Elena llevaba años de noviazgo, con quien sería el hombre de sus sueños; sin embargo, la profesión demandante, qué había escogido, estaba haciendo estragos en su relación. Octavio y ella, últimamente poco se veían, y cuando lo hacían, peleaban la mayor parte del tiempo, pues Octavio Walton, realmente la amaba, pero era un hombre demasiado exigente, y jamás pensó que apoyar a Elena en su carrera, los alejaría de cierta manera...
Jazmine había aprovechado la amistad con Elena, fingiendo interés en su vida, luego de salir de la clínica. La visitaba con frecuencia, aunque ella siempre estaba ocupada con pacientes. Aprovechó cada momento, cada situación, simulando intentar ayudarla a rescatar la relación del hombre con el que se casaría, para meterse en su cama, en una noche de copas, dónde todo lo que planeo salió a pedir de boca. Después de esa noche, lo amenazaba con contarle todo a Elena, y Octavio, que no era un tipo fácil de manejar, hizo caso omiso a las advertencias de Jazmine, que terminó fingiendo un embarazo, y amenazando con un escándalo mediático, contándoles a sus padres una versión bastante distorsionada de los hechos, que obligaron al hombre a casarse con Jazmine que quedó frente a los padres de ambos como una víctima, despojada de su virtud en una noche de copas por un hombre infiel y sin sentido de la prudencia. Era claro que los Walton, preferían un matrimonio arreglado con una familia de políticos en ascenso, a un escándalo en los medios, dónde se tildara a Octavio de abusador, infiel o irresponsable.
Jazmine fue la encargada de darle la noticia a Elena, quién no entendía la situación, pues según la versión que le dio su supuesta amiga, hace mucho estaban en una relación a escondidas de ella, por qué se habían enamorado locamente el uno del otro, sin poder evitarlo. El refugio de Elena, fueron los brazos de Isaías Blanchett, su mejor amigo, hijo de una familia de banqueros, no tan prominentes como la Familia Hermswort y los Walton, pero era una excelente persona, así que no dudó en ser su paño de lágrimas. Desde que conoció a Elena en la escuela, estuvo enamorado de ella, pero cuando supo de su noviazgo con Octavio, decidió darse una oportunidad con Eloise, quien estaba loca por él, pero era demasiado celosa, por lo que no fue una relación duradera. Con Octavio mantenía una relación más bien de cordialidad por respeto a su amiga, siempre la apoyó, y estuvo a su lado en los momentos difíciles, incluso cuando decidió casarse con Jazmine lo que hizo que una bola de chismes se armará en torno a ese matrimonio, qué fue disipado por los Walton, qué decidieron romper amistad con los Hermswort y afirmar qué el compromiso entre Elena y Octavio, hace mucho estaba roto, gracias a la misma Elena, qué fue quien terminó todo, cuando decidió ocuparse de su carrera y no de su prometido.
—Elena, ¿Estás bien? —Le pregunta Isaías a la mujer a quien había acompañado a ver de lejos a los novios ya casados, saliendo de la iglesia, pues no se atrevió a entrar, a pesar de que Jazmine le envió una invitación, pues ellas seguían teniendo contacto, ya que Jazmine la llamaba para contarle sus cosas, hablarle de su novio o pedirle consejos. Sin embargo, si bien era cierto, qué Elena estaba dolida, no culpaba a nadie. Creía que Jazmine era inmadura, y por eso actuaba así, pero eso no la hacía mala; mientras que Octavio, tomo su propia decisión de dejarla porque ella deseaba centrarse en su carrera antes de casarse, y pese a tantos años de estar juntos, entendía que el amor se le pudo acabar. Nadie está obligado a amar a nadie, ni a estar con alguien a quien no quiere. Elena era demasiado madura para entender la situación, por eso, Octavio, cuándo quiso buscarla un par de veces, fue rechazado desde el primer saludo, debido al respeto que se tenía por sí misma. Ya había sido plantada, engañada y humillada, no valía la pena, pelear por un amor que evidentemente no era tan fuerte. Quizás Jazmine le había hecho un favor... Tal vez lo mejor que pudo hacer en la vida fue no casarse con él, por eso había ido a la boda, por eso estaba dispuesta a acompañarlos en ese día tan especial para las personas, pero incluso su madurez, no le permitió resistir el dolor de sentir que era ella la que debía casarse.
...
