DE MONJA A ESPOSA romance Capítulo 49

—Estás exagerando hijo. Yo simplemente quería asegurarme de que no cometiera una locura. Cuando llegué, la encontré como loca, muy afectada por el deceso de Oliver...

—¿Cuándo llegaste? ¿Y a dónde fuiste tan temprano mamá?

—Una emergencia...—Responde tajante Jazmine

—Tú dijiste que mi hermano te había llamado tía... —La delata Eva.

—Sí... Es verdad

—¿Entonces tú si sabías del paradero de Oliver? —Intenta acorralarla Ares

—Es mi sobrino. No podía dejarlo tirado.

—¿Y también fuiste quién le dio la orden de atacar a Aurora?

—Qué? —Comenta para sí misma Eva, que no entiende a qué se refiere Ares.

—¿De qué estás hablando? El sí me llamo está madrugada, pero me dijo que se había metido en un lío y que necesitaba que lo ayudará, no le dijo cuál, pero no tuve tiempo de ir a verlo.

—¿Y entonces a dónde fuiste tan temprano en la mañana? —Le pregunta Ares nuevamente.

—Ya te dije que es algo personal...

—¿A dónde fuiste mamá?

—Fui con Reginald... Ok...

—¿Con tu doctor? ¿Tan temprano? ¿Y para qué?

—Estoy enferma... no quería contarte, ni que nadie se enterara, pero es grave, y si no me crees puedes preguntarle a él. —Jazmine muestra una cara de decepción a su hijo. —No puedo creer como te atreves a desconfiar de mí de esa manera. ¡Soy tu madre por Dios!

—Mamá... No es así, es solo que tienes que admitir que has estado actuando muy extraño.

—Tal vez es cierto, pero es por mi enfermedad. Quería que fuera algo que yo manejara sola, sin preocuparte a ti o a Daniel, pero ya veo que te preocupas más por otras personas. —Se muestra enojada y ofendida Jazmine, lo que pone a dudar a Ares, pues su madre hace días sufrió un desmayo y quizás no era una mentira lo de su enfermedad...

—Mamá yo... —Lo interrumpe de inmediato.

—No te preocupes. Es evidente que mi propio hijo cree que soy una mala persona. Sin embargo, quiero hacer un llamado a la calma, no deberías llevarte a Eva así. Además, ¿a dónde vas a llevar a la chica?, ¿a tu apartamento?

—No mamá, a mi casa.

—¿Tu casa?

—Sí. Es una decisión que tome hace poco, pero me iré a vivir con Aurora…

—¿Qué, qué?

—¿Por qué te sorprendes? Deberías estar feliz, después todo eso era lo que querías ¿no? Qué estuviera más cerca de mi esposa. Además, no quiero dejarla sola.

—¿Ahora piensas convertirte en su guardaespaldas?

—Es mi esposa mama. Seré su empleado si es necesario.

—¡Ja!... Últimamente, tu interés en Aurora es de no creer. Muy bien, no me opondré a qué Eva se vaya contigo. Después de todo, solo deseo que esté bien. Sin embargo, no se irá con nada de lo que adquiriera en esta casa. Me ha ofendido, y se está comportando como una desagradecida.

—Mamá, Eva no lleva prácticamente nada.

—Eso es algo que yo no sé... ¡Revísenla! —Les ordena a sus hombres, y Ares se interpone. —Si no dejas que la revisen, entonces no saldrá de aquí...

—¿Por qué actúas así mamá? ¿Qué ganas con someterla a semejante humillación?

—¿Humillación? ¡Ay por Dios! Simplemente, me aseguro de que no me robe. ¿O acaso crees Eva, que no sabía que tú y tu hermano robaban dinero de mi empresa en la sede de Inglaterra?

—¿Eso es cierto, Eva? —La mujer que baja la mirada avergonzada, guarda silencio afirmando lo que dice Jazmine.

—¡Lo siento! Pero por favor, no me dejes aquí, te lo ruego...

Ares, que la ve temblorosa y asustada, toma una decisión.

—Muy bien mamá, que la revisen

—¿Ares? —Lo mira Eva asombrada.

—Puedo sacarte de aquí, pero frente a mi madre no puedo quitarte la etiqueta de ladrona, así qué tú decides ¿o te revisan y vienes conmigo? ¿O te quedas aquí?...

Eva qué asiente, y se aleja de él, abriendo los brazos para indicar que permitirá qué la revisen, empuña en su mano derecha con fuerza la USB qué su hermano le pidió que guardara muy bien.

El hombre de Jazmine qué lo único que encuentra es sus documentos de identidad en el bolsillo de su bata y la USB empuñada en su mano que le quita a regañadientes, le muestra a Jazmine.

—Entrégale sus documentos... —Le ordena la mujer

—¿Y la USB? —Pregunta Eva

—Me quedaré con ella, no quiero pensar que aquí tienes información sobre mí, o algo con lo que puedas estafarme nuevamente.

—No, pero es que esa USB me la dio mi hermano.

—Pues con mayor razón. —Se va Jazmine a su habitación y Ares lleva a Eva a la casa de Aurora.

...

Al llegar a la casa, Ares baja del auto con Eva que parece muy avergonzada.

