DE MONJA A ESPOSA romance Capítulo 21

Al llegar a la habitación, Ares ignora a Vanesa que entra, echa una furia. Centrado en su teléfono, intentando reservar un vuelo de regreso a casa para mañana mismo.

—¡No puedo creer que me dejarás sola para ir a ver a esa zorra! Es increíble que después de tanto tiempo de no vernos, prefieras dejarme a mí. —Se quita la camisa, mostrándole a Ares su cuerpo perfectamente definido.

—Vanesa, no hagas un drama de esto. —Le dice y se acuesta luego de reservar.

—Encima me ignoras. —Le arrebata la sábana.

—¿Qué carajos te pasa? Tenemos que descansar. Mañana debemos viajar…

—¿Viajar? ¿A dónde?

—A casa. Hay un par de cosas que debo aclarar con mi madre. —Vanesa traga en seco, al pensar en que quizás la policía o Joseph la están buscando, y tal vez alguien pueda reconocerla al regresar.

—¿Nos iremos tan pronto? ¿Y mis maletas? No creo que pueda viajar contigo mañana. No estoy preparada.

—No tienes que estarlo. Yo me haré cargo de todo. Si es por tu ropa, te compraré nueva, pero mañana vendrás conmigo, o de lo contrario creeré que me estás mintiendo, o que tienes algo que ocultar…

Simula una sonrisa, intentando despistar a Ares.

—Claro que no. Mañana mismo viajaremos, amor… pero ahora, ¿podrías consentirme? Necesito de ti. —Se le sube encima a horcajadas, moviendo sus caderas de forma sensual, intentando excitarlo, pero la verdad es que después de ver el cuerpo de Aurora, Vanesa ya no le parecía tan atractiva.

—Lo siento, Vanesa. Estoy algo cansado. Por favor, entiéndeme. —La ayuda a bajarse, y se gira a medio lado, dándole la espalda.

***

Sin entender muy bien que ha pasado hace tan solo unos instantes, Aurora permanece de pie. Pensando en las hirientes palabras de Ares que jamás pensó que le afectarían tanto.

—A veces, no sé, si puedo seguir con esto. Ni siquiera sabía que la señorita Vanesa aún estaba aquí… ¡Ja! —Recuerda a su hermana, y como siempre la regaña por llamar “señorita” a Vanesa. —Es cierto, ¿cómo puedo seguir llamándola "señorita"?, cuando no es más que una víbora. ¡No entiendo por qué acepta que se quede con él, después que lo abandonó, mientras yo estoy aislada como si fuera una empleada siendo su esposa! ¡¡¡Cómo odio a esa mujer!!! —Por primera vez, se queja la chica, expresando algo de ira por Vanesa y Ares.

Respira un par de veces, y luego ella misma ríe con tristeza.

—¡Vaya!… Ni siquiera sabía que tenía tanto resentimiento dentro de mí… —Cae sentada en la cama acariciando su brazo, recordando cuando Ares también lo acarició, descubriendo que su corazón empieza a acelerarse sin control, para luego terminarse de vestir, acostarse en la cama y quedarse dormida boca abajo, pues es en la única posición donde no duele tanto su espalda.

A la mañana siguiente, al despertar, encuentra un analgésico, y una nota sobre su cama.

*Regresaremos a casa. Arregla tus cosas que salimos en una hora.

De inmediato se toma la pastilla, que minora en gran medida su dolor. Prepara las pocas cosas que tiene en su rota maleta, que repara con algo de cinta y espera en la sala de pie, hasta que su esposo y su ahora amante bajen.

Ese día, tuvieron un viaje bastante extraño, pues Ares y Aurora se percataron de inmediato de la actitud tan sospechosa de Vanesa, que aseguró tener mucho frío ese día, por lo que iba cubierta de pies a cabeza con un gran gabán negro, gafas y sombrero, haciendo que Ares se sintiera avergonzado; sin embargo, fue Aurora quien terminó en clase turista, mientras ellos en primera clase.

Al llegar a casa de Jazmine, Ares prepara todo para recibir a su madre, mientras Aurora se muere por visitar a su familia, a quienes les avisa que ya ha llegado, por lo que su padre no tarda en querer ir a visitarla, pero por miedo a la reacción de Ares, la joven le pide que tenga paciencia, asegurandole que ella irá pronto a verlos.

—¿Preocupada? —Le pregunta Oliver, apenas cuelga el teléfono, apareciendo detrás de Aurora, quien lo mira algo inquieta, pues por alguna razón, su presencia le da miedo, incluso más que Ares.

—¿Disculpe? —Pregunta la chica tímidamente

—Parecías preocupada después de colgar el teléfono. ¿Tu padre?… ¿No quieres que venga a visitarte? —Comenta intentando empezar una conversación con Aurora que lo mira con sorpresa recordando que es el primo de Ares, a quien vio en su boda.

—No es eso. Es solo que acabamos de llegar y aún tengo equipaje que desempacar. —Intenta seguir su camino, pero Oliver sigue hablando.

—Eso deberían hacerlo las empleadas. No tú, que eres la esposa de Ares. Quien, por cierto, lleva varios minutos en el estudio de la tía Jazmine con esa otra mujer con la que las empleadas dijeron que llegaron. ¿Quién es? ¿Acaso es un familiar tuyo? ¿O, una amiga?, ¿no te dan celos que esté con ella y no contigo?…

Aurora suelta un gran suspiro y lo mira por primera vez.

