufrió el paro hasta que llegó aquí fueron vitales.

—¿Murió? —Pregunta la joven temerosa mirando a Adriana, que niega con la cabeza.

—No, pero está en coma. Lo siento, solo nos queda esperar.

Por primera vez, Aurora no ve el lado positivo de las cosas, pero si busca un culpable, y en este caso es Vanesa, quien le hizo daño a la persona que ella más quiere en su vida. Ya una vez perdió a su madre, no quería perder a su padre. Se culpaba a sí misma, por permitir que las cosas llegaran hasta esta instancia. Sabía que no era la culpable de la muerte del hijo de Ares, y aun así, prefirió permanecer al lado de un hombre que permitía que su amante la maltratara a su gusto. Fue una tonta, y jamás se perdonaría que su padre estuviera entre la vida y la muerte.

Saca su teléfono, seca sus lágrimas, y marca el número de la única persona que puede ayudarla.

—Jazmine…

—¡Hola! ¿Pasa algo Aurora?

—Sí. Sí pasa. Dijo que soy su haz bajo la manga para destruir a Vanesa, y hacer que Ares se arrepienta de todo.

—Si… Y…

—Y… Estoy disponible, señora, ¡úseme!

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