Jazmine quien durante la luna de miel, no pudo embarazarse, fue al médico y fingió un aborto, al enterarse de que jamás podría ser madre. A su regreso, Octavio aceptó su realidad, y empezaba a presionar a Jazmine por un heredero, debido a que él era presionado por su familia, pero... ¿Cómo decirle que no podía tener hijos?, No podía hacerlo, eso era casi un suicidio. Todo el apoyo que tenía, dependía de ese heredero que todos esperaban. Así que usó sus encantos con Reginald Farfán, para que este jamás revelara el secreto de su esterilidad, y resultó ser un hombre muy útil, pues soluciono su problema al ayudarla a fingir por casi 8 meses un embarazo, luego de más de un año de matrimonio, y la contactó con una empresa latinoamericana de adopción, donde no tuvo la necesidad de dejar evidencias o registros, gracias uso que hizo por primera vez del dinero a manos llenas que tenía por ser la señora Walton, y entonces, aprendió que todo se podía resolver con dinero. Fingió dar a luz, en un viaje que hizo por Latinoamérica, asegurándole a su esposo que se había adelantado su parto. A Octavio Walton lo único que le interesaba era tener un niño sano, pues realmente no estaba enamorado de Jazmine, sino de Elena, y a diario se arrepentía del error tan grande que cometió. Ya estaba casado, y su familia solo deseaba un heredero. A veces, se tiene que hacer lo que se debe y no lo que se quiere, eso pensaba, así que jamás se tomó la molestia de demostrarle a su esposa, amor o comprensión. Él no la amaba, y ella lo sabía, así que se convirtió en un hombre amargado, interesado solamente en su trabajo, por eso jamás sospechó nada de Jazmine, y como hacerlo?, confiaba plenamente en Reginald, y jamás fue presencialmente a una cita o a una ecografía, porque simplemente no se sentía cómodo. Jazmine hacia lo que le placía, y todo gracias a que su marido no le prestaba la más mínima atención. La irritaba un poco qué eso pasara, pero era tan buena controlando sus emociones y reprimiendo todos sus sentimientos, que Octavio simplemente asumía qué para ella todo estaba bien, y por el sentimiento de culpa, qué de cierta manera sentía por no quererla, la dejaba gastar dinero a su antojo, y nunca le prohibía nada. Ni siquiera hacer un viaje, en estado de embarazo, donde compró al hijo de una chica, campesina, que pensaba darlo en adopción mediante la empresa que Reginald le había recomendado, pero que finalmente ella convenció de entregarle una buena suma, para que terminara entregándoselo a ella directamente, sin registro de nada que pueda indicar que no es su hijo.
A su regreso, ese niño lo cambió todo, conocerlo fue maravilloso para Octavio Walton, era como si tuviera una razón, un motivo. Lo llamó Ares, porque creía firmemente en que sería todo un guerrero, y no esperaba menos de su hijo. Durante años, lo amó y lo vio crecer orgulloso, hasta que un día, uno de sus amigos, hizo un comentario acerca de que el niño no se parecía a él, lo que le generó duda, pues, él era, rubio, ojiazul, con una tez extremadamente blanca, mientras que Ares, tenía el cabello y los ojos negros, de piel no tan blanca y con facciones más robustas, qué tampoco eran características de Jazmine. Sin pensarlo, hizo una prueba de ADN, y no sabiendo cómo abordar la noticia, pensando que Jazmine lo había engañado, teniendo un hijo de otro, se alejó, buscando refugio en los brazos de Elena, su antiguo amor, que también quería escapar de un matrimonio decadente, con Isaías, de quien se había terminado enamorando en el pasado, por su ternura, y paciencia para con ella, pero que después de 5 años, por un momento consideró qué había sido su peor error. Isaías había adoptado el apellido Walton, y empezó a administrar la fortuna de una de las familias más prestigiosas, dejándose deslumbrar por tanto dinero, perdiéndose en el despilfarro, gastos desmesurados y la vida de apariencias, descuidando a su esposa a quien le exigía a diario qué dejara su carrera y se convirtiera en una mujer digna de mostrar en sociedad. Era mal negociante, todos sus negocios eran un fracaso, pero administraba tanto dinero que pensó que jamás se le terminaría.
Ese día, Ares encontró a sus padres pelear fuertemente y entonces intervino intentando defender a su madre, recibiendo una paliza con una fusta de cuero qué le costaron varios latigazos en la espalda, dejando en él cicatrices de por vida que terminarían siendo cubiertas por un enorme árbol de bambú, qué Jazmine obligó a que se tatuara.
Octavio, cansado de tanta m****a, soportó un año más... Ares se había inscrito en un internado, y Jazmine gastaba su dinero a manos llenas, sin que nadie se lo impidiera, porque amenazaba una y otra vez con armar un escándalo y sacar a la luz el romance extramarital, entre él y Elena, perjudicando gravemente la memoria de Elena, a quien lloraba a diario. Todo había dejado de importarle, hasta que un día vio a la pequeña Aurora, ya crecida, y entonces se fijó en lo parecida qué no solo era a Elena, sino también a su bisabuela. Averiguo su cumpleaños, y se asesoró con un médico para sacra cuentas, y con la convicción de que Aurora si era su hija, sin pensarlo, cambio su testamento, dejando a Jazmine sin nada, y sintiendo un poco de lástima por el hijo de un desconocido qué llevaba su apellido. Martín, el chófer de Octavio, qué tuvo que había escuchado a su jefe hablar algo sobre cambiar su testamento, de inmediato le informó a Jazmine, que no podía permitir que su esposo hiciera eso, reclamándole al hombre que no negó que lo haría, amenazándola con dejarla en la calle. Lo que la llevo a perder la cabeza, y todos esos sentimientos reprimidos durante años, salieron a flote, haciendo que esa noche, luego de regresar a casa, mientras todos dormían, cortara los frenos del auto, de quién últimamente no le servía para nada, ni siquiera para generar más dinero. Octavio solo le estorbaba, y por nada del mundo planeaba permitir qué una zorra como Elena, aun después de muerta, le jodiera la vida.
A la mañana siguiente, Octavio salió muy temprano a casa de Isaías dispuesto a exigir una prueba de paternidad, cosa que nunca pudo hacer, porque sufrió un fatal accidente, muriendo él y su chófer en el acto.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: DE MONJA A ESPOSA