—Señor, disculpe si paso por grosera, pero cualquier duda que tenga, sobre mi esposo, debería preguntarle a él. ¡Buen día! —Se retira, y en el pasillo, le pregunta a una de las empleadas que le indique la habitación donde han puesto sus maletas. De camino a la habitación, no puede evitar sentir algo de incomodidad al saber que Ares no le importa estar con Vanesa y que todos se den cuenta. De pronto, se encuentra con Eva, que pasa por su lado y la golpea con su hombro.

—¡¡¡Ay!!! Perdón, no te vi. —Le dice y se ríe, siguiendo su camino, pero no es algo que moleste a Aurora, ya que es la primera vez que ve a la joven, y asume que fue algo no intencional. Por fin llega a la habitación, y desempaca todo, organizando incluso la ropa de Ares que estaba en las maletas, sintiendo curiosidad de las acciones de su esposo y de Vanesa.

***

Jazmine, que llega junto con Oliver, pasa directamente al estudio, sin siquiera fijarse en que Aurora estaba en la sala, hablando por teléfono.

Al abrir las puertas de su estudio observa a Ares sentado sobre su silla muy concentrado, observando unos papeles en su mano; y a Vanesa con una copa de whisky en la mano, de pie frente a la ventana, observando la vista.

—¿Qué carajos hace esta mujer aquí? ¿Y Aurora? —Pregunta Jazmine, llamando la atención de su hijo y su enemiga.

—¡Aquí las preguntas las hago yo mamá! Así que te aconsejo que empieces por explicarme, ¿por qué amenazaste a Vanesa para que me dejara?

—Simple. Porque es una zorra, y una delincuente, y no quería a una mujer de su calaña involucrada con mi hijo.

—¡Respeto, señora! —Le exige Vanesa.

—¡Ja! No me hagas reír, ladrona de poca monta...

—Hablas con mucha seguridad madre... —

Interviene Ares, al ver que Vanesa parece cada vez más nerviosa. —Parece que sabes algo que yo no...

—Sí. Hay algo que yo sé y tú no. —Afirma Jazmine, adentrándose en el estudio, dando pasos firmes haciendo sonar sus tacones con seguridad.

—¡Ja!, Veo que viniste preparado para castigarme por haberte ocultado información...

—¿Qué puedo decir?... después de todo...

Soy tu hijo. Tú harías lo mismo...

—Muy bien. Firmaré, ¿pero eres consciente, de que está sucesión, confirma el traspaso de acciones de la empresa que heredaras, pero al estar casado, la mitad de todo lo que recibas le pertenece a Aurora? —Escuchar esto, molesta a Vanesa.

—De Aurora me encargo yo...

Jazmine toma asiento, y sin dudarlo, firma el documento.

—¡Listo! —Dice y entrega el documento a Ares.

—También quiero que prepares el traspaso de la presidencia de la empresa.

—Ok.

—Y te aviso de una vez, que Vanesa también vivirá aquí con nosotros.

—Sobre mi cadáver...

—Suegrita... No diga eso, esas cosas son muy feas... Además, (Menea el teléfono de un lado a otro) piense que le haré compañía.

—Si ella vivirá aquí, ¿qué pasará con Aurora?

—Seguirá siendo mi esposa, gracias a la cláusula ridícula de separación que colocaste en el contrato prenupcial, pero solo lo será en papel. Dormiremos en cuartos separados, y te advierto que le haré pagar la muerte de mi hijo, ya que ella fue quien lanzó a Vanesa de las escaleras.

Jazmine se levanta y mira a su hijo por última vez.

—Puedes adueñarte de la empresa, después de todo sería tuya por ser mi único hijo. Puedes quedarte en esta casa y vivir con esta zorra, y creer que me castigas, ¡no me importa! También puedes seguir haciendo el papel de imbécil, y terminar de decepcionar a tu madre, pero óyeme una cosa Ares Walton. Yo te crie y te hice ser lo que eres ahora, ¿y sabes por qué?, porque soy tu madre, y con todo el amor intenté educarte lo mejor que pude y hacerte un hombre de bien, y con el mismo amor, puedo destruirte y hacer que reconozcas tus errores. Cada cosa que hoy le haces a tu madre por esta poca cosa (señala a Vanesa que le sonríe con descaro) la pagarás.

—Toda acción merece una reacción. Tú me lo enseñaste, mamá.

—Es cierto... Yo te lo enseñé, y veo que has aprendido bien, hijo mío.

Jazmine se gira sobre sus tacones y empieza a caminar hacia la puerta.

—¡Ah!... por cierto, una última cosa... —Se gira y observa a su hijo que le presta atención, seguro de que está haciendo lo correcto. —No sé de dónde sacaste que Aurora es la culpable de la muerte del hijo que esa mujer tenía en el vientre, pero no intentes nada en su contra, o te juro que yo misma me encargaré de que ella sea quien los destruya a ambos.

Sale de allí con la cabeza muy en alto, y Ares mira a Vanesa, esperando una explicación acerca de todo lo que dijo.

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