—Yo no sé si debería estar aquí... No fui buena con Aurora y venir a su casa... Creo que debería irme...

—¿Y a dónde te vas a ir? No tienes dinero, familia, amigos o un lugar donde quedarte...

Aurora, que había visto el auto de Ares, llegar, baja de inmediato, a ver qué pasó. Al abrir la puerta, se encuentra con Eva y con Ares, que la mira con ojos suplicantes.

—No sabía a dónde más llevarla. —Le dice a su esposa, y Aurora no entiende qué pasa, pero por las fachas de Eva, y teniendo en cuenta que su hermano acaba de morir, apelando a su buen corazón, se acerca a ella y sin preguntar nada la invita a seguir.

—Vamos adentro, no es bueno que te quedes aquí afuera...

Eva, que no sabe cómo reaccionar, le hace caso y mira a Ares, que asiente, sintiéndose muy orgulloso de lo maravillosa que es Aurora.

Al entrar a la casa, Aurora le pide a Blanca que ayude a Eva, dándole ropa, una habitación que esté en condiciones, algo de comer, y cualquier otra cosa que ella necesite.

Aurora, que estaba lista, para irse a trabajar, le pide a Ares finalmente una explicación, aprovechando que Eva no estaba.

—¿Qué ha pasado?, ¿por qué la has traído aquí?

—¿Te molesta?

—Sí. Aunque no puedo decir lo mismo de mi mamá.

—¡Mmmm!... Veo que al final si se animó a contarte. No imagino como debe estar Daniel

—Sí... Me dijo sobre su enfermedad, pero Daniel está de viaje, el aún no sabe nada. Regresa en un par de días.

—Bueno... no debió ser fácil para ti enterarte, imagino que por eso estás aquí... —Ares sigue el hilo de la conversión, intentando descubrir que tan grave es la enfermedad de Jazmine.

—Sí... apenas ayer lo supe, y me gustaría saber que tan grave es realmente...

El doctor que se recuesta en su asiento, empuñando la boca con preocupación, suelta un largo suspiro.

—Ares... En este caso, no creo que se trate de que tan grave es... Más bien... de cuánto tiempo le queda...

—¿¡Qué!?

—Sí... Ella no te lo dijo...

—Dijo que era grave, pero no qué tanto... —Se levanta de su asiento Ares, que no sabe cómo asimilar lo que el médico le acaba de decir.

—Lo siento hijo de verdad...

—Doctor... algo tenemos que hacer... Mi mamá no puede estar desahuciada.

—Lo siento. Es un tumor muy difícil de operar...

—Esto no puede estar pasando... Cuánto tiempo... Dígame...

—No lo sé Ares... Tal vez unos 5 meses, como mínimo... 1 o dos años máximo... Dependiendo de que tan rápido avance la enfermedad. —Ares que sale como un loco del consultorio, lo único que se le ocurre es llamar a Aurora, quién acababa de llegar a la oficina.

—Ares... ¡Hola! ¿Paso algo?

—Se está muriendo... —Dice el hombre que por alguna razón no es capaz de llorar.

—¿Quién?

—Mi mamá... Aurora… Mi mamá se está muriendo...

—¿Estás seguro de lo que me estás diciendo?

—Acabo de hablar con su médico y me siento tan mal... la juzgue... la culpe... he desconfiado de ella... he sido un mal hijo...

—No... no seas tan duro contigo. Aún hay tiempo de enmendar tus errores. Aún está con vida y puedes aprovechar para ser el hijo que ella siempre quiso que fueras. Para darle un poco de alegría en el tiempo que le queda. Aprovecha y habla con el doctor. Pregúntale qué puedes hacer para hacer su vida más amena.

—¿Y crees que Jazmine Walton dejara que yo haga eso por ella?

—Sí... Claro que sí... por qué eres su hijo.

—Gracias, Aurora... No sé por qué, pero en ti fue en la primera persona en que pensé. Le das tanta paz a mi vida. —Comenta y cuelga haciendo sonreír a la chica que se arrepiente de inmediato de estar feliz por las palabras de Ares, pues a pesar de la situación, no puede olvidar todo lo que le hizo.

Ares, que regresa al consultorio de Reginald, por consejo de Aurora, se arrepiente de abrir la puerta, cuando escucha al doctor hablar con su madre.

—Si ya le contaste lo de tu enfermedad, ¿por qué no le cuentas la verdad Jazmine?... Ya sabes que yo no diré nada, me he mantenido en silencio durante los últimos 28 años, pero incluso hasta el último de tus días, seguiré insistiendo en que Ares merece saber por qué Octavio lo odiaba... No es justo que pase toda su vida creyendo que su padre no lo quería... Pues la verdad si yo fuera él, si me gustaría saber la verdad... Él es adulto, sabrá comprender, piensa en que tú le hiciste un favor adoptándolo, después de todo, nunca se sabe cómo hubiera sido si vida si tú no lo hubieras acogido...

Ares no podía creer lo que escuchaba... Era como si su vida se estuviera desmoronando a pedazos. No había terminado de asimilar que perdería a su madre, cuando accidentalmente se enteraba de que esa mujer ni siquiera era su verdadera madre... ¿Acaso todo lo que le estaba pasando era un castigo por todos sus errores del pasado?

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